Un nuevo estudio, publicado en Veterinary Parasitology y en el que han participado los españoles Rocío Checa, Fernando Sánchez Vizcaíno y Guadalupe Miró, destaca la incidencia cada vez mayor de casos de perros infectados con Leishmania infantum en el Reino Unido, predominantemente en perros importados o que han viajado, y los datos epidemiológicos actualizados son esenciales para controlar la enfermedad en áreas emergentes como el Reino Unido.
El estudio utilizó un enfoque novedoso basado en datos de registros sanitarios electrónicos a gran escala de laboratorios de diagnóstico y consultorios veterinarios para brindar nuevos conocimientos sobre las tendencias recientes en la infección por Leishmania en perros del Reino Unido. El estudio utilizó datos recopilados por la Red de Vigilancia Veterinaria de Pequeños Animales (SAVSNET) entre 2010 y 2022 sobre leishmaniosis en perros y gatos domésticos de cinco laboratorios de diagnóstico veterinario nacionales y 251 consultorios veterinarios, donde se identificaron casos clínicos de leishmaniosis a través de herramientas de minería de texto y posteriormente se validaron manualmente.
En los laboratorios de diagnóstico se analizaron un total de 25.327 muestras diagnósticas; 20.517 sueros se analizaron mediante ELISA cuantitativa o IFAT, y 4.810 mediante PCR. Se detectaron anticuerpos de Leishmania infantum en el 39,7% de las muestras de perros analizadas (en el 41 % de las muestras analizadas mediante ELISA y en el 37 % de las muestras analizadas mediante IFAT), mientras que el ADN de Leishmania se detectó mediante PCR en solo el 12 % de las muestras analizadas. La seropositividad aumentó en las muestras de 2013 a 2022, mientras que hubo una modesta disminución en la proporción de muestras positivas a la PCR de 2005 a 2022. Se analizaron muchas menos muestras de gatos; solo el 1 % de ellas fueron seropositivas por IFAT y no hubo detecciones de Leishmania por PCR.
A partir de las narraciones clínicas de los datos de la práctica veterinaria, se identificaron 368 perros con leishmaniosis canina. Los factores asociados con un riesgo significativamente mayor de leishmaniosis fueron la castración en comparación con los perros enteros; los perros de muestra y los perros mestizos en comparación con los retrievers; y los perros de 3 a 6 años en comparación con los de 2 años o menos. La mayoría de los casos se registraron en el sureste de Inglaterra (34 %) y hubo un mayor riesgo de casos registrados de 2017 a 2022, en comparación con 2014.
De los perros con leishmania, la mitad (51 %) habían sido rescatados o importados o habían estado en el extranjero, predominantemente España, Grecia, Chipre y otros países del sur de Europa. En el resto de los casos no se registró ningún antecedente de viaje, aunque en ninguno se especificó que el perro no hubiera viajado, por lo que estos casos no se pueden considerar como resultado de una infección autóctona.
Al momento de la consulta, la mitad (50 %) de los perros se encontraba enfermo, siendo los signos clínicos más frecuentes los trastornos cutáneos, seguidos de mal estado general y linfadenopatías, trastornos oculares, trastornos articulares y trastornos en la función renal. El tratamiento más frecuente, en los casos en que se registró, fue el alopurinol solo (75 %) o en combinación con miltefosina (16 %), antimoniales pentavalentes (3 %) o domperidona (4 %).
Como SAVSNET no recopila datos de todas las clínicas veterinarias o laboratorios de diagnóstico, es probable que el total de casos de leishmaniosis canina sea mayor. Sin embargo, como no se pudo vincular cada muestra analizada a un perro en particular, es posible que se hayan incluido en el análisis muestras del mismo animal de diferentes momentos, lo que da lugar a una sobrestimación de la seroprevalencia.
En este estudio se observó un aumento tanto de la proporción de muestras de perros que dieron positivo en la prueba de infección por Leishmania infantum como del número de perros con leishmaniosis en el Reino Unido, con un mayor riesgo en perros castrados, perros de muestra y mestizos, perros de 3 a 6 años y perros del sureste de Inglaterra. Esto pone de relieve la propagación de la leishmaniosis canina a través de perros viajeros y la importancia de realizar pruebas a los perros clínicamente sanos que viajan hacia o desde áreas endémicas. Los hallazgos de este estudio forman una base de referencia para futuros patrones de leishmaniosis canina que se deben controlar e identifican posibles puntos de control para la enfermedad.