La industria avícola desempeña un papel esencial en el suministro de proteína animal para el consumo humano. En 2021, se produjo más carne de pollo que de cualquier otra especie, con más de 73 mil millones de animales criados en todo el mundo. Asia representó casi la mitad de esta producción, con casi 33 mil millones de pollos criados, mientras que África ha registrado la tasa de expansión más rápida durante la última década.
El control eficiente de patógenos es vital para una producción avícola exitosa, lo que requiere una combinación de buena cría, quimioprofilaxis dirigida y vacunación en sistemas comerciales.
Los parásitos protozoarios del género Eimeria pueden causar la enfermedad coccidiosis, con mayor relevancia en las aves de corral. La infección por Eimeria suele provocar enteritis, lo que se traduce en diarrea, absorción subóptima de nutrientes, hemorragia y, en casos graves, mortalidad. El impacto económico de la enfermedad sobre la industria avícola se considera inmenso, y además representa consecuencias adicionales que incluyen un bienestar comprometido y una predisposición a la colonización y enfermedad de patógenos bacterianos.
Desde hace tiempo se reconoce que siete especies de Eimeria infectan a los pollos, cada una definida por un perfil patognomónico distinto. Además de estas especies establecidas, recientemente se han propuesto tres variantes crípticas conocidas como Unidades Taxonómicas Operativas (OTU) X, Y y Z como nuevas especies denominadas Eimeria lata, E. nagambie y E. zaria.
Una o más de estas nuevas especies han sido reportadas en Australia, varios países del África subsahariana, India, Venezuela y, más recientemente, EE UU, pero ninguna ha sido detectada en Europa.
EFICACIA LIMITADA DE LAS VACUNAS
Una preocupación importante para la salud y el bienestar animal surge ahora de la posible ineficacia de las vacunas anticoccidiales existentes si los animales están infectados por parásitos antigénicamente distintos, como las nuevas especies de Eimeria.
Detectar y caracterizar los parásitos de Eimeria es importante para comprender el nivel de riesgo que plantean las nuevas especies de Eimeria capaces de escapar de las formulaciones de vacunas actuales.
En este sentido, un estudio reciente realizado por investigadores del Reino Unido ha descrito los resultados utilizando muestras fecales recolectadas de pollos de engorde no vacunados criados en Europa para evaluar la aparición de las diez especies conocidas de Eimeria que infectan a los pollos.
Para realizar el trabajo, los autores tomaron muestras de un panel de 56 granjas de pollos de engorde no vacunados en la última semana de producción de Francia, Grecia, Italia, los Países Bajos, la República de Irlanda y el Reino Unido para evaluar la presencia de las diez especies de Eimeria utilizando una técnica PCR.
En general, se encontró que 39 de 56 (69,6 %) granjas albergaban al menos una especie. Eimeria acervulina, E. tenella y E. maxima fueron las más comunes, aunque también estuvieron extendidas E. mitis y E. praecox.
Asimismo, se detectó Eimeria necatrix en una explotación de Francia, mientras que no se detectó E. brunetti.
El hallazgo más sorprendente fue la aparición de Eimeria zaria, que se detectó por primera vez en Europa, apareciendo en Grecia e Italia (una aparición cada uno).
Ante el descubrimiento, los investigadores diseñaron nuevos cebadores para confirmar la detección de E. zaria y proporcionar una plantilla para la comparación filogenética con el aislado de referencia de Australia.
No obstante, el hecho de que no se hayan detectado E. lata y E. nagambie “no prueba su ausencia en Europa. Es posible que estas dos nuevas especies estén circulando en diferentes poblaciones de pollos”.
En base a los resultados obtenidos, han declarado que “la detección de E. zaria en Europa refuerza la importancia del control integrado de la coccidiosis dada la falta de protección inducida por las vacunas anticoccidiales actuales”.
La detección de una de las nuevas especies de Eimeria en Europa por primera vez “debería convertirse en una consideración importante en el desarrollo de nuevas vacunas anticoccidiales y en el debate sobre el uso futuro de fármacos anticoccidiales”.