En medicina veterinaria, una anestesia equilibrada se logra combinando diversos fármacos para potenciar los efectos deseados y minimizar los efectos adversos, que aumentan directamente con dosis más altas. Una buena anestesia equilibrada proporciona una profundidad adecuada de anestesia combinada con analgesia que permite al paciente someterse a procedimientos desagradables manteniendo una función cardiovascular y respiratoria adecuada. Para que esto sea posible, el manejo prequirúrgico del paciente es crucial incluso antes de su llegada al hospital.
El estrés, el miedo y la ansiedad que experimentan muchos pacientes al llegar a un hospital veterinario deben tenerse en cuenta, ya que son factores que pueden aumentar la percepción del dolor. Además, los animales que experimentan miedo, estrés y ansiedad son más propensos a mostrar comportamientos que pueden resultar perjudiciales para el personal veterinario. Por lo tanto, los animales menos estresados tienen menos probabilidades de causar daño y es más probable que se sometan a un examen físico más exhaustivo, lo que garantiza que se evalúe el estado del paciente antes de la cirugía.
Para reducir el estrés y los comportamientos asociados, se pueden utilizar fármacos como la trazodona. La trazodona actúa sobre el sistema serotoninérgico como antagonista, y también inhibe moderadamente la recaptación de serotonina y bloquea los receptores α1-adrenérgicos y de histamina. Su acción sobre diversos receptores serotoninérgicos permite a la trazodona producir ansiolisis, regular la respuesta al estrés y mejorar el estado de ánimo del paciente tratado. En medicina veterinaria, la trazodona ya se utiliza como tratamiento sostenido para manejar trastornos del comportamiento causados por el miedo y la ansiedad. También se utiliza como tratamiento de dosis única antes de las visitas veterinarias para facilitar el manejo y minimizar las alteraciones de los parámetros fisiológicos relacionadas con el estrés durante las visitas veterinarias. En hospitales, se utiliza para reducir el estrés en animales hospitalizados.
Los efectos adversos más observados de este fármaco incluyen mareos, cefalea, somnolencia y sequedad bucal. También puede causar hipotensión debido al bloqueo de los receptores adrenérgicos α1, especialmente en pacientes que reciben tratamiento antihipertensivo concomitante, con cardiopatía subyacente o en pacientes geriátricos.
Los investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Santiago de Compostela Nerea Cambeiro-Camarero, Silvia Fernández-Martín y Antonio González Cantalapiedra, han querido evaluar los posibles beneficios de la trazodona como parte de la premedicación para la ovariectomía por laparotomía media. Específicamente, evaluaron si la trazodona puede reducir el estrés durante el manejo preoperatorio, disminuir los requerimientos de propofol para la inducción y minimizar la necesidad de bolos intravenosos de fentanilo, mientras se monitoriza la frecuencia cardíaca y la presión arterial no invasiva (PANI) durante el procedimiento quirúrgico.
Se realizó un estudio clínico prospectivo, aleatorizado y doble ciego en 16 perras adultas que visitaron el Hospital Veterinario Docente Rof-Codina, en Lugo. Los animales se asignaron aleatoriamente a dos grupos según la medicación ambulatoria recibida: el Grupo Trazodona (GT) (n = 8) recibió 5 mg/kg de trazodona por vía oral, y el Grupo Control (GC) (n = 8) recibió un placebo inerte por vía oral.
Se registraron los niveles de sedación en el momento de la inducción y la dosis requerida de propofol. Además, se compararon entre los grupos los bolos intraoperatorios de fentanilo intravenoso (2,5 µg/kg) administrados en respuesta al dolor quirúrgico, junto con la frecuencia cardíaca (FC) y la presión arterial no invasiva.
Los autores descubrieron varios puntos clave. Por ejemplo, la frecuencia cardíaca media de los perros del GT fue de 125,75 ± 14,40 latidos/min, y la de los perros del GC fue de 124 ± 25,78 latidos/min, lo que indica que no hubo diferencias entre los grupos.En cuanto a los resultados bioquímicos (LAC, CREA, BUN, TP, ALB, WBC y enzimas hepáticas), no se observaron diferencias significativas entre los grupos, y los valores se mantuvieron dentro de los rangos normales.
Por otro lado, los animales del GT tuvieron una puntuación media de 5,12 ± 2,95 puntos sobre 27 en la Escala de estrés clínico para perros (CDSS), mientras que los animales del GC tuvieron una puntuación de 11,50 ± 6,16 puntos sobre 27. Esto representa “una diferencia estadísticamente significativa entre los dos grupos”.
Durante la cirugía, los requerimientos de analgesia de rescate fueron de 0,87 ± 0,64 bolos en promedio para el GT y 1,37 ± 0,92 bolos para el GC, sin diferencias significativas entre los grupos. Sin embargo, los bolos de analgesia de rescate (fentanilo 2,5 µg/kg IV) fueron ligeramente mayores en el GC.
Ante estos hallazgos, los autores comentaron que las perras que recibieron trazodona exhibieron puntuaciones de estrés significativamente más bajas en la Escala de estrés clínico para perros (CDSS) y menos episodios de vómitos después de la premedicación, y requirieron dosis más bajas tanto de propofol como de analgesia intraoperatoria.
Por ello, celebraron que la administración de trazodona oral dos horas antes de la llegada al hospital veterinario para una ovariectomía programada reduce el estrés durante el manejo preoperatorio. Además, “los animales que recibieron trazodona llegaron a la etapa de inducción más sedados y requirieron dosis más bajas de Propofol”. Finalmente, su uso fue seguro para los animales incluidos en el estudio. Sin embargo, “se necesitan más estudios con muestras más grandes para confirmar estos resultados y evaluar completamente el papel de la trazodona en los protocolos preoperatorios”.