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Instan a incluir el uso de terapia con gusanos en el manejo de heridas problemáticas en mascotas

Instan a incluir el uso de terapia con gusanos en el manejo de heridas problemáticas en mascotas

Una revisión reveló que el 80 % de las heridas complicadas tratadas lograron un desbridamiento completo en un plazo de 48 a 96 h
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Ninguno de los animales tratados con larvas requirió resección quirúrgica o amputación.

El cuidado de heridas es un problema común en la práctica veterinaria de animales pequeños. Algunas de las heridas más comunes en perros y gatos son abscesos, infecciones del sitio quirúrgico, heridas por mordedura y heridas isquémicas. La resistencia a los antimicrobianos y la formación de biopelículas suelen dificultar la cicatrización. El cuidado de heridas se ve aún más dificultado por las limitaciones de tiempo y el coste asociado con la cirugía o los apósitos especializados. La terapia larvaria ha superado muchos de estos obstáculos en el tratamiento de heridas en humanos y también se ha promovido su uso en el tratamiento de animales pequeños.

 

La terapia de desbridamiento larvario (MDT, por sus siglas en inglés) es el término para el desbridamiento de heridas utilizando larvas de mosca azul de grado médico (libres de gérmenes) para disolver enzimáticamente el tejido necrótico y desalojar físicamente el tejido necrótico y los residuos. Para comprender este proceso, uno debe tener en cuenta que estas larvas de mosca secretan sus jugos digestivos en su entorno, generalmente un cadáver o una herida necrótica, y digieren ese tejido necrótico ("digestión extracorpórea") antes de ingerir la suspensión resultante. La digestión extracorpórea es posible porque las secreciones y excreciones de las larvas contienen una variedad de compuestos que ayudan en la digestión y la eliminación microbiana, incluyendo enzimas proteolíticas.

 

Las enzimas proteolíticas ayudan a descomponer la matriz extracelular (laminina, fibronectina y colágeno) y las desoxirribonucleasas ayudan a degradar el ADN microbiano y extracelular. El amoníaco potencia la actividad proteolítica al aumentar la alcalinidad (pH) del entorno local de la herida. Se ha demostrado que algunas de estas moléculas proteolíticas (p. ej., la quimotripsina), junto con moléculas antimicrobianas específicas (p. ej., la seraticina, la lucilina, la lucifensina y otras aún sin identificar), eliminan bacterias e incluso descomponen la biopelícula.

 

Terapia con gusanos en el manejo de heridas problemáticas en mascotas

 

Estas acciones químicas no son los únicos mecanismos por los que la MDT es eficaz. Los gusanos también desbridan físicamente las heridas. Las larvas están equipadas con bandas concéntricas de espinas y dos fuertes ganchos bucales que raspan y perforan el tejido, desprendiendo así los residuos y facilitando la penetración de los jugos digestivos.

 

En humanos, múltiples estudios controlados han demostrado la utilidad de la terapia de desbridamiento larvario para el cuidado de heridas, pero los estudios en animales son muy pocos. Por ello, un trabajo realizado en México ha querido evaluar la utilidad de la MDT para tratar heridas problemáticas en pequeños animales.

 

Seis gatos y cuatro perros fueron tratados con terapia de desbridamiento larvario cuando sus heridas no respondieron a la terapia convencional. Se afeitó la piel alrededor de las heridas y se limpiaron con solución salina para eliminar cualquier resto del producto de la herida utilizado previamente. El tratamiento se administró aplicando de 8 a 10 larvas por cm² de superficie directamente sobre el lecho de la herida y cubriendo la herida con una malla de poliéster estéril, suturada a la piel para evitar que los gusanos se escapasen. Estas se dejaron sobre la herida durante ciclos de aproximadamente 48 h (24-72 h); los ciclos se repitieron si quedaba más del 20 % de tejido necrótico después del tratamiento.

 

La incomodidad y la angustia de los animales se evaluaron en cada encuentro con el paciente. Los comportamientos interpretados como incomodidad incluyeron cualquier preocupación con el apósito o cualquier actividad o expresión que sugiriera dolor.

 

Las heridas tenían entre 5 y 450 días de edad (mediana de 37,5 días; media de 106 días, desviación estándar de 147 días). Para todas las heridas, la terapia de desbridamiento larvario se consideró el tratamiento de último recurso, aparte de la resección quirúrgica o la amputación ante la ausencia de resultados con los tratamientos probados.

 

El 80 % de las heridas tratadas lograron un desbridamiento completo

 

La revisión de estos casos reveló que el 80 % de las heridas tratadas lograron un desbridamiento completo en un plazo de 48 a 96 h. Un 10 % adicional (una herida) logró un desbridamiento del 80 % en tan solo 24 h.

 

No obstante, comentan que un animal no mostró mejoría: un gato de 3 años con una herida infectada por mordedura, que supuró abundantemente y ahogó los gusanos. Se consideró que este animal no era un candidato adecuado para la terapia de desbridamiento larvario, y el tratamiento se interrumpió después de tan solo 12 h. Finalmente, la herida se desbridó y cerró quirúrgicamente. 

 

Imagen editada
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Ejemplo de una de las heridas tratadas con larvas. 

 

Ninguno de los animales tratados con larvas requirió resección quirúrgica o amputación después de la terapia de desbridamiento larvario. Todas las heridas cicatrizaron completamente excepto una, en un gato que tuvo que ser sacrificado después de desarrollar peritonitis infecciosa felina.

 

Las evaluaciones de seguridad del tratamiento no identificaron efectos perjudiciales para las heridas ni para los animales. Uno de los gatos parecía ligeramente incómodo, ya que miraba con frecuencia el apósito. Sin embargo, no lo mordió ni mostró ningún otro cambio de comportamiento. No se observaron molestias en ninguno de los perros. No se observaron efectos adversos a largo plazo.

 

Procedimiento relativamente simple y económico

 

“Logramos un desbridamiento completo en las 5 heridas de gatos y en 3 de los 4 perros (75 %) tratados con solo uno o dos ciclos completos de terapia de desbridamiento larvario (promedio de 56 h de tratamiento)”, celebran. El perro restante logró un desbridamiento del 80 % (el objetivo final deseado) en solo 24 h de tratamiento, por lo que no se administró más MDT. Más allá de la necesidad de suturar el apósito a la piel bajo anestesia general, “el procedimiento de MDT en sí fue relativamente simple y económico”, resaltan los investigadores. 

 

Sobre el coste, comentan que es probable que el uso de anestesia general fuera el principal obstáculo de la terapia en este estudio. “El precio del cuidado posterior a la MDT para el cierre de la herida habría sido aproximadamente el mismo si las heridas no se hubieran desbridado con gusanos”, añaden.

 

Por ello, abogan porque los veterinarios de pequeños animales consideren "incluir el desbridamiento larvario entre sus opciones de tratamiento para heridas problemáticas, especialmente antes de realizar cirugía mayor, amputación o eutanasia”. Estos resultados respaldan "el valor y la justificación de realizar ensayos clínicos aleatorizados de terapia de desbridamiento larvario para el cuidado de heridas en animales pequeños".

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