El fosfato de toceranib (Palladia; Zoetis) es un inhibidor de la tirosina quinasa, autorizado originalmente para el tratamiento de tumores de mastocitos no resecables en perros. Como resultado de los objetivos compartidos en las vías de angiogénesis y tumorogénesis, el toceranib se utiliza cada vez más en gatos. Estudios previos han demostrado la eficacia en el tratamiento de neoplasias malignas felinas como el tumor de mastocitos, el carcinoma de células escamosas oral, el carcinoma pancreático o el tumor de células del estroma gastrointestinal, entre otros.
Los estudios preliminares de seguridad y toxicidad también han demostrado resultados prometedores en el sentido de que toceranib parece ser generalmente bien tolerado en gatos. Los efectos adversos pueden incluir hepatotoxicidad, que es típicamente leve y ocurre en el 3-10% de los gatos tratados con toceranib. También se han reportado toxicidades gastrointestinales en el 22-36 % de los pacientes, y la mayoría se recupera sin incidentes después de reducciones de dosis o interrupciones temporales en la administración. La mielosupresión parece ser igualmente prevalente, con un 25-28 % de gatos afectados reportados en estudios previos.
LA TOXICIDAD RENAL EN GATOS ESTÁ MAL CARACTERIZADA
Se ha observado que toceranib causa daño renal en perros tanto directamente a través de glomerulopatía como indirectamente a través de hipertensión, aunque el mecanismo exacto de ambos no se entiende completamente. La toxicidad renal asociada con la administración de toceranib en gatos está mal caracterizada. La azotemia se ha investigado intermitentemente y se observó que entre el 11 y el 15 % de los pacientes felinos que tomaron toceranib desarrollaron un aumento de la creatinina sérica y/o la urea durante la administración. Sin embargo, estos estudios no registraron resultados de análisis de orina concurrentes, por lo que se desconoce la asociación de toceranib con una azotemia renal verdadera en gatos. De manera similar, hay una escasez de datos sobre el análisis de orina y la relación proteína:creatinina (UPC) en orina en gatos que recibieron toceranib, y solo dos informes mencionan mediciones de UPC en una pequeña cantidad de pacientes.
Del mismo modo, nunca se ha informado de la incidencia de hipertensión en gatos que recibieron toceranib, a pesar de la influencia significativa de la hipertensión en los parámetros renales y el riesgo conocido de desarrollo de hipertensión en perros tratados con toceranib. Dada la prevalencia de la enfermedad renal en la población de gatos mayores, esta falta de datos representa una barrera importante para el uso futuro de toceranib en pacientes felinos.
Por ello, el objetivo de una investigación realizada en Canadá fue investigar la incidencia y las tendencias de proteinuria, creatinina sérica y urea, y presión arterial sistólica en gatos con cáncer tratados con toceranib. Basándonos en la observación clínica, plantearon la hipótesis de que toceranib no aumenta significativamente la incidencia de proteinuria, azotemia renal o hipertensión en gatos.
GATOS CON DISTINTAS NEOPLASIAS
En total, se analizaron 32 gatos tratados con toceranib por neoplasias malignas. Se incluyeron los gatos si se disponía de análisis de orina y mediciones del cociente proteína:creatinina en orina a los 28 días (T1) y 56 días (T2) después de comenzar el tratamiento. Se excluyeron los gatos con enfermedad concurrente del tracto urinario inferior, incluida la neoplasia maligna del tracto urinario.
La dosis inicial media de toceranib fue de 2,68 mg/kg (rango 1,7–3,9). En total, 15 (46,9 %) gatos recibieron fármacos antiinflamatorios no esteroideos concurrentes. Los pacientes recibieron toceranib de lunes, miércoles y viernes, y se anotó la respuesta clínica y la causa final de la interrupción cuando estuvo disponible.
Los tumores tratados con mayor frecuencia fueron el carcinoma oral de células escamosas (n = 10) y el tumor de mastocitos (n = 5). Nueve pacientes habían sido tratados quirúrgicamente previamente y cinco pacientes habían recibido quimioterapia previamente (carboplatino n = 3, lomustina n = 1, vinblastina n = 1).
En el momento del inicio del tratamiento con toceranib, 4/32 (12,5 %) pacientes tenían proteinuria preexistente, 3/32 (9,4 %) eran hipertensos, 5/32 (15,6 %) tenían azotemia renal y 2/32 (6,25 %) estaban recibiendo tratamiento médico para hipertiroidismo.
MEJORA DEL UPC
Ninguno de los 32 gatos desarrolló proteinuria progresiva o azotemia durante el período de seguimiento (mediana 56 días; rango 56–336). En particular, el UPC y la creatinina sérica fueron significativamente más bajos en T2 en comparación con el valor inicial. Del mismo modo, entre los cuatro gatos con proteinuria inicial, el UPC disminuyó con el tiempo con o sin tratamiento concurrente con telmisartán. Los cuatro gatos experimentaron una reducción en el tamaño del tumor con toceranib simultáneamente con la disminución del UPC. “En estos cuatro pacientes afectados, se sospechó que su proteinuria estaba relacionada con su neoplasia. Esta suposición se basa en la exclusión de otras causas según los diagnósticos disponibles, aunque debe tenerse en cuenta que la histopatología renal no estaba disponible para una confirmación definitiva”, explican.
Los autores tampoco observaron una correlación significativa entre la UPC y la duración del tratamiento con toceranib, y la presión arterial no mostró diferencias significativas en los puntos temporales evaluados.
Por tanto, los resultados del presente estudio sugieren que el toceranib parece presentar un riesgo bajo de toxicidad renal en gatos con cáncer durante un período de tratamiento a corto plazo. Específicamente, matizan que no se desarrolló proteinuria nueva, azotemia renal o hipertensión durante el tratamiento con toceranib de una duración media de 8 semanas.
No obstante, explican que, aunque los datos del estudio están limitados por su corta duración de seguimiento, “consideramos que los resultados son clínicamente relevantes, especialmente considerando que la mayoría de los pacientes con cáncer felino se someten al tratamiento con toceranib solo por períodos breves principalmente debido a la progresión del tumor”.
En consecuencia, recomiendan análisis de rutina como el hemograma completo, la bioquímica y el análisis de orina con UPC antes de iniciar el tratamiento con toceranib, pero “es posible que no sea necesario volver a verificar las mediciones de UPC en pacientes sin proteinuria preexistente durante los primeros 2 meses”, ya que “en los pocos pacientes con proteinuria preexistente, su UPC mejoró durante el curso del tratamiento con toceranib, lo que indica que toceranib puede no estar contraindicado, pero requeriría una investigación más a fondo”.
A modo de conclusión, indican que “la incidencia de proteinuria, azoemia renal e hipertensión en gatos tratados con toceranib para neoplasia parece ser baja. Toceranib puede ser una opción de tratamiento viable incluso en gatos con proteinuria o enfermedad renal preexistentes”.