Durante los últimos años, médicos y científicos de regiones de Brasil, donde la leishmaniasis visceral (LV) es endémica, han ido dando cada vez con más casos de coinfección provocada por distintos protozoos: Leishmania infantum y Crithidia. No obstante, el diagnóstico preciso se ve dificultado por la ausencia de test sencillos y específicos.
Con el objetivo de acelerar y facilitar esta distinción y la consiguiente definición del tratamiento, investigadores de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), en el estado de São Paulo, desarrollaron un test tipo PCR (que analiza el material genético existente en la muestra) cuya concreción tarda menos de dos horas. Los resultados de este estudio se publicaron en la revista Tropical Medicine and Infectious Disease.
El nuevo método representa un avance en el diagnóstico de la LV, la forma más severa de leishmaniasis, que afecta a órganos tales como el bazo, la médula ósea, el hígado y los ganglios linfáticos. Esta enfermedad desatendida es considerada un problema de salud pública, con más de 3.500 casos anuales en país, de acuerdo con el Ministerio de Salud nacional. Esta cifra constituye el 93 % de todos los casos de América Latina. Solamente en el año 2020, fueron 165 muertes en el territorio brasileño.
Este estudio –financiado por la FAPESP demostró que el referido método fue altamente preciso en la identificación y en la cuantificación de L. infantum y Crithidia en muestras obtenidas in vitro e in vivo o extraídas de hospedantes (humanos, perros, gatos y vectores), por ejemplo, mediante biopsias de piel o aspirados de médula ósea.
“Pese a que ya existen otros métodos moleculares de identificación de especies, los mismos suelen comprender la secuenciación del ADN de la muestra, un proceso más trabajoso, lento y costoso”, explica Sandra Regina Costa Maruyama, docente del Programa de Posgrado en Genética Evolutiva y Biología Molecular (PPGGEv) de la UFSCar y coordinadora del estudio. “Nuestro test evalúa el material genético de los parásitos directamente en los vectores y en los tejidos de personas y animales [gatos y perros]”.
A diferencia de los test rápidos que se emplean en el sistema de salud, que no detectan directamente al parásito sino los anticuerpos que se producen contra este, el nuevo ensayo cuantitativo de PCR basado en colorante (qPCR) fue proyectado y estandarizado con secuencias blanco específicas para las especies Leishmania infantum y Crithidia en muestras experimentales y clínicas. Los nuevos blancos se mostraron específicos, pero es necesario realizar inicialmente un ensayo para detectar al primer parásito y luego un segundo ensayo para identificar a Crithidia.
“Seleccionamos estos nuevos blancos mediante el análisis de los genomas de ambas especies. Ahora que demostramos que exhiben especificidad en distintos tipos de muestras, es necesario optimizar el ensayo para que en una única reacción de qPCR sepamos si la especie infectante en cuestión es Leishmania infantum, Crithidia o ambas”, señala Costa Maruyama.
Actualmente, el grupo de investigación testea las muestras para la detección de L. infantum y, en una segunda prueba, efectúa la detección de Crithidia. Según la investigadora, cualquier laboratorio de diagnóstico capacitado con aparatos de qPCR –que se volvieron más accesibles durante la pandemia de COVID-19– podría realizar este test. La técnica puede ser útil para la concreción de estudios epidemiológicos, para el monitoreo de la carga parasitaria y para el seguimiento terapéutico.
LOS CASOS DE COINFECCIÓN
Durante el trabajo, se realizaron test con 62 parásitos aislados procedentes de tejidos de pacientes con leishmaniasis visceral. De ellos, 51 testearon positivo para Crithidia. Asimismo, la coinfección de Leishmania infantum y Crithidia en la médula ósea se detectó en dos nuevos casos de LV en Brasil. En mayo de este año, el grupo de científicos publicó un informe de caso grave de LV en el cual se detectaron ambas especies de parásitos.
De acuerdo con Costa Maruyama, aparte de la eficacia del test, estos resultados indican que la infección provocada por Crithidia es más frecuente de lo que se imaginaba y que la coinfeccióncon los dos protozoos parece producirse fundamentalmente en los casos más graves.
“Aún no sabemos qué implicaciones clínicas tiene la presencia de Crithidia en los casos de LV, pero sospechamos que la coinfección pueda exacerbar la enfermedad o incluso obstaculizar la respuesta al tratamiento recomendado para Leishmania infantum”, dice la investigadora. “La identificación correcta de la especie de parásito permite que se tomen recaudos rápidamente para evitar el empeoramiento y la progresión del cuadro clínico, con la consiguiente disminución de la mortalidad. Asimismo, abre espacio para que en el futuro se descubran medicamentos y tratamientos más específicos”.