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Gestión de la hepatitis E desde el “One Health”, con especial atención al jabalí

Gestión de la hepatitis E desde el “One Health”, con especial atención al jabalí

Publican una revisión sobre la hepatitis E y sus posibles implicaciones para la salud pública desde una perspectiva de Una Sola Salud, atención especial al papel del jabalí
Jabalies
Las poblaciones de jabalíes enfermos podrían representar un riesgo.

El virus de la hepatitis E (VHE), llamado así por su vía de transmisión “entérica” y su capacidad de causar “epidemias”, es la causa más común de hepatitis aguda e ictericia en todo el mundo, y puede tener orígenes zoonóticos.

 

La hepatitis E suele ser benigna y autolimitada, pero puede volverse crónica y mortal en individuos inmunodeprimidos, especialmente en mujeres embarazadas en países en desarrollo. El virus ha infectado a casi un tercio de la población mundial y es la principal causa de hepatitis viral aguda a nivel mundial, elevándola a un problema emergente de salud pública. Aunque el panorama epidemiológico varía entre países en función de su nivel de desarrollo, la hepatitis E se encuentra tanto en países desarrollados como en desarrollo. 

 

Inicialmente, se consideró un virus relacionado con los viajes en los países occidentales, vinculado a regiones endémicas. Sin embargo, en los últimos años se ha notificado un número creciente de casos autóctonos en países europeos, muchos de los cuales están relacionados con el consumo de carne poco cocida o de cerdo curada de forma inadecuada.

 

En los países industrializados, las principales fuentes de infección por hepatitis E son el contacto con animales y el consumo de carne cruda o poco cocida, en particular hígado de cerdo, jabalí y ciervo. Por el contrario, la mala higiene y el saneamiento siguen contribuyendo significativamente a la transmisión de la hepatitis E en los países en desarrollo. 

 

Hepatitis E desde el “One Health”, con especial atención al jabalí

 

Además de los humanos, se ha demostrado que varias especies de animales domésticos y salvajes son portadoras de VHE o virus relacionados con VHE, lo que complica los esfuerzos para controlar la enfermedad y contribuye a su persistencia. Entre los virus de la hepatitis, VHE se destaca como el único con transmisión zoonótica transmitida por alimentos y reservorios animales no primates. Se sabe que las granjas de cerdos tienen altas tasas de infecciones por VHE, y el consumo de productos porcinos, especialmente los que contienen hígado de cerdo, está asociado con estas infecciones.

 

La función de los virus como patógenos transmitidos por alimentos ha llamado la atención de la comunidad científica mundial por varias investigaciones. Cuando se trata de controlar la contaminación microbiológica transmitida por alimentos, los enfoques preventivos a menudo son ineficaces cuando hay virus involucrados. En 2017, se notificaron 5079 casos de enfermedades transmitidas por los alimentos en Europa, y se ha demostrado que los virus desempeñan un papel importante como agentes causales. Según el Comité Asesor de la EFSA, los principales agentes virales asociados con los brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos son el norovirus y los virus de la hepatitis A y E. 

 

Para comprender el impacto del virus en los sistemas de salud globales, vale la pena señalar que las complicaciones relacionadas con la hepatitis E se cobran la vida de más de 57.000 personas al año. En los últimos 10 años, se han notificado más de 21.000 casos clínicos y 28 muertes relacionadas con esta infección en Europa, lo que refleja un aumento de diez veces en la incidencia durante este período. En un artículo de revisión realizado en EE UU e Italia sobre el VHE, se han tratado distintos temas relacionados con el virus, como las lagunas de conocimiento actuales, con especial atención al jabalí y su importancia epidemiológica como reservorio animal.

 

Jabalíes y cerdos domésticos

 

En los últimos 20 años, se ha recopilado una cantidad significativa de datos que sugieren que los cerdos salvajes también representan un reservorio significativo de VHE. Dado que los jabalíes y los cerdos domésticos están estrechamente relacionados, no es inesperado que sean igualmente vulnerables al VHE.

 

En poblaciones de jabalíes se han encontrado anticuerpos contra varios virus zoonóticos, como el virus de la encefalitis japonesa, el virus de la gripe porcina y el virus de la hepatitis E. Estos virus zoonóticos pueden transmitirse de los jabalíes a las personas cuando entran en contacto cercano con ellos. 

