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Guía práctica sobre todo lo que un examen del fondo de ojo puede revelar sobre la salud de perros y gatos
EDICIÓN

Guía práctica sobre todo lo que un examen del fondo de ojo puede revelar sobre la salud de perros y gatos

Han elaborado una guía sobre los cambios retinianos y fúndicos en perros y gatos que pueden ofrecer una gran cantidad de información con respecto a la salud del paciente
Examen ojo veterinario
Este examen puede ofrecer una gran cantidad de información con respecto a la salud del paciente.

El fondo de ojo es único porque es la única parte del cuerpo que permite una visión no invasiva e ininterrumpida de la vascularización y el tejido nervioso. En este sentido, la utilización de esto puede ser una herramienta poderosa para descubrir hallazgos incidentales destacados que apuntan a enfermedades sistémicas subyacentes y para monitorear la respuesta a la terapia. Además, las vénulas y arteriolas retinianas permiten al veterinario evaluar los cambios en el color, el diámetro, el contorno y la tortuosidad de los vasos.


La retina y el nervio óptico pueden presentar cambios asociados con aumento o disminución del espesor, infiltrados inflamatorios, hemorragias y desprendimientos. Si bien algunas manifestaciones retinianas de enfermedades sistémicas pueden ser inespecíficas, otras son patognomónicas y pueden ser el signo de presentación de una enfermedad sistémica. El examen del fondo de ojo es una parte esencial del examen físico integral.


Al examinar el fondo de ojo, el veterinario debe estar familiarizado con las variaciones normales en la anatomía de la especie que se examina y con las variaciones fenotípicas normales relacionadas con la raza dentro de ciertas especies. Las variaciones se asocian principalmente con la apariencia y presencia de vascularización, tapete lúcido, pigmento en el epitelio pigmentario de la retina y mielinización de la cabeza del nervio óptico.


En este marco, un grupo de expertos ha realizado una revisión con el propósito de familiarizar al veterinario clínico con los hallazgos retinianos específicos e inespecíficos asociados con enfermedades sistémicas naturales y aspectos clave que pueden facilitar llegar a un diagnóstico diferencial utilizando herramientas que están disponibles en la mayoría de las consultas.


Si bien las manifestaciones retinianas de enfermedades ocurren en una amplia gama de animales de compañía, la revisión se centra, explican, en las que ocurren en perros y gatos. Por otra parte, las anomalías de la retina se clasifican utilizando el acrónimo DAMNIT-V, y algunos hallazgos son consistentes con más de una clasificación.


Asimismo, los autores matizan que las manifestaciones extremadamente raras, las asociaciones equívocas de enfermedades y las anomalías retinianas inducidas experimentalmente están fuera del alcance de esta revisión.


PROCESOS DEGENERATIVOS


La primera parada de los autores consiste en los procesos degenerativos, concretamente la atrofia progresiva de la retina, “un término que se refiere a un grupo de degeneraciones hereditarias de la retina que empeoran o progresan con el tiempo”. Resultan en un adelgazamiento retiniano generalizado bilateral que se manifiesta como hiperreflectividad tapetal y se acompaña de atenuación vascular retiniana superficial y, finalmente, atrofia de la cabeza del nervio óptico. La mayoría de las atrofias progresivas de retina (ARP) en perros representan enfermedades que se limitan a disfunción retiniana sin manifestaciones sistémicas, y añaden que “no existe ningún tratamiento actual para estas afecciones”. Si bien algunos defienden el uso de nutracéuticos y supuestas terapias neuroprotectoras, “la práctica no está respaldada por pruebas científicas sólidas”.


En cuanto a los procesos degenerativos, han hablado de las enfermedades por almacenamiento lisosomal tanto en perros como en gatos, pero consideran que “estas condiciones son extremadamente raras en un entorno clínico”.


ENFERMEDADES DE DESARROLLO


En los labradores retrievers y samoyedos, la displasia de retina y otras anomalías oculares “se han asociado con anomalías ortopédicas como parte de una distrofia oculoesquelética hereditaria, también conocida como enanismo con displasia de retina”. La afección se ha asociado con mutaciones en los genes COL9A2 y COL9A3 para los cuales hay pruebas genéticas disponibles, y la gravedad es variable en los perros afectados.


Los perros homocigotos para las mutaciones se manifiestan, comentan, con osteocondrodisplasia del esqueleto apendicular, enanismo de extremidades cortas y displasia de codo y cadera. Las lesiones oculares incluyen cataratas, degeneración y displasia de retina, desprendimiento de retina, sinéresis vítrea y vítreo primario hiperplásico persistente.


Por otro lado, en cuanto a la displasia de retina en gatos, explican que se asocia principalmente con infecciones virales intrauterinas que resultan en un desarrollo anómalo de la retina con características anatómicas que incluyen pliegues, rosetas y gliosis retiniana. Esto se ha informado en asociación con la infección perinatal natural por el virus de la panleucopenia felina y la infección por el virus de la leucemia felina.


PROCESOS METABÓLICOS


En cuanto a los procesos metabólicos con impacto directo sobre el fondo de ojo, los autores se hacen eco de la lipemia retiniana y la retinopatía diabética.


