La coccidiosis es una de las enfermedades parasitarias más importantes que afectan a las cabras, y anualmente se invierten miles de millones de euros en todo el mundo para minimizar sus efectos. Las especies que causan coccidiosis en las cabras son específicas del huésped (es decir, monoxénicas), siendo Eimeria ninakohlyakimovae y Eimeria arloingi las más patógenas, mientras que Eimeria caprina, Eimeria christenseni y Eimeria alijevi se consideran de patogenicidad moderada.
Independientemente de la edad, los animales pueden ser infectados por más de una especie diferente de Eimeria al mismo tiempo, y las infecciones mixtas son la regla en todo el mundo. Sin embargo, se informa que la inmunidad protectora mediada por células contra Eimeria spp. es específica de la especie o incluso específica de la cepa. Por lo tanto, la inmunidad cruzada protectora es rara y son necesarios estudios inmunológicos sobre especies específicas de Eimeria en el respectivo huésped.
El control de la coccidiosis se ha basado tradicionalmente en tratamientos profilácticos o metafilácticos con anticoccidiales, pero se están realizando importantes esfuerzos para desarrollar estrategias alternativas, incluyendo la fitoterapia y la inmunoprofilaxis. En general, debido a la actual falta de investigación sobre las respuestas inmunes celulares contra las especies de Eimeria que afectan a las cabras, existe la necesidad de aislar cepas de Eimeria spp. para investigación básica y para el posible desarrollo de estrategias para la profilaxis y control de esta enfermedad muy común en cabras.
Como se mencionó anteriormente, E. christenseni tiene similitudes importantes con E. ninakohlyakimovae y E. arloingi en relación con el ciclo de vida en la primera esquizogonia dentro de las células endoteliales y los estudios comparativos entre esas especies serían muy interesantes tanto para la investigación básica como para la inmunología. Específicamente, los mecanismos y la patogénesis y la respuesta inmune asociada serían de gran interés científico considerando la menor patogenicidad de E. christenseni en comparación con las otras especies. Para abordar esta cuestión, un estudio elaborado por Emilio Barba, José Manuel Molina, Francisco Rodríguez, Otilia Ferrer, María Carmen Muñoz, María Cristina Del Río, José Adrián Molina y Antonio Ruiz de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, se realizó no solo para aislar una nueva cepa de campo de E. christenseni sino también para evaluar su infectividad, patogenicidad y desarrollo de inmunidad protectora en cabritos infectados experimentalmente.
Se utilizaron cabritos de la raza Majorera, adquiridos a un ganadero local con una edad de entre 1 y 3 días. Esta raza, originaria de Fuerteventura, se caracteriza por el pelo corto y la cabeza grande con cuernos arqueados y es una raza principalmente lechera. Representa la raza caprina con mayor población en Canarias. Para obtener la nueva cepa de E. christenseni, se recogieron muestras fecales por vía rectal de cabritos infectados naturalmente, y posteriormente, los animales donantes fueron infectados para la amplificación de ooquistes.
Un total de 19 cabritos se dividieron en 3 grupos: G1, animales infectados con ooquistes esporulados de E. christenseni a las dos semanas de edad e infectados por desafío a las seis semanas de edad (n = 7); G2, animales primoinfectados a las seis semanas de edad o control de desafío ( n = 6); G3, animales control no infectados (n = 5).
Las infecciones se realizaron por vía oral con 2 × 10 5 ooquistes esporulados por animal. Se monitorizaron la eliminación de ooquistes, los signos clínicos y los parámetros de producción, además de las características hematológicas e histopatológicas. Los resultados mostraron que la cepa de E. christenseni de Gran Canaria (GC) tenía características morfológicas y biológicas similares a las descritas previamente, pero no se observaron signos clínicos significativos a pesar de los altos recuentos de ooquistes registrados. Por lo tanto, “la nueva cepa aislada sería de baja patogenicidad, pero aún así podría desarrollar respuestas inmunoprotectoras significativas en caso de infecciones de desafío”, comentaron los autores.
Prueba de la baja patogenicidad, por ejemplo, indicaron que en general, el grado de necrosis de la mucosa intestinal fue muy bajo en todos los grupos examinados, siendo prácticamente ausente a nivel de íleon y colon.
Coincidiendo con la ausencia de signos clínicos, no se encontraron cambios relevantes en los parámetros hematológicos, que se mantuvieron dentro de los valores de referencia para cabras. Sin embargo, “se pudieron observar ligeras diferencias no significativas entre los grupos infectados y control, particularmente al final del estudio”.
Asimismo, explican que los cabritos infectados por primera vez a las 2 semanas de edad y desafiados tuvieron una reducción significativa en el número de recuentos de ooquistes por gramo de heces en comparación con los controles de desafío, donde el número de recuentos de ooquistes por gramo de heces fue mayor en todos los momentos de muestreo. “Esta reducción en la excreción de ooquistes proporciona evidencia de que la cepa GC de E. christenseni puede de hecho inducir una respuesta inmune protectora, un fenómeno bien documentado en otras Eimeria spp. que afectan a los rumiantes”.
Por tanto, sus similitudes biológicas con especies altamente patógenas como Eimeria ninakohlyakimovae y Eimeria arloingi, a su vez, “podrían permitir estudios comparativos destinados a desarrollar estrategias alternativas para tratamientos farmacológicos, incluidas estrategias de vacunación específicas para la especie (cepa) de Eimeria para el control eficiente de la coccidiosis caprina”.
Por último, han recapitulado que “en el presente estudio se aisló una nueva cepa de campo de Eimeria christenseni (denominada cepa E. christenseni GC), que demostró características morfológicas y de ciclo de vida como las previamente reportadas para esta especie”. A pesar de la intensa excreción de ooquistes, “no se encontraron signos clínicos aparentes, por lo que la patogenicidad de esta cepa de parásitos puede considerarse muy baja, en contraste con otras especies en cabras, como E. ninakohlyakimovae y E. arloingi, que también desarrollan la primera esquizogonia en el endotelio lácteo ileal”. En consecuencia, “la cepa E. christenseni GC sería entonces de gran interés para estudios comparativos enfocados al desarrollo de nuevas estrategias de control contra la coccidiosis caprina y la mejor comprensión de las interacciones parásito-célula huésped”, celebran los investigadores.