La leishmaniasis es un grupo de enfermedades causadas por parásitos protozoarios del género Leishmania. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), está considerada como una de las 20 enfermedades tropicales desatendidas. Debido a su complejo ciclo de transmisión que involucra a humanos, animales domésticos, fauna silvestre y vectores de flebotomos, y considerando que es una enfermedad zoonótica y antroponótica, debe ser abordada considerando todos los aspectos que contribuyen a la enfermedad, desde la perspectiva de Una Sola Salud
En el caso de los humanos, estas infecciones son endémicas en 98 países del mundo. y afectan principalmente a poblaciones en situación de pobreza en África, Asia y América del Sur. Cada año se notifican alrededor de 1 millón de casos nuevos y la mortalidad estimada es de más de 13.700 muertes por año.
Actualmente, no existe una vacuna eficaz y los principales tratamientos (como la anfotericina B, la miltefosina y los antimoniales pentavalentes) presentan varias desventajas, como alto coste, efectos secundarios graves y resistencia a los medicamentos.
En cuanto a los animales, varias especies de mamíferos silvestres, domésticos y sinantrópicos se han registrado como hospedantes y/o reservorios de Leishmania spp. en todo el mundo. En Europa, los reservorios más importantes son los perros, que presentan una amplia gama de manifestaciones clínicas cuando están enfermos. Aunque alrededor del 60 % de los perros infectados se mantienen aparentemente sanos, desempeñan un papel activo en la transmisión de la enfermedad.
La leishmaniasis se está extendiendo en Europa, especialmente en países endémicos como Italia y España. Están apareciendo focos de la enfermedad en regiones europeas que antes no eran endémicas, como la costa del norte de Lugo, en España. En consecuencia, varios autores la consideran una enfermedad emergente en este ámbito. Se ha demostrado que el cambio climático en curso está contribuyendo a la propagación del vector y también acelerando el ciclo de vida del parásito.
Actualmente, la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de esta enfermedad son retos desde el punto de vista veterinario y de salud pública. El principal agente etiológico de la leishmaniasis en Europa es Leishmania infantum. Pertenece al complejo Leishmania donovani, que consiste principalmente en L. donovani y L. infantum. Además, otras especies de Leishmania spp., como L. donovani , L. major y L. tropica han sido reportadas en toda Europa, así como los híbridos L. infantum / L. donovani y L. infantum/L. mayor. Estos hechos, junto con el riesgo de introducir especies exóticas a través de los viajes internacionales de personas y animales, revelan la necesidad de continuar aislando y caracterizando cepas de Leishmania a partir de muestras de huéspedes infectados.
A este respecto, un estudio realizado por los científicos Aroia Burguete, Celia Fernández, José Peña, Rima El-Dirany y Paul A. Nguewa del Instituto de Salud de la Universidad de Navarra, y los veterinarios clínicos Leonardo Gainza y Belén Carasa se ha enfocado en el aislamiento y caracterización de aislamientos de Leishmania obtenidos de muestras biológicas de perros naturalmente infectados. Los autores centraron el trabajo en Navarra (España), donde la leishmaniasis se considera hipoendémica.
AISLADOS NAV Y TDL
Se obtuvieron dos aislamientos de Leishmania a partir de muestras biológicas, y tras confirmar que ambos pertenecían a la especie L. infantum, se denominaron L. infantum NAV (NAV) y L. infantum TDL (TDL).
Los investigadores se plantearon proporcionar nuevos aislamientos de Leishmania para su posterior uso en ensayos in vivo e in vitro, y estudiar la sensibilidad a los medicamentos y la capacidad infectiva de dichos aislamientos para comprender mejor la biología de los parásitos que causan la enfermedad.
El trabajo se centró en un polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción de PCR para la identificación de especies específicas de los aislamientos, y “se confirmó que este método es un método eficaz de identificación y discriminación de L. infantum y L. donovani”.
En cuanto a la sensibilidad a los fármacos, los autores descubrieron que los amastigotes intracelulares de NAV y TDL fueron más sensibles a la anfotericina B y la miltefosina.
Por otro lado, a pesar de su baja tasa de crecimiento, “ambos aislamientos mostraron una alta capacidad de infección in vitro cuando los macrófagos murinos fueron infectados”.
En resumen, los autores han apuntado que “L. infantum TDL y NAV son nuevos aislamientos de Leishmania que podrían ser útiles para ensayos in vivo e in vitro que permitirán una mejor comprensión de la biología del parásito y la enfermedad en las áreas mediterráneas”.