Las distintas razas de perros, aparte de contar con aspectos morfológicos diversos, también parecen poseer un umbral del dolor diferente. Por ejemplo, el bulldog parece ser más duro que otras razas, mientras que el carlino puede ser un poco más aprensivo. Por otra parte, el golden retriever puede ser muy despreocupado cuando sufre dolor. No obstante, se desconoce la ciencia real detrás de las percepciones.
Un nuevo estudio realizado en los Estados Unidos espera ser el primero en responder a la pregunta sobre si existen diferencias reales entre razas cuando se trata de sensibilidad al dolor.
“Estamos tratando de determinar si es solo un estereotipo o si hay algo de cierto en ello”, explica una de las expertas en medicina del comportamiento que supervisa el proyecto de investigación. "Si existe esta base biológica para una diferencia en la sensibilidad al dolor, sería algo importante que conocer desde el punto de vista del tratamiento de los perros, pero también para comprender el dolor en las mascotas".
UNA MIRADA ÚNICA AL DOLOR DE LAS MASCOTAS
Durante el estudio, el equipo de investigación han reclutado perros de 10 razas diferentes (chihuahuas, malteses, jack russell terriers, boston terriers, golden retrievers, labradores, border collies, huskies siberianos, pitbulls y pastores alemanes) trabajando con un solo perro al día para recopilar datos, sumando un total de 180 individuos.
“Los perros son examinados para asegurarse de que tengan una salud normal y no presenten dolores articulares ni de otro tipo. Luego se someten a una prueba de sensibilidad, en la que se corta una pequeña porción de pelo de sus patas delanteras y traseras para dejar la piel expuesta”, comentan los autores.
Para evaluar la sensibilidad al dolor, se utilizan tres herramientas, dos que aplican presión y una que aplica calor ligero. Tan pronto como el perro se aleja, el experimento se detiene. Los investigadores registran los gramos de presión o cuánto tiempo tolera el perro el estímulo de calor. Cada perro pasa el resto de la tarde jugando, durante el cual los investigadores evalúan la flexibilidad cognitiva del animal, así como otras características como la capacidad de atención y la reactividad emocional ante nuevos objetos.
“Esa información ofrece una imagen completa de lo que motiva al perro, y ayuda a formarse una idea de si algunas razas de perros son realmente más sensibles a los estímulos o más reactivas emocionalmente, en general”, indican.
Si en base al estudio se determina que ciertas razas de perros son más sensibles al dolor que otras, los resultados tendrán importantes implicaciones. Los dueños de perros pueden recibir una imagen aún más amplia de cómo su perro experimenta y muestra el dolor. Además, los veterinarios podrían ajustar los tratamientos para adaptarse al perfil de sensibilidad del dolor único de cada raza.
“Los datos serán fascinantes, independientemente de cuál sea la respuesta. Puede imaginarse que el siguiente paso podría ser comenzar a observar la composición genética de estas diferentes razas y relacionarlo con la sensibilidad al dolor. Esto tiene implicaciones significativas para la medicina del dolor individualizada y específica de la raza en el futuro”.
No obstante, si se determina que no hay diferencia en la sensibilidad de la raza al dolor, la pregunta a la que se enfrentan los investigadores será saber cómo se desarrollaron esas percepciones de diferentes sentimientos de dolor por parte de los perros, en primer lugar, y cómo y por qué se perpetúan, tanto entre los dueños de perros como entre los veterinarios.
ASPECTO DE LA RAZA Y PERCEPCIÓN DEL DOLOR
Los científicos encuestaron a dueños de mascotas y veterinarios, pidiéndoles que calificaran las imágenes de 28 razas de perros en una escala de dolor de "nada sensible" a "más sensible". Luego les preguntaron por qué tenían esta percepción.
Los resultados indicaron que ambos grupos diferían sobre la sensibilidad que tenían los perros al dolor. El tamaño de un perro fue el factor decisivo para el público en general. Para los veterinarios, “cuanto más “afables” veían a una raza, menos sensibles al dolor creían que era, lo que podría indicar que se están formando una opinión en base a lo fácil que es manejar al perro”, advierten. Para el público en general, era lo contrario, cuanto más afectuosos se sentían por una raza, más calificaban su sensibilidad al dolor.
"Establecimos que este fenómeno existe, pero la pregunta es, ¿es real?. ¿Afecta la forma en que interactuamos con los perros de diferentes razas? ¿Afecta la forma en la que los tratamos, especialmente para el dolor?".
Los investigadores creen que “el estudio es el primero en analizar de manera integral la sensibilidad al dolor por raza de perro”.
UN ENFOQUE REVOLUCIONARIO
Estudiar el dolor en los animales ya es bastante complicado en sí mismo. ¿Cómo se pueden describir con precisión los niveles de dolor si el paciente no puede verbalizarlo por sí mismo? La solución está en el ingenioso enfoque del equipo de investigación.
Según cuentan, al principio fue difícil reclutar perros para el estudio. Sobre el papel, las pruebas de sensibilidad al dolor son difíciles de “vender” a los dueños de los animales. Sin embargo, los investigadores aseguraron a los propietarios la seguridad de la prueba de dolor y que, si los perros se sentían incómodos o asustados de alguna manera, el estudio terminaría. También enfatizaron en la segunda parte del estudio, la sesión de pruebas cognitivas, el tiempo de juego y los exámenes físicos y ortopédicos gratuitos.
Los autores presentaron a cada perro participante en las redes sociales, humanizando la experiencia del estudio. Debido a las restricciones de la pandemia, los propietarios podían ver el estudio en vivo a través de un dispositivo digital en las inmediaciones del laboratorio.
“Una cosa que es realmente importante como conductista es asegurarse de que, si estamos investigando, para tener datos de buena calidad, los perros deben estar cómodos. Tienen que estar tranquilos; tienen que disfrutar del proceso. Es igualmente importante que los propietarios sepan que estamos tratando a los perros como lo harían en casa".
“Si descubrimos que las diferentes razas de perros sienten el dolor de manera diferente, esa información puede ayudar a los veterinarios a individualizar mejor sus planes de manejo del dolor. Por otra parte, si los perros no difieren en su sensibilidad, entonces los veterinarios pueden necesitar reevaluar cómo reconocen y tratan el dolor en las razas que creen que son 'estoicas' o 'demasiado sensibles'", concluyen.