Una investigación del Royal Veterinary College (RVC) ha identificado un nuevo enfoque para evaluar y gestionar la salud de las poblaciones de fauna silvestre. Este modelo propuesto, que aprovecha las enseñanzas de prácticas consolidadas de gestión del ganado, ayudará a estructurar de forma más eficaz los enfoques de seguimiento e intervención, maximizando así la salud de las poblaciones de fauna silvestre y apoyando la conservación y la salud humana y de los ecosistemas.
La planificación sanitaria proporciona una estructura para la aplicación de datos epidemiológicos con el fin de gestionar las poblaciones en apoyo de su salud y bienestar. Históricamente, la mayor parte del trabajo sobre la salud de la fauna silvestre se lleva a cabo mediante estudios epidemiológicos que buscan la presencia de una sola infección en una población. Si bien este enfoque desempeña un papel crucial en el control de enfermedades animales, es poco frecuente que este tipo de investigación se convierta en esquemas de vigilancia que gestionen la salud de la fauna silvestre y sirvan de base para los planes de mitigación de riesgos.
Por el contrario, en la gestión de la salud del ganado, por ejemplo en las industrias de productos lácteos, carne de vacuno, ovejas y aves de corral, la aplicación de un proceso estructurado proporciona un marco para vincular los datos y las intervenciones con los resultados de la población. Este enfoque también pone de relieve las lagunas de conocimiento y las necesidades de investigación para apoyar una gestión sanitaria más proactiva. También es una práctica habitual que los equipos de gestión de las explotaciones controlen los criterios acordados que definen la salud de estas especies y los factores de riesgo asociados a ellos.
Esta investigación, dirigida por el Dr. Stuart Patterson, profesor titular del RVC, identifica seis puntos fuertes de los planes de salud de los rebaños de ganado que podrían aplicarse a la planificación de la salud de la fauna silvestre. Entre ellos se incluye estar orientado a los resultados y, por lo tanto, tener aplicaciones prácticas en lugar de teóricas, ser estructurado y repetible, lo que permite un uso eficiente por parte de diferentes administradores individuales y en diferentes poblaciones, o Incorporar consideraciones tanto de salud como de bienestar, estableciendo así equipos de gestión multidisciplinarios.
Así, el trabajo propone un enfoque basado en la evidencia, que permite priorizar los factores de riesgo clave, abarcando tanto métricas poblacionales como individuales, una diferencia que a menudo se pierde, con el fin de “ofrecer la oportunidad de esquemas de acreditación, lo que ofrece procesos potenciales para dar confianza a los financiadores”.
Si bien, comentan que surgirían algunos desafíos si la planificación de la salud del ganado se trasladara simplemente a un contexto de vida silvestre, como la disponibilidad de datos de referencia y los objetivos generales que son diferentes para los animales de producción, las fortalezas identificadas son lo suficientemente significativas como para justificar el desarrollo de una planificación de la salud de la población de vida silvestre para la gestión activa de poblaciones individuales. Este enfoque también se basa en el liderazgo del RVC en el desarrollo de un enfoque de Una Salud, que reconoce la interdependencia de la salud humana, animal y ambiental en la prevención eficaz de enfermedades, la preparación y la gestión de la respuesta.
Explica Stuart Patterson que “trabajé como veterinario de ganado y he visto las ventajas de la planificación de la salud del rebaño. El trabajo de salud de la fauna silvestre no tiene ese enfoque uniforme, y yo quería explorar el potencial del aprendizaje interdisciplinario. La financiación suele ser limitada para trabajar con poblaciones de fauna silvestre, por lo que es importante adoptar un enfoque estructurado para garantizar que el trabajo realizado se centre en los resultados de la población”.