La hipercalcemia se define como un aumento del nivel de calcio sérico por encima del límite superior normal para un valor de referencia determinado. La hormona paratiroidea (HPT) es la principal hormona implicada en la regulación de la concentración de calcio en sangre y se sintetiza en las glándulas paratiroides. Los gatos tienen dos glándulas paratiroides asociadas a cada lóbulo de la glándula tiroides. La HPT aumenta las concentraciones séricas de calcio y disminuye las de fosfato a través de tres órganos diana principales: los huesos, los riñones y el tracto gastrointestinal.
La hipercalcemia idiopática se considera el diagnóstico más común en gatos hipercalcémicos. En estudios recientes, solo el 2,1 % y el 5,6% de los gatos hipercalcémicos fueron diagnosticados con hiperparatiroidismo primario (pHPT). La mayoría de los gatos con pHPT se ven afectados por adenomas de glándula paratiroidea única. Menos son diagnosticados con hiperplasia paratiroidea primaria, carcinomas o cistoadenomas.
Asimismo, múltiples estudios han documentado una asociación entre la radiación externa y el pHPT en personas. El yodo radiactivo (RAI) se utiliza en medicina humana para tratar neoplasias tiroideas benignas y malignas, y los protocolos de dosis varían según las afecciones específicas que se traten. Se cree que el RAI es un factor de riesgo para el pHPT, aunque no se ha determinado una correlación dependiente de la dosis entre la exposición al RAI y la incidencia de pHPT. Un grupo de científicos del reino Unido postularon que, aunque las glándulas paratiroides no concentran yodo, su proximidad a la glándula tiroides puede resultar en la exposición a la radiación y el posterior desarrollo de pHPT.
Para probar la hipótesis, se realizó una búsqueda en las bases de datos, pero no se encontraron informes. No obstante, presentaron el caso de un gato con pHPT tras la terapia con yodo radiactivo.
Un gato doméstico de pelo corto, macho castrado, de 12 años (peso corporal 4 kg, puntuación de condición corporal [BCS] 5/9) fue remitido para la evaluación de una masa cervical. Esta había sido diagnosticada citológicamente por un patólogo clínico certificado como un posible carcinoma. Un año antes, el gato se sometió a tratamiento con terapia fotodinámica para un carcinoma de células escamosas del plano nasal en la institución de los autores. Se observó una respuesta parcial y el tratamiento de seguimiento con plesioterapia con estroncio 90 resultó en una respuesta clínica completa. Los antecedentes clínicos previos incluían tratamiento con yodo radiactivo para el manejo del hipertiroidismo en una institución de referencia separada 2 años antes de la presentación.
La hipercalcemia se documentó inicialmente al momento de la presentación para plesioterapia con estroncio, con calcio total (3,1 mmol/L ref, 2 a 2,7) y calcio ionizado (1,5 mmol/L ref, 1,12 a 1,43), y en el seguimiento realizado dos meses después.
Se realizó una resonancia magnética mostró una gran lesión masa heterogénea hiperintensa en T2 y ligeramente hiperintensa en T1 a nivel de la columna cervical ventral media. Las paratiroides izquierdas no eran visibles. La tiroides y las paratiroides derechas estaban dentro de los límites normales. No estaba claro si la masa era de origen tiroideo o paratiroideo; sin embargo, la elevación de PTH hizo sospechar esta última. Con base en los hallazgos de imagen y la sospecha de neoplasia paratiroidea, se optó por la extirpación quirúrgica.
La histopatología indicó una neoplasia epitelial o neuroendocrina, probablemente de origen tiroideo o paratiroideo. Los márgenes quirúrgicos se consideraron histológicamente libres de tumor, con la masa separada del tejido circundante y sin evidencia de invasión local.
En este caso, la arquitectura histológica de células poligonales en empalizada y acinos raros, junto con los cambios de PTH documentados, “fue más consistente con un tumor de origen paratiroideo con expresión de marcadores moleculares atípicos”, explicaron los autores.
El gato estuvo hospitalizado durante 4 días después de la operación. En el postoperatorio inmediato, se inició un tratamiento con 0,05 ml de alfacalcidol VO (solución de 2 μg/ml) dos veces al día para prevenir signos clínicos de hipocalcemia. El calcio ionizado se redujo de 1,8 mmol/l antes de la operación a 1,35 mmol/l (ref., 1,12 a 1,4) al alta.
El veterinario remitente realizó controles clínicos quincenales, con mediciones de calcio ionizado. La dosis de alfacalcidol se redujo gradualmente y se suspendió al documentarse normocalcemia constante 152 días después de la cirugía. El paciente permanece normocalcémico y azotémico, “compatible con enfermedad renal crónica (ERC) en estadio II de IRIS, al momento de la redacción de este informe, 17 meses después de la cirugía”.
Así, han explicado que “el presente informe de caso documenta las características clínicas y el tratamiento posterior del pHPT en un gato después de una terapia con yodo radiactivo”.
También añaden que “según nuestra búsqueda bibliográfica, no se ha descrito previamente hiperparatiroidismo primario en gatos que reciben RAI, a pesar de amplios estudios de cohorte que evalúan los resultados en estos pacientes”. Por lo tanto, “los hallazgos aquí presentados documentan el desarrollo de hiperparatiroidismo en un gato tras la terapia con yodo radiactivo”.