Un estudio realizado en Portugal revela una tasa de positividad del 59,7 % para la leishmaniosis canina

La leishmaniosis canina (CanL) es una enfermedad transmitida por vectores causada por parásitos protozoarios del género Leishmania, que afecta considerablemente la salud pública humana y veterinaria a nivel mundial. La enfermedad se observa predominantemente en la región mediterránea, América del Sur y Central y territorios asiáticos.

Los vectores (flebótomos) están influenciados por diversas condiciones climáticas. Esto determina la prevalencia de la enfermedad y su distribución espacial, destacando la compleja interacción entre la disponibilidad del vector, la susceptibilidad genética del huésped y la exposición ambiental.

Clínicamente, CanL se manifiesta con un amplio espectro de signos clínicos, que van desde lesiones cutáneas y disfunción renal hasta afectación sistémica, complicando así su diagnóstico y manejo terapéutico. Estudios previos han explorado la correlación entre los parámetros clinicopatológicos y otros factores epidemiológicos, como la edad, demostrando que los perros jóvenes desarrollan anomalías sistémicas, renales y hematológicas con menor frecuencia en comparación con los perros mayores, mientras que los signos dermatológicos son más comunes en perros jóvenes y adultos.

Las principales anomalías clinicopatológicas incluyen hiperglobulinemia, hipoalbuminemia, anemia no regenerativa leve a moderada y proteinuria leve a grave. La heterogeneidad en la presentación clínica está estrechamente asociada con la virulencia de la cepa de Leishmania infectante, el estado inmunológico del huésped y el potencial de coinfecciones con otros patógenos transmitidos por vectores, lo que puede complicar aún más el escenario clínico.

INFLUJO DE LA EDAD SOBRE LA ENFERMEDAD

La expansión de la distribución geográfica de CanL en los últimos años se ha acelerado notablemente por el cambio climático, la mayor movilidad animal a través de las fronteras internacionales y las tendencias de urbanización, todo lo cual contribuye a la ampliación de los hábitats de los vectores y las posteriores alteraciones en la dinámica de transmisión de enfermedades.

Así, el objetivo de una investigación realizada en Portugal ha sido presentar una actualización de los patrones de distribución y la interacción entre los parámetros epidemiológicos y clinicopatológicos de CanL en la población canina portuguesa durante un período de 15 años (2009-2023) y determinar posibles asociaciones y correlaciones entre diferentes variables relacionadas con esta enfermedad.

De los 2801 animales incluidos, el 38,8 % dio negativo (n = 1129) y el 57,5 % dio positivo ( n = 1672). En cuanto a la raza, la población de estudio comprendió animales de 83 razas de perros diferentes, pero los autores no pudieron encontrar evidencia suficiente de una relación significativa entre la raza del perro y los resultados negativos y positivos.

No obstante, respecto a la edad, los autores comprobaron que esta si influye en la probabilidad de resultados positivos en la prueba serológica, mostrando los grupos de edad adultos y mayores una mayor incidencia de seropositividad que otros.

“El análisis de los datos revela diferencias fisiológicas significativas entre los grupos en función de diversos marcadores sanguíneos y bioquímicos, destacando la influencia de la edad y las condiciones específicas en estos parámetros”, han comentado.

GAMMAGLOBULINAS Y PROTEÍNAS TOTALES

Así, los datos revelan correlaciones significativas entre varios parámetros hematológicos y bioquímicos y la seropositividad a Leishmania. Las gammaglobulinas (GAMMA) y la proteína total (TP) muestran correlaciones positivas fuertes y moderadas, respectivamente, mientras que la urea (UREA) y la creatinina (CREA) muestran correlaciones positivas más débiles. Por el contrario, explicaron que los monocitos (MON), los basófilos (BASO), la alanina aminotransferasa (ALAT), los eosinófilos (EOS), los neutrófilos (NEU), los leucocitos totales (WBC), las plaquetas (PLT), la albúmina (ALB) y el volumen celular concentrado (PCV) muestran correlaciones negativas significativas con la seropositividad. “La tendencia general indica que los perros seropositivos a Leishmania tienden a tener niveles más altos de gammaglobulinas y proteína total, pero niveles más bajos de varios otros parámetros hematológicos y bioquímicos”. Esto sugiere, comentan, “una interacción compleja entre la edad, la respuesta inmunitaria y la susceptibilidad a la enfermedad”.

En resumen, en el análisis muestra una tasa de positividad del 59,7 % para los anticuerpos de Leishmania, lo que indica una distribución generalizada de la enfermedad, posiblemente influenciada por cambios en la circulación del parásito debido al cambio climático.

Sin embargo, estos hallazgos indican que pueden no representar la seroprevalencia real en la población canina general, ya que “los perros incluidos pueden estar sesgados porque las muestras presentadas provienen de animales con una mayor sospecha de Leishmaniosis que la población general”.

Asimismo, consideran que “cabe destacar que este estudio destaca el valor diagnóstico del examen de los índices de albúmina y globulina, ya que el porcentaje de albúmina y el índice albúmina/globulina (ALB/GLOB) muestran correlaciones negativas moderadas con la evidencia serológica de infección”.

En conclusión, el estudio “esclarece los complejos patrones de seroprevalencia y los marcadores bioquímicos asociados con la infección por Leishmania, lo que subraya la necesidad de adoptar un enfoque sofisticado para el diagnóstico, la vigilancia y el tratamiento de la enfermedad”.

Estos hallazgos, indican, “enriquecen significativamente el conocimiento actual sobre Leishmania y abogan por un enfoque que integre esfuerzos de investigación localizados dentro de un marco de Una Salud para abordar de manera eficiente el impacto multifacético de la enfermedad”.

MEDIDAS DE PROTECCIÓN FRENTE A LA LEISHMANIA

Conscientes de la importancia de los tratamientos antiparasitarios para proteger a las mascotas y a las personas de la enfermedad, son varias las empresas que ponen a disposición de veterinarios y dueños una amplia gama de productos.

MSD Animal Health recomienda Scalibor®, el collar para perros de actividad repelente frente al flebotomo con una eficacia de hasta el 98 % durante 12 meses.

Asimismo, Virbac ha desarrollado Effitix®, un antiparasitario externo para perros que se aplica mediante pipetas muy fáciles de usar que marcan la diferencia, porque “mientras otras pipetas actúan durante 3 semanas, Effitix® ofrece cuatro semanas de protección frente a los principales parásitos”, explican desde la compañía. En formato collar cuentan con Prevendog®, que protege al perro frente a las picaduras de flebotomos (12 meses), mosquitos (6 meses) y garrapatas (6 meses).

Advantix®, de Elanco, es un antiparasitario externo para perros formulado con dos sustancias activas, imidacloprid y permetrina, que actúan de forma combinada proporcionando una amplia cobertura frente a pulgas, garrapatas, flebótomos, mosquitos, piojos y moscas de los establos. Este tratamiento mensual fácil de aplicar, protege a perros a partir de 1,5kg y a cachorros a partir de las siete semanas de edad. Elanco cuenta también con Seresto®, el collar que libera de pulgas, garrapatas y reduce el riesgo de leishmaniosis canina hasta 8 meses, gracias a su tecnología de liberación de principios activos.