El nuevo Informe Mundial sobre los Delitos contra la Vida Silvestre de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) concluye que, a pesar de la disminución de los impactos del tráfico ilegal de algunas especies icónicas como los elefantes y los rinocerontes, este en general no se ha reducido sustancialmente en dos décadas. Se necesita una aplicación más consistente para abordar tanto la oferta como la demanda, una implementación efectiva de la legislación, incluidas las leyes anticorrupción, y un seguimiento y una investigación más estrictos.
"Los delitos contra la vida silvestre causan daños incalculables a la naturaleza y también ponen en peligro los medios de vida, la salud pública, la buena gobernanza y la capacidad de nuestro planeta para luchar contra el cambio climático", afirmó Ghada Waly, directora ejecutiva de la UNODC. “Para abordar este delito, debemos igualar la adaptabilidad y agilidad del comercio ilegal de vida silvestre. Esto exige intervenciones fuertes y específicas tanto en el lado de la demanda como en el de la oferta de la cadena de tráfico, esfuerzos para reducir los incentivos y ganancias criminales, y una mayor inversión en datos, análisis y capacidades de monitoreo".
La tercera edición del Informe Mundial sobre Delitos contra la Vida Silvestre examina las tendencias, los daños, los impactos y los impulsores del tráfico de especies de vida silvestre protegidas; evalúa la eficacia de las intervenciones para combatir el comercio; y proporciona recomendaciones de políticas.
LA ESCALA Y LOS DAÑOS DE LOS DELITOS CONTRA LA VIDA SILVESTRE
El alcance y la escala global de los delitos contra la vida silvestre siguen siendo sustanciales, según el informe, y las incautaciones durante el periodo 2015-2021 indican un comercio ilegal en 162 países y territorios que afecta a alrededor de 4.000 especies de plantas y animales. Aproximadamente 3.250 de estas especies están incluidas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Sin embargo, algunas de las especies más afectadas –como raras orquídeas, suculentas, reptiles, peces, aves y mamíferos– reciben poca atención pública, aunque el tráfico de vida silvestre parece haber desempeñado un papel importante en sus extinciones locales o globales.
Asimismo, de acuerdo con el reciente informe, también hay daños potenciales cuya evaluación requiere un enfoque basado en el riesgo, como la evaluación de la amenaza de enfermedades zoonóticas.
Los riesgos de enfermedades asociados con el comercio de vida silvestre han sido señalados regularmente en las últimas décadas por especialistas en los campos de la salud humana y animal. Las preocupaciones están relacionadas tanto con los riesgos directos de transmisión de enfermedades a las personas a partir de animales y plantas vivos, carne de vida silvestre y otros productos, como también con la amenaza a las poblaciones de vida silvestre, los ecosistemas naturales, el ganado y los sistemas de producción agrícola de alimentos.
Durante mucho tiempo se había predicho que el creciente alcance y volumen del comercio de vida silvestre como componente de la progresiva y cada vez más interconectada economía mundial globalizada, aumentaba el riesgo de aparición y propagación de nuevas enfermedades peligrosas de los animales a las personas.
Por lo tanto, no es sorprendente que la atención hacia este tema aumentó drásticamente en 2020 cuando los primeros comentarios sobre el posible origen de la pandemia de COVID-19 sugirieron vínculos con mercados donde se creía que se vendían animales salvajes como mascotas y alimento. Aunque las investigaciones posteriores sobre el origen de la enfermedad no llegaron a una conclusión definitiva, una revisión exhaustiva de la evidencia publicada a finales de 2022 señaló que la mayoría de los artículos sobre este tema apuntan a un origen zoonótico del coronavirus.
Un análisis de la situación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) realizado en 2022 e incluido en el informe, examinó la evidencia de la relación entre la vida silvestre y las enfermedades emergentes y los patógenos humanos, sus orígenes, impulsores y factores de riesgo. Concluyó que la gran mayoría de tales enfermedades e infecciones se derivan de animales domesticados o como resultado de la alteración humana de los hábitats naturales.
Sin embargo, en cuanto al comercio de vida silvestre, el estudio encontró que la evidencia de la aparición de enfermedades humanas y patógenos a partir del comercio de animales de origen silvestre era escasa y restringida a unos pocos eventos, aunque advirtió que esto podría simplemente reflejar lagunas en el conocimiento.
Otras revisiones, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, han observado evidencia de niveles significativos de aparición de patógenos preocupantes para la salud pública en animales vivos y carne de vida silvestre encontrada en el comercio ilegal, por lo que no se pueden descartar los riesgos de contagio a la población humana.
Por ende, el análisis de la IUCN instó a mejorar la vigilancia de los casos de enfermedades vinculados al comercio de vida silvestre y destacó las operaciones de reproducción de vida silvestre y los flujos comerciales a mayor escala que involucran animales vivos y carne de vida silvestre como prioridades para el monitoreo.
La IUCN destacó también que el comercio ilegal plantea riesgos particulares, en parte porque es probable que eluda las medidas de control y detección sanitaria.
