Clostridium perfringens es una bacteria anaerobia, gram positiva, en forma de bastón, que produce esporas y es aerotolerante, es decir, puede sobrevivir aún con presencia de oxígeno.
Afecta principalmente a animales domésticos y al humano; puede encontrarse de forma normal en la microbiota intestinal y también puede ser aislada del suelo y agua residual.
“Su importancia yace en las manifestaciones clínicas de la infección y la gran tasa de mortalidad que ejercen sus toxinas, pudiendo provocar hasta el 100 % de muertes tanto en animales jóvenes como en animales adultos”, señala un reciente estudio.
Asimismo, los hallazgos patológicos a la necropsia se han observado en diversos grados de enteritis, enterocolitis y/o enterotoxemia, así como lesiones en encéfalo, mesencéfalo, aparato urinario y músculo por el daño endotelial grave que produce.
Al ser uno de los agentes con mayor distribución en el medio ambiente, es indispensable conocer los hallazgos patológicos de los diferentes toxinotipos asociados a esta bacteria, con el objetivo de reconocer esta enfermedad y poder controlar su aparición.
En este marco, frente a la gran tasa de mortalidad y sobre todo su gran morbilidad, ha surgido el interés por la actualización de los hallazgos a nivel macro e histopatológico.
Por ello, investigadores mexicanos han publicado recientemente los hallazgos patológicos de la infección por Clostridium perfringens en animales domésticos.
En el estudio, los autores mencionan que “las enterotoxemias producidas por Clostridium perfringens se encuentran en una gran variedad de animales domésticos y el hombre”, además que "la producción de toxinas se da principalmente en el íleon y, en menor medida, en el colon, con su subsecuente absorción”.
El siguiente cuadro ejemplifica y resume la fisiopatología de C. perfringens, así como su acción (sistémica o local) en diferentes hospedadores. Se ha clasificado esta bacteria en siete diferentes tipos (toxinotipos), basado en su capacidad para producir y secretar toxinas (Tabla 1).
En conclusión, Clostridium perfringens es una bacteria que puede causar enfermedades graves en animales y humanos debido a sus toxinas. Estas toxinas provocan enteritis, enterocolitis y enterotoxemia, con alta mortalidad en casos severos. La bacteria está presente en la microbiota intestinal y en el ambiente, y afecta a diversos hospedadores con síntomas que varían según el tipo de toxina. Conocer estos efectos patológicos es crucial para el diagnóstico y control de las infecciones.