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Advierten que el cambio climático provocará que la leishmaniosis canina colonice nuevas áreas en España
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Advierten que el cambio climático provocará que la leishmaniosis canina colonice nuevas áreas en España

Dentro de todo el territorio peninsular e insular de España y Portugal, la mayor parte de su superficie se considera endémica. En España, las seroprevalencias notificadas oscilan entre el 0,86 y el 24,66%, con las notificaciones más altas en sur y costa mediterránea
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Las enfermedades zoonóticas transmitidas por vectores plantean importantes desafíos para la salud de animales y humanos.

Las enfermedades zoonóticas transmitidas por vectores plantean importantes desafíos para la salud tanto de los animales como de los seres humanos, y representan el 61 % de las enfermedades humanas de origen zoonótico. Estas enfermedades son cada vez más prevalentes en todo el continente europeo debido a la globalización y el cambio climático. Factores como el aumento de las temperaturas, el movimiento de vectores, el aumento de la migración y el turismo que involucran a personas y animales infectados, y las medidas inadecuadas de control de enfermedades, entre otros factores, contribuyen a esta tendencia.


La leishmaniosis canina se erige como una enfermedad zoonótica transmitida por vectores causada por Leishmania infantum, un parásito protozoario que afecta tanto a animales como a humanos, siendo el perro el principal reservorio doméstico. Sus principales vectores en la Península Ibérica son las especies Phlebotomus perniciosus y Phlebotomus ariasi. Estos, al alimentarse de sangre del huésped definitivo, ingieren amastigotes (forma tisular), que luego se desarrollan a promastigotes (forma infectiva) en el intestino del vector y posteriormente migran a la probóscide. Este proceso depende de la temperatura, aumentando logarítmicamente el porcentaje de flebótomos infectados por L. infantum entre 10 y 30 °C, el rango de supervivencia del vector.


En Europa, los países ubicados en la cuenca mediterránea (Francia, Grecia, Italia, España y Portugal) son endémicos, con una incidencia mucho mayor de leishmaniosis canina que de leishmaniosis humana. Dentro de todo el territorio peninsular e insular de España y Portugal, la mayor parte de su superficie se considera endémica. En España, las seroprevalencias notificadas oscilan entre el 0,86 y el 24,66 %, con las notificaciones más altas en el sur y en la costa mediterránea. En Portugal, la leishmaniosis canina se encuentra en todo el territorio con una distribución heterogénea, observándose la mayor seroprevalencia en el centro del país, con valores cercanos al 30 %.


Un nuevo estudio, realizado por los investigadores Rodrigo Morchón, Ivan Rodríguez, Alfonso Balmori de la Puente, Manuel Collado, Ricardo Enrique Hernández, José Ángel Sánchez de la Universidad de Salamanca; Daniel Bravo de la Facultad Veterinaria de la Universidad de Córdoba; y Sara Delacour de la Facultad Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, ha desarrollado un mapa de riesgo de infección por L. infantum en la Península Ibérica (España y Portugal) y Baleares así como su proyección a 2080 mediante el uso de modelos de nicho ecológico (ENM, según sus siglas en inglés). La novedad de este estudio radica en el uso ponderado tanto del cálculo de idoneidad del hábitat mediante ENM de Ph. perniciosus, como de la tasa de infección de L. infantum en el flebótomo para predecir con mayor precisión la presencia del vector y la infectividad de la enfermedad.


El mapa de riesgo propuesto en este trabajo combina la distribución potencial del principal vector de L. infantum en la Península Ibérica y el cálculo de la tasa de infección parasitaria en el vector para modelar el riesgo de contraer la enfermedad de una forma más realista.


Las variables que más contribuyen a explicar la distribución potencial de Ph. perniciosus son la huella humana (entorno construido, densidad de población, infraestructura de energía eléctrica, tierras de cultivo, tierras de pastoreo, carreteras, ferrocarriles y vías fluviales) y la temperatura media anual. Según explican los autores, las áreas donde la presión humana es alta son un hábitat ideal para el mantenimiento de las poblaciones de Ph. perniciosus. Estas áreas con alta presencia antrópica, como parques y terrenos agrícolas, también tienen asociados importantes reservorios de L. infantum (conejos, ratas, gatos), lo que permite mantener eficientemente el ciclo biológico de la leishmaniosis canina con altas cargas de flebótomos infectados. Además, las altas prevalencias de infección por L. infantum en poblaciones de lagomorfos urbanos se han relacionado con brotes recientes de leishmaniosis humana en España.


Por otro lado, la temperatura media anual tiene una influencia positiva en la biología y ecología del flebótomo (tasa de producción de huevos, desarrollo de etapas juveniles, número anual de generaciones, comportamiento alimentario, período de actividad y supervivencia de los adultos)


Otras variables con menor influencia en los modelos de idoneidad obtenidos son el rango medio diurno y la estacionalidad de las precipitaciones.


ZONAS CON MAYOR Y MENOR RIESGO


"Nuestro modelo de riesgo combinado indica que efectivamente, zonas del interior peninsular, zonas montañosas y de mayor altitud con bajas temperaturas, (que disminuyen tanto la idoneidad del hábitat del vector como la tasa de infección de estos por el parásito) tienen valores de riesgo cercanos a 0. En cambio, las zonas con mayor riesgo de infección (el suroeste y centro de la Península, así como la costa cercana al mar Mediterráneo, Baleares y la cuenca del Ebro) coinciden con zonas con un alta presencia humana, altas temperaturas medias anuales y con las cuencas de grandes ríos como el Tajo, el Ebro y el Guadalquivir", indican los expertos.


En el caso de las proyecciones futuras bajo escenarios de cambio climático, los autores observan  un aumento del riesgo de infección por L. infantum en la mayor parte del territorio (4,5 % en 2040, 71,6 % en 2060 y 63 % en 2080), principalmente en el parte norte de la península. Sin embargo, apuntan que en algunas zonas del sur del territorio se produciría una disminución del riesgo con el tiempo (9,6 % en 2040, 14,4 % en 2060 y 27,9 % en 2080), lo que puede deberse a la previsible disminución de los recursos hídricos y la reducción de humedales y vegetación en estas áreas. 


Así, "este trabajo predice que la leishmaniosis canina, en línea con otras enfermedades transmitidas por vectores, se desplazará latitudinalmente y hacia zonas de mayor altitud, alterando su dinámica tanto espacial como temporalmente, colonizando áreas donde antes estaba ausente. El efecto del cambio climático sobre la estacionalidad y distribución de este tipo de enfermedades transmitidas por vectores será más pronunciado dentro de los rangos de temperatura propicios para la transmisión", advierten.


Como enfoques futuros para la aplicación de ENM en enfermedades zoonóticas transmitidas por vectores, los investigadores subrayan que "es posible utilizar la herramienta de ponderación no sólo con el modelo de nicho de uno de sus vectores, sino también con más de uno que habita en el mismo territorio, cada uno con diferentes características ecológicas". 


"De esta forma se podría obtener un modelo más completo para facilitar la prevención y el control de estas enfermedades por parte del personal veterinario y otros especialistas", agregan.

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