La leishmaniosis canina (CanL) es una enfermedad transmitida por flebotomos y causada por Leishmania infantum. Es una patología endémica en la cuenca del Mediterráneo. La patogenicidad sistémica de este protozoo intracelular depende estrictamente de la compleja interacción canina huésped-parásito.
Por ejemplo, una marcada respuesta inmune humoral no protectora y una respuesta inmune celular inadecuada están asociadas con la progresión de la enfermedad en perros susceptibles. Como parte de la inmunidad innata, también se ha informado respuesta de fase aguda (APR) en CanL, que se caracteriza por variaciones de las proteínas de fase aguda (APP) con aumentos en la proteína C reactiva (CRP), ferritina sérica y haptoglobina, y disminuciones en albúmina, paraoxonasa 1 (PON1) o apolipoproteína 1 (Apo-A1).
De manera similar, en humanos con leishmaniasis visceral por Leishmania donovani y L. infantum, una respuesta inflamatoria se considera una característica común, como lo indica no solo el incremento de las APP, sino también la tasa de sedimentación de eritrocitos (VSG, por sus siglas en inglés)
Esta determinación es una prueba de laboratorio comúnmente realizada que mide la distancia que recorren los glóbulos rojos en un tubo de sangre anticoagulada en una unidad específica de tiempo, más comúnmente una hora. En medicina humana, la VSG se suele utilizar como índice general de enfermedad y para realizar un seguimiento de la aparición y el alcance de la inflamación. Aunque la VSG apenas se investiga en medicina veterinaria, recientemente se ha descubierto que es útil en casos de artritis reumatoide canina, osteoartritis, babesiosis y ehrlichiosis.
Por ejemplo, se ha sugerido el valor potencial de la VSG en combinación con la proteína C reactiva como biomarcadores inflamatorios para monitorear la ehrlichiosis monocítica canina en perros infectados naturalmente por Ehrlichia canis.
Ahora, un estudio reciente tuvo como objetivo evaluar la VSG en perros seropositivos para L. infantum en comparación con perros sanos y evaluar la existencia de una correlación entre la VSG y la forma clínica de CanL, así como las APP.
El estudio se llevó a cabo desde octubre de 2021 hasta enero de 2022 y se reclutaron perros L. infantum-seropositivo por inmunoensayo ligado a enzimas y clasificados como expuestos o afectados por una forma activa de CanL según el examen físico, la puntuación clínica y los resultados de laboratorio, es decir, hemograma completo, panel bioquímico como proteína C reactiva (PCR) y ferritina sérica, electroforesis de proteínas séricas y medición de la concentración de fibrinógeno.
PRUEBA SENCILLA Y RÁPIDA
Para evaluar la VSG de los perros se utilizó un dispositivo con un intervalo de referencia de 0-10 mm/h. Además, la evaluación de VSG también probó en perros clínicamente sanos, como grupo de control. Treinta y seis perros seropositivos para L. infantum [es decir, expuestos (n = 10) y afectados por la forma activa de CanL (n= 26)] se incluyeron en el estudio. También se inscribieron veintidós perros sanos.
El estudio reveló que el valor medio de VSG en perros afectados por una forma activa de CanL fue significativamente mayor que en perros expuestos y sanos.
“El nivel de VSG aumentó en el 92 % de los perros con la forma activa de CanL, mientras que las APP positivas como fibrinógeno, PCR y ferritina sérica aumentaron solo en el 46, 48 y 58 % de los animales, respectivamente”, comentan los autores. En perros expuestos, el nivel de VSG aumentó en el 40% de los casos.
Asimismo, en perros con forma activa, se detectó una correlación positiva significativa entre VSG y proteínas totales, globulinas, PCR y fibrinógeno, así como una correlación negativa significativa entre VSG y hematocrito, hemoglobina y relación albúmina/globulina.
Este estudio, tal y como explican los investigadores, “proporciona datos por primera vez sobre la VSG en perros positivos a L. infantum, y demuestra que los perros afectados por una forma activa de CanL tienen el nivel de VSG más alto”.
Por lo tanto, “la evaluación de la VSG mediante un dispositivo de punto de atención demostró ser una herramienta simple, económica y lista para usar, y la VSG puede considerarse un biomarcador inflamatorio útil y oportuno para el diagnóstico de una forma activa de CanL”, concluyen.
NUEVAS LESIONES ASOCIADAS A LA LEISHMANIOSIS CANINA
Existen órganos dianas de la enfermedad históricamente conocidos, como pueden ser el riñón o la piel. No obstante, ha nacido una línea de investigación abierta encargada de detectar las posibles implicaciones que puede tener la enfermedad sobre otras regiones del cuerpo.
Por ejemplo, un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2) de la Facultad Veterinaria de la Universidad de Zaragoza y del Hospital Clínico de la Universidad de Barcelona, ISGlobal, evaluó la presencia de lesiones en el músculo temporal y los órganos reproductores masculinos (testículo y epidídimo) y correlacionado sus características con la presencia del parásito y con el estado clínico de los perros.
Otra muestra ha sido un estudio llevado a cabo por distintas entidades nacionales, como la Universidad Autónoma de Barcelona o la Universidad Complutense de Madrid, en el cual evaluaron la presencia de diarrea crónica secundaria asociada a la enfermedad.
La diarrea crónica es un signo clínico asociado a la leishmaniosis canina, variando del 3 % al 30 % de prevalencia. Sin embargo, su aparición en perros se ha asociado principalmente con enfermedades renales o hepáticas crónicas.
Los parásitos de la leishmania pueden causar inflamación del tracto digestivo, con el resultado de una diarrea crónica como única manifestación clínica.
IMPORTANTE PAPEL DE LA PREVENCIÓN
Aunque la incidencia en humanos es muchísimo menor que en animales, se trata de una enfermedad grave con impacto en la salud pública. Según la propia OMS, cada año se producen entre 700.000 y un millón de casos en personas.
Se ha demostrado que protegiendo a los perros frente a la leishmaniasis se protege también a las personas. Consciente de esta situación, Letipharma ofrece LetiFend®, vacuna que disminuye el riesgo de desarrollar leishmaniasis clínica. Además, es una vacuna DIVA (Differentiating Infected from Vaccinated Animals) que permite la discriminación entre animales vacunados e infectados.
LetiFend® también contribuye a reducir la transmisión de la enfermedad, ya que los animales vacunados tienen 3,5 veces menos presentar parásitos.
Por su parte, MSD Animal Health ofrece Scalibor®, el único collar para perros de actividad repelente frente al flebotomo con una eficacia de hasta el 98 % durante 12 meses. En los numerosos estudios de campo que han involucrado hasta más de 30.000 perros, Scalibor® ha demostrado una eficacia en la prevención de la leishmaniasis de entre el 94 % y el 98 %.