AxSí denuncia que haya colegios San Fernando pendientes aún del mantenimiento de las zonas verdes - San Fernando - Noticias, última hora, vídeos y fotos de San Fernando Ver
España comparte con países de las Américas cómo transformó el uso de antimicrobianos en veterinaria

España comparte con países de las Américas cómo transformó el uso de antimicrobianos en veterinaria

La estrategia de España consistió en la firma de un acuerdo en el cual el sector porcino se comprometía a alcanzar valores objetivo de reducción de antimicrobianos en tres años. A cambio, los productores adheridos recibían un sello de calidad oficial
Cristina Muñoz Madero
Cristina Muñoz Madero, coordinadora del Plan Nacional Resistencia Antibióticos en España.

Hace una década, España figuraba entre los países con mayor consumo de antimicrobianos en Europa, tanto en medicina humana como veterinaria, particularmente aquellos considerados de importancia crítica. Sin embargo, una iniciativa voluntaria para reducir el uso de colistina en el sector porcino logró revertir esta tendencia y posicionar al país como referente en el uso responsable de estos medicamentos.

 

La experiencia de España fue compartida con los servicios veterinarios de habla hispana de la región de las Américas durante un seminario web cerrado realizado los días 8 y 9 de abril.

 

Colistina: un recurso clave a preservar


La colistina es un antimicrobiano perteneciente a la clase de las polimixinas, y en la última década ha cobrado relevancia global como uno de los últimos recursos terapéuticos en salud humana frente a infecciones causadas por bacterias multirresistentes. En veterinaria, se ha utilizado principalmente en la producción animal para tratar enfermedades entéricas, lo que ha generado preocupación por la aparición de mecanismos de resistencia transferibles entre bacterias.  

 

Por estas razones, su uso está siendo cada vez más restringido y regulado a nivel mundial, con el fin de reducir el desarrollo de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) y preservar su eficacia en la medicina humana. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) clasifica a la colistina como un antimicrobiano de importancia crítica en su lista de referencia, e incluye recomendaciones específicas sobre su uso en sanidad animal.

 

En 2014, España era el país de la Unión Europea con el mayor uso de colistina en animales. Ante esta situación, se lanzó el programa «Reduce: acuerdo para la reducción voluntaria de la colistina en el sector porcino», una iniciativa conjunta entre el sector público y privado. 

 

Un programa con múltiples incentivos diseñado para construir confianza 


El programa consistió en la firma de un acuerdo de cooperación en el cual el sector porcino se comprometía a alcanzar valores objetivo de reducción en tres años. A cambio, los productores adheridos recibían un sello de calidad oficial, que les permitía diferenciarse positivamente ante consumidores y distribuidores. En paralelo, se vigiló también el consumo de otros antimicrobianos alternativos a la colistina para evitar un aumento en su uso.

 

Una parte clave de la estrategia fue la comunicación constante entre el sector público y privado para desarrollar una estrategia conjunta.  

 

Más de una década de impacto: resultados y expansión


En tan solo dos años, más del 90 % del sector porcino español —representado por más de 230 empresas— se sumó voluntariamente al programa, logrando una reducción de casi el 100 % en el uso de colistina. Su éxito llevó a expandir la iniciativa a otras especies y a incluir otros tipos de antimicrobianos, logrando una disminución general del 70 % en el uso de estos medicamentos en animales entre 2014 y 2022.

 

"El carácter voluntario del programa fue determinante para alcanzar estos resultados. El sello de calidad fue un incentivo muy fuerte: quienes no estaban en el programa inicialmente, terminaron adhiriéndose para no quedar fuera del mercado", destaca Cristina Muñoz Madero, coordinadora del Plan Nacional Resistencia Antibióticos.

 

Como todo proceso de cambio, el programa enfrentó resistencias. El temor del sector a la exposición pública de los datos, las dudas sobre el impacto en la productividad, y la necesidad de adaptar prácticas de manejo para mejorar la bioseguridad fueron algunas de las barreras iniciales.

 

Todas estas dificultades pudieron ser resueltas gracias al diálogo, la colaboración, y el trabajo conjunto brindando todas las herramientas necesarias para que los productores pudieran enfrentar la transición. Involucrar a todos los sectores, desde los productores hasta las distribuidoras, los mataderos y los supermercados, también resultó clave para el éxito. Las distribuidoras comenzaron a exigir el sello de calidad a sus proveedores, generando una cadena de incentivos positivos que fortaleció la adhesión al programa. 

 

El elemento distintivo del programa fue su enfoque positivo: en lugar de sancionar a quienes no cumplían, se optó por reconocer públicamente a aquellos que se comprometían con el uso responsable de antimicrobianos. Esta estrategia generó un efecto motivador en el sector, que demostró ser más eficaz que las medidas punitivas, incentivando la participación voluntaria y el cambio sostenido de prácticas en toda la cadena productiva. 

   Un veterinario español participa en el primer metaanálisis de la resistencia antibiótica en fauna silvestre
   Proponen el uso de corticoides en lugar de antibióticos en la otitis externa canina
   Directrices para el uso de antibióticos en la diarrea aguda canina

Archivo