El hipoadrenocorticismo (HA) es una enfermedad endocrinológica poco común en perros, con prevalencias estimadas que varían de 0.3 a 1.1 %. El trastorno se caracteriza por insuficiencia cortical suprarrenal, lo que lleva a la producción ineficiente de glucocorticoides (GC) y, con frecuencia, mineralocorticoides. Existen varias formas de HA, y se han utilizado diferentes subtipos y términos para describirlas. La European Society for Veterinary Endocrinology (ESVE) recomienda clasificar el HA según las anomalías electrolíticas.
La HA primaria (insuficiencia suprarrenal) se caracteriza por una deficiencia completa tanto de GC como de mineralocorticoides y generalmente se asocia con hipercalemia e hiponatremia. La HA secundaria (insuficiencia pituitaria) se refiere a la secreción pituitaria alterada de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH), lo que resulta en una estimulación reducida de las glándulas suprarrenales y afecta principalmente los niveles de cortisol. Se recomienda la medición de ACTH endógena para diferenciar entre HA primaria y secundaria. Aproximadamente, el 30 % de los perros presentan una crisis suprarrenal aguda (crisis addisoniana), caracterizada por shock hipovolémico, bradicardia o taquicardia, colapso, hipotermia y pulsos débiles en el momento del diagnóstico. Esta situación es potencialmente mortal y requiere hospitalización junto con cuidados médicos intensivos. El tratamiento del hipoadrenocorticismo incluye terapia de reemplazo hormonal de por vida para abordar las deficiencias asociadas. Durante una crisis suprarrenal, se aconseja una dosis mayor de GC, que varía entre tres y diez veces el requerimiento fisiológico.
Tras superar la crisis suprarrenal y estabilizar al paciente, se debe utilizar un método de titulación para ajustar la dosis y satisfacer las necesidades diarias fisiológicas o de reemplazo mínimamente efectivo de cada paciente. Durante situaciones estresantes, se recomienda un aumento temporal de la dosis de GC, que normalmente supone un aumento del 100 %, dependiendo de las circunstancias y del paciente. Los objetivos principales de la terapia de reemplazo de GC en pacientes con HA son compensar las deficiencias hormonales, prevenir las crisis suprarrenales y evitar la sobredosis, que puede afectar negativamente la calidad de vida y dar lugar a múltiples comorbilidades, como se observa comúnmente en humanos.
Los signos clínicos de hipercortisolismo iatrogénico, como polifagia, polidipsia, poliuria, aumento de peso y cambios en el estado de la piel y el pelaje, se observan con frecuencia en perros, incluso con dosis bajas de GC. Por lo tanto, optimizar el tratamiento para los perros afectados puede ser un desafío.
Hasta la fecha, no existen parámetros de laboratorio que controlen de forma fiable el tratamiento insuficiente o excesivo con GC. Un estudio retrospectivo que evaluó los niveles de ACTH endógena en perros con hipoadrenocorticismo durante el tratamiento sugirió que las concentraciones por debajo del umbral de detección probablemente excluyan la deficiencia de GC. Aunque los procedimientos preanalíticos correctos son cruciales debido a la naturaleza frágil de la ACTH endógena canina. No obstante, la información disponible sobre los regímenes de tratamiento con GC, tanto para la terapia aguda como para la de largo plazo, es limitada y está desactualizada. La relación entre la dosis de GC y factores como la señalización, el tipo de insuficiencia suprarrenal, el período de hospitalización, la calidad de vida y la esperanza de vida no se ha estudiado en detalle.
El objetivo de un estudio realizado en Alemania fue evaluar la terapia de reemplazo de GC en perros con hipoadrenocorticismo, diferenciando entre el tratamiento durante una crisis suprarrenal aguda y el manejo a largo plazo de la enfermedad. Para ello, se diseñó una encuesta exhaustiva dirigida a veterinarios, que abarcó un gran número de casos para obtener información valiosa sobre las estrategias de dosificación de GC. En primer lugar, se buscó analizar las pautas de dosificación de GC durante la hospitalización al inicio de la enfermedad e investigar cómo una terapia adecuada afecta el pronóstico clínico inicial y la recuperación. En segundo lugar, se buscó identificar predictores asociados con un estado general óptimo durante la terapia a largo plazo. Con los datos recopilados, se compararon varios protocolos de GC durante la hospitalización por crisis suprarrenal aguda.
Con base en estos hallazgos, buscaron formular recomendaciones específicas y útiles para apoyar de forma óptima a los veterinarios en la toma de decisiones terapéuticas.
Para 103 perros, el cuestionario fue completado y analizado en su totalidad. De estos, 85 perros (82.5%) fueron hospitalizados y recibieron prednisolona (52.9%), dexametasona (31.8%) o hidrocortisona (11.8%). La prednisolona fue el tratamiento de elección, con una dosis inicial media de 0,5 mg/kg/d (día) (rango de 0,36–1,08 mg/kg/d). Se utilizaron las siguientes vías de administración: 60 % intravenosa, 35,6 % oral y 2,2 % intramuscular. La mayoría de los perros recibieron la dosis una vez al día.
La mediana de tiempo de hospitalización fue de 72 h en el grupo de derivados de prednisolona (rango 48-120 h), y de 48 h tanto en el grupo de dexametasona como en el grupo de hidrocortisona. La mediana de duración de la normalización electrolítica fue de 48 h en todos los grupos, con un rango de 24-96 h en el grupo de derivados de prednisolona, de 24-72 h en el grupo de dexametasona y de 12-48 h en el grupo de hidrocortisona.
El tratamiento con hidrocortisona se asoció con tiempos de hospitalización significativamente más cortos y una normalización electrolítica más rápida en comparación con la prednisolona. No se observaron diferencias significativas entre los grupos de tratamiento con respecto a la mejoría de la condición clínica o en la edad y el peso en el momento del diagnóstico de hipoadrenocorticismo.
Los datos de seguimiento estaban disponibles para 85 perros, con un 82.35 % logrando un resultado clínico óptimo o bien ajustado. Descubrieron que la administración de prednisolona una vez al día se asocia significativamente con una mayor probabilidad de lograr un ajuste óptimo de la medicación. Por el contrario, dividir la dosis diaria de GC afecta negativamente los resultados clínicos y reduce la probabilidad de un ajuste óptimo de la medicación. También detectaron una probabilidad de un 563 % mayor de obtener un resultado óptimo en el tratamiento con GC cuando la prednisolona se administra una vez al día.
Así, comentan que los hallazgos sugieren que la hidrocortisona es una opción valiosa durante la hospitalización inicial y podría ofrecer ventajas sobre la prednisolona en ciertos aspectos del tratamiento”, indicaron. Igualmente, la administración diaria de prednisolona aumenta la probabilidad de un resultado clínico óptimo, mientras que dividir la dosis diaria de GC se asoció con peores resultados clínicos y una menor probabilidad de lograr un ajuste óptimo de la medicación. Este estudio “amplía los conocimientos actuales y ofrece una perspectiva más profunda para optimizar la dosificación de GC en perros con insuficiencia suprarrenal”.
En resumen, concluyen que la hidrocortisona parece ser un tratamiento prometedor para el manejo de la HA durante la hospitalización, lo que destaca su potencial uso en la práctica clínica. “Para lograr el mejor resultado posible, es esencial implementar un protocolo de tratamiento óptimo, que los veterinarios deben adaptar a las necesidades tanto de los propietarios como de los animales”, añaden.