Acostumbrarse de nuevo a la rutina tras la vuelta de vacaciones puede ser una tarea difícil. Tanto que no se escapan ni los perros. Y, de hecho, no lo hacen. Si a la vuelta uno encuentra al perro algo aletargado, sin apetito, triste o irritable, probablemente esté sufriendo el llamado síndrome posvacacional.
Para minimizar este impacto, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) aporta algunos consejos y trucos contra la tristeza canina para hacer la vuelta algo más llevadera.
Si la familia viaja durante las vacaciones con el perro, éste se habitúa a estar más con los suyos, disfruta del tiempo libre juntos y realiza más ejercicio físico. A los perros les gusta la rutina, puesto que les proporciona seguridad. Cuando se rompe, los perros se pueden sentir estresados y confundidos por el cambio y, al tener una rutina más tranquila, pueden tener un exceso de energía que no saben gestionar.
Por ello, es normal que los primeros días después de las vacaciones se encuentren un poco alicaídos: el cuerpo y el cerebro tienen que acostumbrarse a la nueva normalidad. Ser cariñosos y efusivos con el perro en los momentos de ocio junto a la nueva rutina laboral harán más fácil la adaptación a la ciudad.
Compartir todo el tiempo con el perro o el perro con su tutor siempre es motivo de felicidad. Por lo que, en contraparte, separarse de él también es razón de tristeza. Algunos de los signos de que el perro está sufriendo la denominada ansiedad por separación pueden verse si se sobreexcitan cuando se llega a casa. Una actitud más rebelde puede evidenciar esa ansiedad, ya sea arañando los muebles o mordiendo los cojines.
EL VIAJE DE VUELTA SIEMPRE CANSA
En coche, en tren, en autobús o en avión hay un patrón que no cambia: el perro va sentado en todo momento. Es un proceso cansado en el que el perro puede mostrarse exhausto y fatigado, añadido a la confusión del cambio de rutina.
Hacer paradas en la medida de lo posible si se viaja en coche para que el animal se airee puede ser una opción. En el caso de los perros que viajan a bordo de transportines, la principal recomendación es contar con comida, bebida y, sobre todo, mucha paciencia. En algún momento el viaje concluirá.
MEDIDAS CONTRA LA DEPRESIÓN POSVACACIONAL
La principal medida contra la depresión posvacacional es ir introduciendo paulatinamente las rutinas de paseos y comidas, “es una manera de hacer entender al perro que nuestra disponibilidad no es absoluta por motivos ajenos al amor canino, como el trabajo o una emergencia cualquiera”, explican.
Otra solución puede ser realizar una pequeña escapada al regresar de las vacaciones largas para que el perro se acostumbre a tener ausencias un poco más prolongadas. Durante los fines de semana o después del trabajo, se puede aprovechar el “tiempo perdido” con el perro dando paseos u organizando alguna excursión. En todo momento nos debe de preocupar promover la socialización del perro. “Sin desdeñar el estímulo de su actividad cerebral, que debe ser igualmente entrenado, algo que puede conseguirse regalándoles nuevos juguetes”, apuntan.
Por último, subrayan que si el perro no se recupera y al cabo de unos días sigue triste e irritado, “ésto puede ser síntoma de algún tipo de enfermedad, por lo que habría que contactar con el veterinario”.