EL GRAN IMPACTO DE ESTOS DELITOS EN LA SALUD PÚBLICA
Los daños potenciales y realizados relacionados con la salud tienen una clara relevancia como consideración al evaluar la importancia de los delitos contra la vida silvestre. El comercio ilegal, por su propia naturaleza, puede encaminarse para evitar inspecciones fronterizas, cuarentenas y otras medidas de control destinadas a reducir los riesgos relacionados con la salud, lo que lo hace más peligroso que el comercio legal.
El informe evidencia que los exámenes de datos complementarios en los registros de incautaciones sobre el motivo de la confiscación y la agencia que realiza la incautación muestran que, muchas interdicciones de contrabando de vida silvestre implican contravenciones de regulaciones veterinarias o fitosanitarias y acciones de cumplimiento por parte de agencias de inspección de sanidad animal y vegetal. Cuando los canales comerciales legales e ilegales se intercepta en instalaciones de almacenamiento, mercados o debido al lavado de especímenes suministrados ilegalmente en operaciones de cría o cultivo, se añaden riesgos relacionados con la salud.
El informe también resalta un estudio reciente basado en datos de incautaciones que evaluó la presencia en el comercio ilegal de animales vivos de especies silvestres asociadas con 11 enfermedades prioritarias (conocidas así en el Plan de Investigación y Desarrollo de la OMS), que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que representan el mayor riesgo para la salud pública debido a su potencial epidémico y a la ausencia de contramedidas suficientes.
En datos de incautaciones globales correspondientes al periodo 2011-2020, se identificaron especies de 31 familias de mamíferos, aves y reptiles asociadas con las enfermedades prioritarias. Además, se observaron importantes advertencias con respecto a posibles sesgos en el muestreo y la presentación de información tanto de especies como patógenos; el hecho de que el derrame zoonótico no haya sido confirmado en todas las especies/asociaciones de enfermedades incluidas en el conjunto de datos; y que no se tuvo en cuenta las variaciones en el riesgo causadas por las diferentes condiciones en la cría, el alojamiento o el transporte de productos de vida silvestre. Por lo tanto, se recomienda que la exploración futura de este tema debería incluir otros tipos de productos básicos de mayor riesgo (como la carne), las rutas comerciales y los volúmenes estimados de comercio ilegal, así como el impacto que factores como los métodos de ocultación pueden tener en el riesgo de desbordamiento.
Este tipo de delitos también pueden alterar ecosistemas delicados y sus funciones y procesos, incluida su capacidad para ayudar a estabilizar el clima y mitigar el cambio climático.
Los delitos contra la vida silvestre también amenazan los beneficios socioeconómicos que las personas obtienen de la naturaleza, incluso como fuente de ingresos, empleo, alimentos, medicinas, cultura y más. Corroe aún más la buena gobernanza y el Estado de derecho mediante la corrupción, el blanqueo de dinero y los flujos financieros ilícitos.
CÓMO OPERAN LOS TRAFICANTES
Estas acciones están interconectadas con las actividades de grandes y poderosos grupos del crimen organizado que operan en algunos de los ecosistemas más frágiles y diversos del mundo, desde el Amazonas hasta el Triángulo Dorado.
El informe señala que los grupos del crimen organizado transnacional participan activamente en diversas funciones a lo largo de la cadena comercial, incluidas la exportación, la importación, la intermediación, el almacenamiento, la conservación y la cría de especímenes vivos o el manejo de la interfaz con los procesadores. Los traficantes explotan las inconsistencias y debilidades en la regulación y la aplicación de la ley, adaptando sus métodos y rutas continuamente para evadir la detección y el procesamiento.
La corrupción desempeña un papel clave al socavar la regulación y las medidas de aplicación de la ley contra el comercio de vida silvestre; sin embargo, los casos de delitos contra la vida silvestre rara vez se procesan mediante delitos de corrupción. Se podría prestar más atención a procesar a los traficantes de vida silvestre conforme a las leyes anticorrupción, sugiere el informe, que a menudo ofrecen mayores poderes de investigación y penas más altas que las previstas en la legislación ambiental.
PROGRESO Y MIRADA HACIA EL FUTURO
Análisis recientes de dos especies icónicas, los elefantes y los rinocerontes, demuestran que una combinación de esfuerzos tanto del lado de la demanda como de la oferta –una atención política de alto perfil, restricciones de mercado más estrictas y la persecución de los traficantes de alto nivel por parte de las fuerzas del orden– han logrado arrojar resultados positivos. Durante la última década, la caza furtiva, los niveles de incautación y los precios de mercado han disminuido sólidamente para los productos básicos de ambas especies.
Sin embargo, para sostener y ampliar este progreso, el informe afirma que se debe mejorar la calidad y la cobertura de los datos sobre incautaciones de vida silvestre, tanto geográficamente como en términos de especies involucradas. Se necesita más y mejor inversión para generar datos y capacidad analítica a nivel nacional e internacional.
Mientras tanto, la inversión continua en el seguimiento y análisis de las tendencias emergentes en los mercados ilegales de vida silvestre y la actividad criminal asociada es crucial para adaptar y mejorar las respuestas al tráfico de vida silvestre.