La leishmaniasis es una enfermedad transmitida por vectores causada por parásitos protozoarios del género Leishmania, que se transmiten por la picadura insectos de los géneros Phlebotomus y Lutzomyia. Según la Organización Mundial de la Salud, la leishmaniasis es una de las siete enfermedades tropicales más importantes a nivel mundial. En 2020, fue descrita como endémica en amplias zonas de los trópicos, estando presente en alrededor de 98 países y territorios en todos los continentes excepto Oceanía.
Cerca de 20 especies de Leishmania han sido identificadas como patógenas para los humanos, y causan tres variantes clínicas principales de la enfermedad: (i) leishmaniasis cutánea (CL), con macrófagos infectados residentes en la piel; (ii) leishmaniasis mucosa, que afecta las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta; (iii) y leishmaniasis visceral (LV), con células fagocíticas mononucleares infectadas en el hígado, el bazo, la médula ósea, los ganglios linfáticos y el intestino.
La forma más común es la CL, y anualmente se producen entre 600.000 y 1 millón de casos nuevos en todo el mundo. CL se caracteriza por lesiones epiteliales y úlceras en regiones expuestas del cuerpo. Las formas cutánea, mucosa y mucocutánea de leishmaniasis, denominadas colectivamente leishmaniasis tegumentaria (TL), no suelen ser mortales. La forma más grave es la LV, con entre 50.000 y 90.000 nuevos casos notificados por año. Sin tratamiento, la LV es mortal en el 95 % de los casos e, incluso cuando se trata, se asocia con tasas de letalidad del 10 % al 20 %. Todas las especies de Leishmania que infectan a los humanos pueden causar CL, mientras que las especies que se sabe que causan LV pertenecen al complejo L. donovani.
El diagnóstico de la leishmaniasis se basa en manifestaciones clínicas y datos epidemiológicos y de laboratorio. Cada método tiene sus ventajas y su utilidad puede variar según la forma clínica de la enfermedad.
Recientemente se han desarrollado varias herramientas moleculares para el diagnóstico de la leishmaniasis, y están desempeñando un papel cada vez más relevante en este campo debido a su alta sensibilidad, especificidad y aplicabilidad a una variedad de muestras clínicas. Los métodos moleculares también son útiles para monitorear la respuesta al tratamiento en pacientes con leishmaniasis y otras enfermedades.
UN MÉTODO PARA DETECTAR TODAS LAS ESPECIES
En algunas zonas endémicas, incluidos países de América del Sur, la leishmaniasis es causada por una amplia variedad de especies coexistentes de Leishmania, mientras que, en otros, como España, sólo interviene una especie autóctona; sin embargo, con el aumento del movimiento de población asociado con la globalización, se están importando casos de América del Sur, el Magreb y otros lugares.
La dificultad de diseñar un método óptimo para detectar todas las especies circulantes complica el diagnóstico de la enfermedad. Los kits moleculares comerciales están disponibles principalmente para el diagnóstico de LV, y muy pocos permiten la detección de todas las especies capaces de causar TL. Una empresa española ha desarrollado recientemente un prototipo de ensayo PCR para detectar y diagnosticar la infección por Leishmania spp. en pacientes con signos de TL o VL. Este prototipo fue diseñado para evitar pasos de manipulación que requieren mucho tiempo, reduciendo así el riesgo de contaminación.
En este contexto, el objetivo de un estudio elaborado por investigadores de las universidades de Barcelona y Girona, del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, el Instituto de Salud Carlos III, y la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba, Bolivia, entre otros, fue realizar un análisis comparativo de tres kits de diagnóstico molecular de leishmaniasis: el nuevo test desarrollado en España, y otros dos test comerciales.
Cuatro especies de Leishmania, L. infantum, L. mayor, L. braziliensis, y L. panamensis, fueron elegidas para evaluar la sensibilidad analítica, mientras que la sensibilidad diagnóstica se evaluó mediante el estudio de un panel de 49 muestras de ADN de pacientes con Leishmania.
El prototipo pudo detectar todas las especies estudiadas y alcanzó un límite de detección de 5 × 10L en todas las especies. Además, permitió el diagnóstico de casos autóctonos e importados de leishmaniasis cutánea y visceral. La sensibilidad diagnóstica fue del 81,8 % para el prototipo y del 100% para otro de los kits utilizados (se detectaron 27 y 33 muestras positivas, respectivamente).
UN CANDIDATO PROMETEDOR
Asimismo, el otro test comercial probado “no pudo detectar la especie Vianna”. Se descubrió que el prototipo del kit de detección por PCR en tiempo real “tiene una buena sensibilidad analítica y diagnóstica”. Utilizando un protocolo simple y reactivos listos para usar, los resultados “se obtienen rápidamente y son fáciles de interpretar”.
Los datos obtenidos de la evaluación indican que “el test desarrollado en España es un candidato prometedor para el diagnóstico de rutina de la leishmaniasis cutánea y visceral en países endémicos, pero se necesitan más estudios para abordar su sensibilidad y especificidad”.
En este sentido, añaden que “en el contexto clínico, existe una necesidad apremiante de establecer protocolos optimizados para la detección e identificación de todos los posibles agentes etiológicos de la leishmaniasis, ya que esto permitiría un pronóstico más preciso y un tratamiento eficiente”.