Respecto a la primera, indican que pueden provocar una decoloración patognomónica de la sangre a un color crema-melocotón que se observa dentro de los vasos de la retina. La patogénesis subyacente puede implicar una dieta rica en grasas, una predisposición genética en los schnauzers miniatura o el gato birmano y otras razas afectadas, o en endocrinopatías (p. ej., hipotiroidismo, diabetes mellitus e hiperadrenocorticismo). La resolución “a menudo se logra cuando se trata y controla la afección subyacente”, y “una dieta baja en grasas y suplementos con ácidos grasos omega-3 a menudo se incorporan en el plan de tratamiento y pueden conducir a la resolución”.


Asimismo, la revisión detalla como los perros con diabetes mellitus (DM) inducida o natural pueden desarrollar hemorragias retinianas petequiales y microaneurismas, cambios que se asocian con la retinopatía diabética. No obstante, añaden que “si bien se debe evaluar cuidadosamente el control glucémico de los perros con retinopatía diabética, estos hallazgos no implican una falta de control glucémico”.


PROBLEMAS DERIVADOS DE LA NUTRICIÓN


Una nutrición inadecuada puede provocar una variedad de afecciones retinianas, que a menudo se presentan con manifestaciones retinianas distintas. Si bien la ingesta demasiado calórica puede provocar una lipemia retiniana reversible, ciertas deficiencias pueden provocar cambios degenerativos permanentes en la retina.


En primera instancia, comentan que la deficiencia de taurina en gatos puede resultar en una condición progresiva de degeneración central de la retina felina y, en última instancia, ceguera. Las lesiones comienzan inicialmente como un aumento de granularidad seguido de una región elipsoidal focal de hiperreflectividad dentro del área central y se expanden a dos lesiones que luego se fusionan. Si se corrige la causa subyacente, las lesiones no progresan; sin embargo, “la deficiencia crónica dará como resultado una progresión hasta que la retina se atrofia por completo”.


Históricamente, la afección se ha observado en gatos alimentados con comida para perros, aunque la enfermedad se ha convertido en una afección poco común ya que “muchas marcas de comida para perros ahora complementan la comida con taurina”. No obstante, la comida para perros, advierten, sigue siendo inadecuada para las necesidades nutricionales de los felinos.


Por otro lado, con el aumento de la popularidad de las dietas caseras, crudas y veganas, “existen algunas preocupaciones con respecto a la insuficiencia nutricional de las dietas no comerciales y algunas comerciales novedosas”.


Otra carencia derivada de la incorrecta alimentación puede afectar a la vitamina A y E. Los autores informan que la deficiencia nutricional de vitamina A tiene un significado desconocido en perros y gatos. “Una mutación en la proteína de unión al retinol 4 ( RBP4 ) informada en ciertas razas de perro produce una deficiencia de vitamina A durante el desarrollo fetal y, posteriormente, defectos oculares graves como microftalmía, anoftalmía y coloboma”.


Mejor conocido es el papel de la vitamina E, cuya deficiencia en perros se manifiesta como cambios pigmentarios en el fondo de ojo debido a la acumulación de lipofuscina y “puede ocurrir con o sin déficits clínicos en la visión”.


La apariencia distintiva del fondo de ojo consiste en pequeñas manchas patognomónicas redondeadas de color marrón más claro que corresponden a la acumulación de lipofuscina en el epitelio pigmentario de la retina.


NEOPLASIAS Y ENFERMEDADES INFLAMATORIAS


Varias neoplasias pueden provocar metástasis ocular y hemorragias retinianas y la uveítis son la manifestación más común de enfermedad ocular metastásica. Los autores comentan que el linfoma “es la neoplasia más común en ambas especies”. Las segundas neoplasias más comunes que afectaron al ojo fueron la diseminación metastásica del carcinoma mamario en perras (en su mayoría unilateral) y el carcinoma pulmonar y de células escamosas en gatos. Las lesiones notificadas con más frecuencia que afectaron el fondo de ojo fueron la afectación coroidea con hemorragias subretinianas y desprendimiento de retina.


Por otra parte, las enfermedades inflamatorias que afectan al fondo de ojo se pueden clasificar en de origen infeccioso o no infeccioso, y apuntan que “numerosas infecciones sistémicas pueden provocar manifestaciones oculares”.


A veces, los cambios en el fondo de ojo son el primer o único signo de esas condiciones sistémicas. La retinitis, las hemorragias retinianas y la coriorretinitis “son comunes en las micosis sistémicas como la blastomicosis y la criptococosis, así como en las enfermedades por rickettsias”.


Los autores han revisado igualmente cambios producidos por diversos agentes patógenos, como virus, bacterias o parásitos, así como otros agentes lesivos, como traumatismos o problemas vasculares.


En resumen, ante la información proporcionada en dicha revisión, los investigadores han concluido que los cambios retinianos y fúndicos en perros y gatos “pueden ofrecer una gran cantidad de información con respecto a la salud del paciente”. Si bien muchos cambios no son específicos, “algunos son patognomónicos o altamente sugestivos de procesos patológicos específicos y pueden acelerar el camino hacia un diagnóstico correcto y un plan médico apropiado”.


En consecuencia, “es fundamental estar familiarizado con la amplia gama de variaciones normales, así como la capacidad de distinguir las lesiones activas de las estáticas”, y animan a los veterinarios a incorporar “el examen fúndico durante las evaluaciones rutinarias y la consulta de pacientes enfermos”.

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