Las razas de perros difieren en la sensibilidad al dolor, pero estas diferencias no siempre coinciden con las percepciones que las personas, incluidos los veterinarios, tienen sobre la sensibilidad al dolor específica de la raza. Los resultados aparecen en un nuevo estudio que también encontró que el temperamento de un perro (específicamente en la forma en que interactúa con extraños), puede influir en la forma en que los veterinarios ven la sensibilidad al dolor de la raza.
Los investigadores observaron perros sanos adultos machos y hembras de 10 razas calificadas subjetivamente por veterinarios como de alto (chihuahua, pastor alemán, maltés, husky siberiano), promedio (border collie, boston terrier, jack russell terrier), o sensibilidad al dolor baja (golden retriever, pitbull, labrador retriever). Un total de 149 perros participaron en el estudio.
Para medir la sensibilidad al dolor, buscaron métodos utilizados en la medicina clínica humana. “La reactividad a los estímulos externos es una medida comúnmente utilizada en neurología y clínicas del dolor para humanos. Hemos adaptado estas medidas para perros domésticos y las hemos utilizado en este estudio”, explican los autores.
La sensibilidad de cada perro al tacto y la temperatura se probó utilizando una herramienta de presión y una sonda térmica caliente contra la parte superior de la pata trasera. El estímulo se retiró inmediatamente cuando el perro movió la pata. Cada prueba se repitió cinco veces y los resultados se usaron para medir la sensibilidad.
Los investigadores también realizaron dos pruebas de reactividad emocional que fueron diseñadas para ver cómo reaccionaban los perros ante elementos o personas desconocidas y para imitar algunos de los aspectos estresantes de una visita al veterinario: la prueba del objeto nuevo y la prueba del "extraño ruidoso". El objeto novedoso era un mono de peluche que se movía y hacía ruido. El extraño era una persona involucrada en una conversación telefónica ruidosa.
Los resultados de la prueba de sensibilidad se compararon con los cuestionarios que los veterinarios y el público en general habían completado sobre la sensibilidad al dolor de la raza.
DIFERENCIAS REALES ENTRE RAZAS
Los autores encontraron que existen diferencias reales entre razas en los umbrales de sensibilidad al dolor, pero que esas diferencias no siempre coinciden con las clasificaciones de los veterinarios.
Por ejemplo, los malteses tendían a tener un umbral de sensibilidad alto o una baja tolerancia al dolor, lo que significaba que reaccionaban rápidamente a los estímulos de presión y temperatura. Este hallazgo estuvo en línea con la forma en que los veterinarios los clasificaron.
Sin embargo, los veterinarios también pensaron que los perros Huskys Siberianos eran muy sensibles, pero los resultados de las pruebas colocaron a los Huskys en el rango medio. De hecho, varios de los veterinarios que clasificaron a razas más grandes como sensibles en realidad tenían una tolerancia al dolor de media a alta.
Los investigadores notaron que los perros que eran menos propensos a involucrarse en el objeto novedoso y los escenarios con extraños a veces también se calificaron con una menor tolerancia al dolor, lo que plantea la pregunta de si el nivel de estrés y la reactividad emocional de un animal en una visita al veterinario podrían influir en un índice de tolerancia al dolor del veterinario para esa raza.
“Estas diferencias de comportamiento podrían explicar las diferentes calificaciones de los veterinarios, pero no la tolerancia real al dolor entre las razas”, comentan. “Este estudio es emocionante porque nos muestra que existen diferencias biológicas en la sensibilidad al dolor entre razas. Ahora podemos comenzar a buscar posibles causas biológicas para explicar estas diferencias, lo que nos permitirá tratar razas individuales de manera más efectiva”.
"Por el lado del comportamiento, estos hallazgos muestran que debemos pensar no solo en el dolor, sino también en la ansiedad de un perro en el entorno veterinario", agregan.