La neoplasia de la vejiga urinaria es rara en los gatos, con una incidencia general notificada del 0,07 % al 0,18 %, siendo el carcinoma de células uroteliales el más frecuente. Otras neoplasias vesicales notificadas en gatos incluyen carcinoma de células escamosas, adenocarcinoma, leiomioma, leiomiosarcoma, hemangiosarcoma, rabdomiosarcoma embrionario, linfoma y angioma.
En general, los hemangiosarcomas (HSA) representan <2 % de todos los tumores en gatos, y las formas viscerales se notifican con menos frecuencia en comparación con las HSA no viscerales. Se ha informado que la HSA visceral en gatos afecta el hígado, el bazo, los riñones, el colon, el mesenterio y el mediastino. El HSA de la vejiga urinaria se ha notificado muy raramente en gatos. También es raro en perros, con información limitada sobre el comportamiento biológico y el resultado clínico.
Un grupo de veterinarios del Reino Unido han presentado un extraño caso de hemangiosarcoma de vejiga urinaria en un gato. El animal, un gato doméstico de pelo corto, macho, castrado, de 4 años y 6 kg, fue remitido al servicio de oncología del Royal Veterinary College, Reino Unido, para evaluación de una gran masa vesical. La hematuria y la polaquiuria se observaron por primera vez 3 meses antes de la consulta.
El examen físico en ese momento había identificado una vejiga engrosada a la palpación, pero sin mayores hallazgos. Se inició tratamiento sintomático con meloxicam (0,05 mg/kg VO cada 24 h) y amoxicilina-clavulánico (8,75 mg/kg VO cada 12 h) durante 10 días.
No se observó mejoría y también se desarrolló estranguria. Se aumentó la dosis de amoxicilina a 16,75 mg/kg VO cada 12 h durante 7 días más, y se añadieron suplementos urinarios. No se informó ninguna mejora adicional. Se realizó una ecografía abdominal y se identificó una pared vesical difusamente engrosada en el polo craneal de la vejiga, con una masa heterogénea que ocupaba la mayor parte de la luz vesical (3,4 × 2,5 cm).
Con base en las características de imagen, como la superficie luminal lisa de la masa y la irregularidad del margen seroso, se consideró un tumor de músculo liso como un leiomioma o un leiomiosarcoma; otros diagnósticos diferenciales incluyeron carcinoma de células de transición, rabdomiosarcoma, fibrosarcoma o linfoma.
Debido a su morfología y ubicación pedunculada, la masa parecía susceptible de resección quirúrgica y se optó por la escisión mediante cistectomía parcial. La histopatología fue indicativa de hemangiosarcoma.
Ante este hallazgo, a los 18 días de la cirugía, se inició tratamiento adyuvante con ciclofosfamida metronómica VO (15 mg/m 2 [5 mg] VO cada 24 h), talidomida (1,7 mg/kg [10 mg] VO cada 24 h) y meloxicam (0,05 mg/kg VO cada 24 h). El tratamiento se planeó para una duración de 6 meses. Se realizó hematología y bioquímica sérica a las 2 semanas de iniciado el tratamiento, sin reportar anormalidades y resolución de la anemia previamente diagnosticada.
Dos meses después de la cistectomía parcial, una ecografía abdominal repetida no indicó evidencia evidente de recurrencia local o metástasis regional macroscópica. Cinco meses después de la cirugía se repitió la nueva estadificación, incluida la tomografía computarizada del tórax y el abdomen combinada con la ecografía focal de la vejiga urinaria. No se observó evidencia manifiesta de metástasis regional o distante.
La hematología y la bioquímica sérica fueron normales. A lo largo de este tiempo, “la quimioterapia fue bien tolerada y no se informaron efectos adversos”, celebran los veterinarios. La quimioterapia se continuó durante 4 meses adicionales (8 meses de tratamiento en total), después de lo cual ya no fue posible continuar con el tratamiento debido a las limitaciones financieras del propietario. Se repitió la estadificación 19 meses después del diagnóstico inicial. En este momento, La tomografía computarizada de tórax y abdomen y la ecografía vesical focal no identificaron evidencia de recidiva local o metástasis. El gato, comentan, seguía saludable en el momento del último seguimiento a los 896 días, según la comunicación por correo electrónico con el propietario.
“Tratamos con éxito un HSA vesical en un gato mediante cistectomía parcial y quimioterapia metronómica adyuvante con un buen resultado a largo plazo”, subrayan.
Así, consideran el hemangiosarcoma de vejiga en gatos “puede tener un pronóstico más favorable en comparación con otras ubicaciones viscerales, pero se necesita una revisión de casos adicionales para comprender mejor el comportamiento biológico de este cáncer en gatos y guiar las decisiones de tratamiento”.