Los sarcomas de tejidos blandos (STB) son un grupo heterogéneo de tumores mesenquimales que suelen aparecer en la piel o el tejido subcutáneo de los perros. En ocasiones, los subtipos de tumores más agresivos, como el hemangiosarcoma (HSA), el osteosarcoma (OSA) y el sarcoma histiocítico (HS), pueden incluirse en este término general, pero con mayor frecuencia se los considera por separado debido a sus distintos comportamientos biológicos.
La recurrencia local del tumor después de la escisión marginal es el principal desafío clínico. Estos tumores a menudo están pseudoencapsulados, con una capa de tejido conectivo peritumoral comprimido que a menudo puede albergar células tumorales infiltradas. A menudo, obtener márgenes quirúrgicos amplios puede ser un desafío o conllevar una morbilidad inaceptable debido a la ubicación del tumor, particularmente en las extremidades.
Existen muchas opciones de tratamiento adyuvante tras la escisión marginal, entre ellas la radioterapia (RT), la electroquimioterapia, la quimioterapia metronómica y la quimioterapia intralesional. La infiltración del sitio local con fármacos de platino en diversas formas se ha descrito previamente, con distintos grados de toxicidad. Se cree que las altas concentraciones locales de este fármaco con administración intralesional tienen el potencial de citotoxicidad en el lecho tumoral y los ganglios linfáticos de drenaje. En general, este modo de tratamiento no parece conllevar el mismo riesgo de nefrotoxicidad que el tratamiento intravenoso, posiblemente porque la absorción sistémica retardada desde el sitio del tumor resulta en una concentración máxima de cisplatino en sangre más baja. El tratamiento intralesional de un lecho tumoral tiene como objetivo eliminar la enfermedad microscópica restante y se realiza con un margen alrededor de una cicatriz quirúrgica para intentar emular los márgenes quirúrgicos. La inyección de quimioterapia en un tumor macroscópico generalmente no se realiza en esta enfermedad debido a la quimiorresistencia intrínseca.
Los poloxámeros (hidrogeles termorreversibles) para la administración no quirúrgica de fármacos han constituido un área activa de investigación. El poloxámero 407 es el mejor descrito en la literatura humana para uso intratumoral/peritumoral, y su seguridad también se ha demostrado en perros cuando se utiliza en forma inyectable/subcutánea. Se ha identificado como un agente adecuado para proporcionar la liberación local sostenida de fármacos a base de platino, minimizando al mismo tiempo la absorción sistémica. Además, presenta la ventaja de ser un compuesto que ya se utiliza rutinariamente en aplicaciones tópicas.
Investigadores internacionales han realizado un estudio buscando describir los resultados de los perros tratados con una nueva formulación de cisplatino intralesional en el entorno adyuvante e informar el uso futuro de este fármaco.
Cuarenta y dos perros tratados se inscribieron retrospectivamente. Quince eran hembras castradas y veintisiete eran machos castrados. La mayoría de los tumores se localizaron en la extremidad (30/42; 71 %), y el resto en la extremidad proximal (5/42; 12 %) y el tronco (7/42; 17%). Once (26 %) tumores habían recidivado al menos una vez antes del tratamiento.
Se registró el tamaño del tumor en 41 casos, y la dimensión máxima osciló entre 4 y 105 mm, con una mediana de 35 mm. Se dispuso de la clasificación en todos los casos: 11/42 (26 %) fueron de grado I, 27/42 (65 %) de grado II y 4/42 (9 %) de grado III. Se consideraron márgenes infiltrados en 21/42 (50 %).
Todos los perros recibieron un único tratamiento, con una dosis máxima calculada de 70 mg/m² de cisplatino. En perros de mayor tamaño, se administró una dosis máxima de 70 mg. La dosis total se vio limitada, a menudo, por la cantidad de gel que pudiera alojar el espacio subcutáneo. La dosis media administrada fue de 64 mg/m², y el tratamiento se administró a una mediana de 30 días (6–109 días) después de la última intervención quirúrgica.
Se registró una tasa de recurrencia global de 15/42 (36 %) en esta cohorte de pacientes. Los autores descubrieron que los perros con recurrencia previa de sus sarcomas de tejidos blandos fueron más propensos a tener recurrencia nuevamente, con una mediana de 900 días después del tratamiento.
Los perros con tumores donde la dimensión más larga fue ≥50 mm de tamaño también fueron más propensos a tener recurrencia de sus tumores con una mediana de 1036 días, aunque consideran que no está claro cuán independiente es esta variable dada la asociación de mayor tamaño y mayor grado de tumor en esta cohorte de perros.
En cuanto a los efectos secundarios, en total, 6/43 pacientes registraron toxicidad local, y los 3 más graves experimentaron ulceración de la piel y sus sitios de tratamiento tuvieron que manejarse como heridas abiertas.
Ante esta información, comentan que “el poloxámero, como vehículo para la administración subcutánea de fármacos quimioterapéuticos, parece ser una vía de estudio prometedora para tumores en los que la recurrencia de la enfermedad local es una preocupación importante”. Según esta cohorte de perros, “esta formulación farmacológica parece ser muy bien tolerada, y el único efecto adverso grave identificado probablemente esté relacionado con el componente cisplatino del fármaco”.
Así, concluyen que se pueden considerar otras aplicaciones de esta formulación farmacológica en otras especies y enfermedades oncológicas. “Se justifican estudios futuros en esta área para caracterizar el perfil de liberación de cisplatino del gel de poloxámero después de la inyección, así como para examinar la distribución espacial y la dispersión del gel de poloxámero después de la inyección”.