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Tejones y erizos pueden ser especies centinelas de leishmaniasis en España
EDICIÓN

Tejones y erizos pueden ser especies centinelas de leishmaniasis en España

Investigadores españoles han explorado la ocurrencia del parásito en mamíferos silvestres que son potenciales reservorios de leishmaniosis en zonas rurales y urbanas
Tejón
El mayor porcentaje de infección se encontró en tejones europeos.

La leishmaniasis es una enfermedad zoonótica causada por un parásito protozoario del género Leishmania. El género incluye más de 20 especies zoonóticas con una distribución mundial. Leishmania infantum es la especie más frecuentemente reportada en la cuenca del Mediterráneo, causando una enfermedad potencialmente mortal en humanos y animales. Puede ocurrir leishmaniosis cutánea y visceral (CL y VL, respectivamente).


La principal vía de transmisión es la picadura de un flebótomo (orden Diptera, familia Psychodidae), aunque existen vías menores de infección, como la transmisión venérea o vertical, que está comprobada en cánidos, o la vía oral, que se describe en hámsters y sugerido en murciélagos insectívoros. Se ha descrito que Phlebotomus es capaz de transmitir L. infantum en el sur de Europa, siendo los más comunes P. perniciosus y P. ariasi, que tienen una amplia distribución en países como Italia, Portugal, Francia y España.


Los humanos y los animales domésticos, como los perros, han sido los reservorios más estudiados debido a su alta prevalencia y relevancia, pero en las últimas décadas se han analizado varias especies domésticas y de vida silvestre para investigar su capacidad para mantener el ciclo biológico del parásito. Es necesario aclarar el papel de cada especie huésped en la propagación de la leishmaniosis en entornos urbanos, periurbanos y rurales.


El primer paso debe ser la identificación de los posibles huéspedes y, eventualmente, su capacidad para jugar un papel relevante en los brotes de esta parasitosis, lo que puede comprobarse mediante experimentos de xenodiagnóstico. Este enfoque se empleó durante el gran brote de leishmaniosis en Madrid, cuando se demostró que las liebres desempeñaban un papel en el mantenimiento del ciclo.


LEISHMANIOSIS EN ANIMALES SALVAJES


En Europa, los carnívoros salvajes, como los zorros (Vulpes vulpes), los chacales (Canis aureus) y los lobos (Canis lupus), han sido ampliamente estudiados debido a su similitud con los perros, pero otras especies, como el erizo europeo (Erinaceus europaeus), tejón europeo (Meles meles), murciélago común (Pipistrellus pipistrellus), roedores (Mus musculus , Rattus rattus , etc.), ardilla roja (Sciurus vulgaris), visones europeos y americanos y martas (Martes martes), entre otros, han dado positivo por L. infantuma través de métodos tanto moleculares como serológicos, aunque la mayoría de estos estudios emplearon pocos animales de cada especie.


El creciente interés en el papel de estas especies como posibles reservorios de patógenos se debe a la creciente interacción entre la vida silvestre y los entornos urbanos y periurbanos debido a la fragmentación de sus hábitats, la extensión de las áreas periurbanas hacia territorios típicamente silvestres y el aumento en actividades de ecoturismo. Estas situaciones llevaron a un aumento de las interacciones entre la vida silvestre, los seres humanos, los huéspedes domésticos y los vectores.


Teniendo en cuenta que España es un país con altos niveles de prevalencia de L. infantum en Europa y el área mediterránea, el objetivo de un trabajo realizado por Iris Azami, Paula Pérez, María Teresa Gómez, Fernando González y Marta Mateo de la Universidad Complutense de Madrid; Pablo Matas de la Facultad Veterinaria Alfonso X el Sabio; y José Sansano de la Universidad Católica de Valencia, fue analizar la ocurrencia del parásito en mamíferos silvestres que son potenciales reservorios de leishmaniosis en zonas rurales, zonas urbanas y periurbanas. Para ello se emplearon diferentes muestras de los animales y varias dianas de ADN. También se evaluó la utilidad de técnicas menos invasivas en el ensayo de especies silvestres.


TEJÓN, ERIZO EUROPEO Y ARDILLA ROJA


Las muestras se obtuvieron, a conveniencia, de centros de recuperación de fauna silvestre en España. En total, se estudiaron 123 animales de 3 especies de mamíferos diferentes, incluidos 83 erizos europeos, 26 ardillas rojas y 14 tejones europeos. Además, se incluyeron en el estudio un pequeño número (n = 11) de otras seis especies: mangosta egipcia (Herpestes ichneumon), erizo argelino (Atelerix algirus), marta (Martes foina), comadreja menor (Mustela nivalis), lirón careto (Elyomis quercinus) y turón occidental (Mustela putorius).


Los animales estuvieron ingresados entre noviembre de 2015 y febrero de 2023 en cinco centros de recuperación de fauna: GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat; Madrid, España), “La Granja de El Saler” (Valencia, España), Minizoo (Guadalajara, España), “El Chaparrillo” (Ciudad Real, España), y CERI “Centro de Estudios de las Aves Rapaces Ibéricas” (Toledo, España).


En total, 19 de los 128 animales a los que se les realizó la necropsia (14,84 %), dieron positivo para L. infantum en al menos una muestra (bazo o piel) o una PCR. Se encontraron resultados positivos en el bazo o la piel del oído, mientras que los hisopos orales y oculares (n = 8) fueron todos negativos. Solo dos animales dieron positivo tanto en el bazo como en la piel: un erizo europeo y un tejón europeo adulto. El mayor porcentaje de infección se encontró en tejones europeos (35,71 %), seguidos de erizos europeos (14,29 %), y ardillas rojas.


Teniendo en cuenta el solapamiento de la distribución de especies silvestres positivas para la infección por L. infantum con la distribución del parásito en la Península Ibérica, “consideramos que las especies con mayor riesgo de ser potenciales reservorios son los tejones y los erizos”. Además, los autores resaltan que “la información proporcionada en este artículo es relevante para el desarrollo de estrategias de conservación y manejo de las poblaciones de vida silvestre”. Finalmente, “la investigación de enfermedades zoonóticas en especies silvestres las convierte en centinelas que pueden utilizarse para explorar la situación epidemiológica de enfermedades endémicas o emergentes”, concluyen.

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