Durante los últimos dos siglos, la vida típica de los perros ha cambiado drásticamente. Si bien los canes anteriormente cumplían varios roles como guardianes, pastores, ayudantes de caza y compañeros de viajes, la industrialización y la urbanización trajeron cambios en el estilo de vida humano que también transformaron la relación humano-perro, y los perros se convirtieron principalmente en animales de compañía y en residentes en el interior de las casas.
Los perros de compañía experimentan un adecuado grado de bienestar de muchas maneras, con una industria que ofrece alimentos especializados, atención veterinaria, juguetes, accesorios y otros servicios y productos básicos. Sin embargo, el estilo de vida de un animal de compañía en la ciudad es muy diferente de la vida libre que llevaban los perros en el pasado. Muchos perros solo salen con su dueño y con correa, con libertad limitada para explorar, jugar y socializar con otros animales sin correa en espacios abiertos. Además, debido al ocupado estilo de vida de los dueños, muchos se quedan solos en casa durante muchas horas al día, lo que limita aún más las oportunidades de los perros para socializar. Asimismo, durante el mismo período, la cría selectiva, impulsada en gran medida por los ideales estéticos humanos y los conceptos de pureza de raza, ha transformado a las poblaciones caninas.
Con el objetivo de explorar este asunto, un grupo de investigadores ha realizado una revisión de la literatura, examinando dos de los principales desafíos para el bienestar de los perros de compañía relacionados con estos cambios, las demandas sociales de los perros de compañía y los problemas de comportamiento asociados, y la cría selectiva y los problemas derivados.
Los autores han comparado la vida y el bienestar de los perros de compañía de ciudad con un extremo opuesto, los perros de pueblo que viven en semilibertad.
“Debemos tener en cuenta que no es nuestro objetivo idealizar la vida de los perros del pueblo. Tienen sus propios problemas de bienestar, por ejemplo, falta de alimentos suficientes y adecuados, falta de atención veterinaria y hostilidad humana, problemas que a menudo se ven agravados por la reproducción descontrolada”. Sin embargo, “sugerimos que este enfoque comparativo puede servir para poner en perspectiva el bienestar de los perros de compañía”.
VENTAJAS SOCIALES DE LOS PERROS DE PUEBLO
Los autores del estudio han explorado la relación entre perros y humanos, al comparar la vida de los perros de ciudad y los perros de pueblo, una diferencia obvia es el grado en que los dueños controlan la vida de los perros de compañía de ciudad. “Esto es particularmente relevante cuando se trata de la vida social de los perros de compañía. Los propietarios a menudo deciden cuánta interacción social tendrá el perro, así como también cómo y con quién puede socializar el perro”. Además, muchos perros de compañía “viven en condiciones en las que los humanos están ausentes la mayor parte del día”. Por lo tanto, los perros de compañía pueden sufrir problemas derivados de esta falta de interacción social.
En cambio, aunque los perros de pueblo dependen de la mano humana para obtener recursos alimenticios y también pueden disfrutar de la compañía de las personas, “no dependen de los humanos directamente para satisfacer sus necesidades sociales”.
En este sentido, dada su mayor libertad para establecer interacciones sociales, “se ha descubierto que los perros de pueblo tienen una disposición tranquila y menos excitable que los perros de ciudad, lo que puede explicarse por la exposición continua al entorno de la calle, a humanos, animales y a otros perros”.
CRÍA SELECTIVA Y PROBLEMAS DE BIENESTAR
Hoy en día existen aproximadamente 400 razas de perros, cada una establecida por selección de un pequeño acervo genético que da como resultado características físicas y de comportamiento distintivas.
Aunque los perros se crían cada vez más sin pedigrí, según comentan los autores, en la mayoría de los países, los principales impulsores de la cría de perros son los clubes caninos nacionales, que asumen la responsabilidad de los libros genealógicos, las restricciones de raza, las exposiciones caninas, etc. Esta situación ha creado “una diversidad extraordinaria en la morfología y el comportamiento de los perros”. “También ha restringido el flujo de genes y ha creado cuellos de botella asociados con la formación de razas que han resultado en una pérdida de variación genética”, agregan.
A su vez, “esto ha impuesto un coste de bienestar a los perros de pura raza como resultado de problemas de salud”, ya que muchas de estas razas conllevan unos determinados trastornos asociados, como por ejemplo las razas de perro braquicefálicas. Los autores exploran cómo estas razas, presentes típicamente en las ciudades, presentan un cierto grado de bienestar deficitario.
Por lo tanto, “los problemas extremos de bienestar de algunos perros de raza pura en comparación con los típicos perros de pueblo, podrían evitarse o limitarse considerablemente”, según apuntan, mediante la optimización de los sistemas de cría, evitando la presión genética tan elevada que sufren los perros de raza de las ciudades.
BIENESTAR EMOCIONAL VS ESPERANZA DE VIDA
Comparado con el perro de pueblo que vive en condiciones de semilibertad, el típico perro de compañía moderno que reside la mayor parte del día en el interior del hogar, experimenta, según explican, “un buen bienestar en varios aspectos”. Este bienestar es especialmente importante cuando se trata de seguridad, satisfacción de las necesidades nutricionales (aunque los perros de compañía tienen otros problemas debidos a una alta prevalencia de obesidad y las enfermedades asociadas a esta condición), así como una atención veterinaria adecuada, con los correspondientes tratamientos antiparasitarios y un correcto protocolo de vacunación. Como resultado, los autores indican que la esperanza de vida media de los perros de compañía de todas las razas es superior a los diez años, mientras que si se compara con la de un perro de pueblo es aproximadamente un tercio.
Sin embargo, explorando otros parámetros de calidad de vida, los autores concluyen que “el perro de compañía moderno, a menudo experimenta un bienestar deficiente, sufre enfermedades relacionadas con la reproducción, soledad y demandas sociales poco realistas que pueden contribuir a la ansiedad, la depresión o la agresión”.
“Quizás de manera contraria a la intuición, los perros de compañía no tienen una ventaja de bienestar sobre los perros de pueblo en todos los aspectos. Como tal, hemos demostrado cómo la comparación entre los dos puede resaltar iniciativas potenciales para mejorar el bienestar de los perros de compañía”.