A medida que la economía y la sociedad siguen desarrollándose, los niveles de vida y las condiciones de atención sanitaria han mejorado, lo que ha dado lugar a un aumento de la esperanza de vida. Sin embargo, esto también ha intensificado el problema del envejecimiento de la población. Con el envejecimiento viene un importante desafío médico y social en forma de enfermedades relacionadas con la edad, en particular la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia.
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa con inicio insidioso y desarrollo progresivo. Sus principales características patológicas incluyen la deposición anormal de proteína beta-amiloide en el cerebro, lo que lleva a la formación de placa, y la fosforilación anormal de la proteína tau, lo que resulta en ovillos neurofibrilares. La causa exacta de la enfermedad de Alzheimer sigue sin estar clara.
En los últimos años, cada vez más investigaciones sugieren que la infección por T. gondii puede estar asociada con varios trastornos neurológicos y psiquiátricos, incluida la enfermedad de Alzheimer. Por ejemplo, la exacerbación de la ansiedad es un síntoma típico asociado con la seropositividad a T. gondii, que también está relacionada con una variedad de cambios conductuales neurológicos y psiquiátricos, incluida la enfermedad de Alzheimer, el autismo, la epilepsia y la esquizofrenia.
T. gondii, un protozoo parásito intracelular obligado, está ampliamente distribuido y es capaz de infectar a varios mamíferos, lo que representa un riesgo de infección oportunista para los humanos. Debido a su naturaleza neurotrópica, la infección crónica por T. gondii puede dañar sutilmente el tejido cerebral, lo que lleva a infecciones cerebrales leves sin síntomas clínicos significativos, y puede resultar en trastornos del comportamiento como agitación, impulsividad y comportamiento de riesgo.
UN PARÁSITO MUNDIALMENTE EXTENDIDO
Se estima que aproximadamente un tercio de la población mundial ha sido seropositiva para T. gondii, pero la prevalencia varía significativamente entre países y regiones, desde el 10 % hasta el 80 %. En Europa central y meridional, las tasas de seropositividad pueden alcanzar niveles intermedios (30-50 %), mientras que son más altas en América Latina y los países tropicales de África.
Dada la distribución global y los extensos reservorios naturales de T. gondii, junto con su naturaleza neurotrópica, investigar si T. gondii es un factor de riesgo en la progresión de la enfermedad de Alzheimer es crucial tanto para prevenir la enfermedad de Alzheimer como para profundizar la comprensión de este parásito a menudo subestimado.
Durante la infección latente crónica de T. gondii, el parásito existe como bradizoítos dentro de los quistes tisulares. La encapsulación de los bradizoítos por la pared del quiste es crucial para la evasión inmunológica, la supervivencia y la diseminación.
La composición de la pared del quiste de T. gondii es compleja y consiste principalmente en CST1 y proteínas de gránulos densos (GRA). CST1, una gran glicoproteína con un dominio estructural similar a la mucina, está presente en múltiples etapas del ciclo de vida de T. gondii y es esencial para construir una pared de quiste completa y proporcionar rigidez estructural.
Estudios que utilizan ELISA y análisis de inmunofluorescencia indirecta han confirmado que CST1 posee inmunogenicidad significativa y es reconocido por el sistema inmunológico del huésped. Fuertes respuestas inmunes humorales contra CST1 están presentes en los sueros de animales y humanos infectados crónicamente con T. gondii, lo que indica que CST1 induce anticuerpos específicos del huésped.
Es importante destacar que la expresión de CST1 durante la etapa del quiste es específica, lo que reduce la reactividad cruzada con otros antígenos y mejora la especificidad de CST1 como marcador para la infección crónica por T. gondii. Por lo tanto, CST1 fue seleccionado como un biomarcador para identificar la infección crónica por T. gondii debido a su papel crítico en la pared del quiste, su capacidad para inducir fuertes respuestas inmunes humorales, su especificidad e inmunogenicidad, y su posible aplicación en pruebas serológicas.
ANTICUERPOS EN PERSONAS SANAS Y GRUPO CONTROL
Dada la importancia de la proteína CST1 en el serodiagnóstico de la infección crónica por T. gondii y en la evaluación de la seropositividad, un trabajo realizado en China examinó los anticuerpos contra T. gondii utilizando ELISA con CST1 recombinante. Se recogieron y examinaron muestras de suero de 109 pacientes con enfermedad de Alzheimer y 114 controles sanos. El grupo con Alzheimer tenía una edad promedio de 76,9 años, con 68 mujeres, lo que representaba el 62,4 % del grupo. El grupo de control sano tenía una edad promedio de 70,7 años, con 54 mujeres, lo que representaba el 47,4 % del grupo
Se realizó ELISA utilizando la proteína 1 de la pared del quiste de T. gondii recombinante (CST1) para detectar anticuerpos contra el parásito. Se realizó un experimento paralelo con la proteína del lisado de taquizoitos de Toxoplasma gondii. Para analizar si los factores asociados con la aparición de la Alzheimer incluían la infección crónica por T. gondii, se aplicó un modelo matemático, validando aún más la correlación entre la infección crónica por T. gondii y la Alzheimer.
Los autores comprobaron que los pacientes con Alzheimer exhibieron niveles significativamente más altos de anticuerpos específicos de Toxoplasma en su suero en comparación con el grupo control, con diferencias estadísticamente significativas.
Por tanto, los datos revelaron que la infección por Toxoplasma es un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer, y el antígeno CST1 puede mejorar significativamente el rendimiento del modelo para predecir la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
En conclusión, el estudio confirma que la infección por Toxoplasma gondii es un factor de riesgo para el desarrollo del Alzheimer, lo que valida aún más la correlación entre la infección por Toxoplasma gondii y la enfermedad, en consonancia con investigaciones anteriores. “Este trabajo valida el nivel de anticuerpos séricos del antígeno CST1 de T. gondii como un indicador de la infección crónica por Toxoplasma, lo que puede tener implicaciones significativas para predecir la aparición del Alzheimer”, añaden. Sin embargo, “las limitaciones, como el pequeño tamaño de la muestra y la representatividad regional de la población muestreada, sugieren la necesidad de realizar más estudios multicéntricos a gran escala”.