La Ley 2/2023 de protección, bienestar y tenencia de animales de compañía y otras medidas de bienestar se publicó en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana en marzo del año pasado. Una de las novedades más relevantes de la nueva regulación autonómica fue extender la obligatoriedad de la identificación mediante microchip de los perros -ya entonces vigente- a los gatos y hurones. La norma daba un plazo de seis meses, hasta mediados de septiembre de 2023, para cumplir con este nuevo requisito. Pues bien, transcurrido justo un año y según la base de datos del RIVIA (Registro Informático Valenciano de Identificación Animal) las identificaciones felinas se han disparado un 56 % y las de hurones un 23 % en la provincia de Valencia; un 50 % y un 24 %, respectivamente, a nivel autonómico.
Pese a haber vencido el plazo legal marcado, el Colegio de Veterinarios de Valencia (ICOVV) considera que la evolución en cuanto al cumplimiento de la norma en este punto está siendo “positiva” pero remarca que aún falta “mayor concienciación” de los beneficios de la identificación, tanto para los animales como para sus responsables. Así lo advierte la presidenta de este colegio, Inmaculada Ibor, que recuerda que la implantación del microchip "es un método rápido, seguro y barato; permite recuperar los animales al poco de verse extraviados o robados y luchar contra el maltrato y el abandono; contribuye al control de enfermedades; es condición necesaria para viajar con ellas al extranjero; permite acceder a determinados servicios y da facilidades para algunos trámites administrativos".
Entre marzo de 2023 y el mismo mes de este año se han registrado 23.095 nuevos gatos en la provincia de Valencia en el RIVIA, 46.663 en el conjunto de la autonomía. Las cifras son destacables pero, según las estimaciones de los veterinarios que colaboran con este registro (que son casi todas las clínicas), aún están muy lejos de acercarse a la población real de felinos, ni la de los hogares valencianos ni la correspondiente a la de las colonias felinas, cuya responsabilidad recae según la Ley en los ayuntamientos.
En el caso de los hurones las cifras son menos relevantes: solo se han identificado 220 ejemplares domésticos en Valencia, 435 en toda la Comunitat, números que califican de "bajos" para el que se considera tercer animal de compañía preferido por los valencianos, a considerable distancia de perros y gatos. “Aún hay un gran desconocimiento de la Ley y muchos propietarios no son conscientes de las ventajas de identificar a sus gatos y hurones. Porque, aunque no salgan de sus casas, necesitan ser identificados. Los animales pueden escaparse o pueden ser robados y el microchip es fundamental para localizarlos”, recuerda Ibor. Por otra parte, los motivos de salud de los animales y de las personas no son menos importantes. “Hemos de aprender de pandemias como la COVID-19 y otras enfermedades emergentes. Tenerlos identificados y controlados podría ser clave para luchar contra la enfermedad”, insiste la presidenta.
VENTAJAS
Desde el Colegio de Veterinarios de Valencia recuerdan que si una mascota con este diminuto implante se pierde, es llevada a un refugio, al veterinario, o es atendida por un policía local, se puede escanear el chip para obtener la información de contacto del dueño y facilitar el rápido reencuentro, lo que resulta también efectivo en la lucha contra el posible robo (porque complica la venta del animal), permite dirimir las disputas sobre la custodia de un animal de compañía y, más aún, es clave contra el abandono y el maltrato (pues contribuye a depurar responsabilidades entre quienes actúan así de irresponsablemente). Para viajar al extranjero con el animal es un requisito indispensable, también es necesario para acceder a determinados servicios (residencias o servicios de cuidado de animales) y facilita o es condición sine qua non para trámites administrativos (obtención de licencias, el registro en ayuntamientos o la gestión de seguros para mascotas).
Además, es clave por la información sanitaria que ya se asocia a la identificación y más aún, la que se podrá contemplar. Hoy los microchips se ligan a la fecha de vacunación contra la rabia y esto permite que desde el RIVIA se avise a los titulares cuando se aproxima la fecha para administrar la dosis vacunal de ‘recuerdo’. Pero es que, además, a través de estos implantes sería posible tener un acceso rápido al historial médico del animal, lo que puede ser crucial para su tratamiento en caso de urgencia. Este servicio podría generalizarse en breve. Por otra parte, la identificación de estos animales podría ser, en su caso, de gran utilidad para controlar brotes de enfermedades, especialmente en situaciones en las que los animales interactúan con otros o se encuentran en zonas de alto riesgo