 

El jabalí euroasiático se encuentra en la mayor parte de Europa. En los últimos 50 años, el número total de jabalíes que se han cazado, han mostrado un aumento significativo en la población, con más de 2,2 millones de jabalíes abatidos anualmente en el continente. Debido a que los cerdos de granja y los jabalíes son miembros de la misma especie, pueden transmitirse enfermedades entre sí. Por lo tanto, las poblaciones de jabalíes enfermos podrían representar un riesgo para el comercio mundial, así como para el negocio porcino. La peste porcina africana y clásica, así como la brucelosis porcina, son ejemplos de infecciones virales extremadamente infecciosas que se sabe que se propagan de los jabalíes a los cerdos. 

 

Respecto a la hepatitis E, los autores comentan que se han llevado a cabo numerosas investigaciones, principalmente en Europa y Japón, para determinar la frecuencia de ARN y/o anticuerpos del VHE en jabalíes. En Japón y Europa se observaron seroprevalencias que oscilaban entre el 1,6 y el 41,6% y entre el 4,9 y el 57,4%, respectivamente. También se han notificado prevalencias de ARN tan altas como el 10,3% en Japón y el 68,2 % en Europa. Estos hallazgos “demuestran inequívocamente que los jabalíes de Europa y Japón suelen estar infectados con el VHE y que los cerdos salvajes de estas regiones probablemente actúen como reservorio del VHE”.

 

Se han observado contactos entre cerdos domésticos al aire libre y jabalíes en libertad; estas interacciones podrían verse como un indicador del riesgo de transferencia de enfermedades. El tipo de interacción en el que es más probable que se produzca la transmisión de enfermedades es la hibridación. La creciente investigación sobre la prevalencia de patógenos en diferentes naciones indica que la hibridación en las poblaciones de jabalíes y cerdos aumenta el riesgo para la salud humana. Se encontraron varios factores de riesgo para el contacto: una distancia de más de cinco metros entre los recintos de los cerdos y los edificios de la porqueriza; una distancia de más de 500 m entre los recintos de los cerdos y otras residencias; cerca de un bosque (menos de 500 m); cercas eléctricas; y cercas que sean más cortas que sesenta centímetros.

 

También existe un riesgo asociado con la cría al aire libre. Debido a que se crían en mayores cantidades que otras especies de ganado, algunos de ellos tienen más probabilidades de transmitir enfermedades a la fauna silvestre.

 

Estrategias de control de jabalíes 

 

Por lo tanto, los autores comentan que se requiere la implementación de un escenario de salud veterinaria global, utilizando una variedad de programas de erradicación y control, monitoreo cercano y sistemas de alerta temprana. 

 

En este sentido, explican que la eliminación de animales casi nunca es una estrategia exitosa para controlar las enfermedades que afectan a la vida silvestre. “También la rodea un intenso debate científico y social (por ejemplo, sobre el sacrificio de tejones como medio para controlar la tuberculosis)”. 

 

El sacrificio y la erradicación son sólo opciones cuando se trata de brotes de enfermedades de la fauna silvestre de origen puntual (centrando el sacrificio en el foco de la enfermedad más un anillo exterior de vacunación) o poblaciones insulares, donde las barreras geográficas limitan la dispersión de los animales, o especies introducidas (especies plaga, donde las restricciones legales y sociales al sacrificio son mínimas). 

 

Por el contrario, muchas iniciativas de control de enfermedades tienen como objetivo reducir la población. Este “es un enfoque provisional, hasta que se emplee la alteración del hábitat para modificar la distribución del huésped o la exposición a los agentes de la enfermedad, o para reducir de forma más permanente la densidad del huésped”.

 

En resumen, los sistemas de vigilancia sólidos, que incluyan la notificación oportuna, la vigilancia molecular y el monitoreo de la prevalencia del VHE en reservorios animales, como el jabalí, “son fundamentales para orientar intervenciones de salud pública eficaces”. La lucha contra el VHE “requiere una estrategia integral que abarque un diagnóstico preciso, intervenciones sólidas de salud pública e investigación continua”. “Si priorizamos estos esfuerzos, podemos reducir significativamente la carga mundial del VHE y proteger la salud pública mediante un sólido modelo de Una Salud”.

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