La leptospirosis es una zoonosis global sensible al clima y un problema creciente de Una Salud que causa morbilidad y mortalidad en muchas especies de mamíferos, incluidos los humanos, los animales de compañía, el ganado y la vida silvestre. Leptospira spp. son los agentes causantes de la leptospirosis y son un grupo muy diverso de bacterias con más de 300 serotipos conocidos que varían en patogenicidad y dependen de numerosas especies reservorio.
La infección puede ocurrir por exposición directa a orina contaminada de vida silvestre infectada y otros animales o, más comúnmente, por exposición indirecta a agua, suelo o alimentos contaminados con orina. Los perros juegan un papel único en el ciclo de transmisión de la leptospirosis debido a sus interacciones frecuentes y multifacéticas con humanos, otros animales y el medio ambiente. Es importante destacar que los perros infectados pueden propagar Leptospira al medio ambiente, lo que crea fuentes infecciosas adicionales. La gravedad y los signos clínicos de la infección dependen de factores del huésped y del agente. Los signos comunes en los perros incluyen fiebre, letargo, anorexia, vómitos y diarrea, aunque algunos perros están infectados subclínicamente. La lesión renal y/o hepática aguda son consecuencias comunes de la infección y pueden provocar la muerte.
Varios estudios han indicado que la prevalencia de la leptospirosis canina ha aumentado con el tiempo. Los factores de riesgo relacionados con la señalización canina (es decir, sexo, edad y raza) se han estudiado con frecuencia, y un metaanálisis reciente muestra que los perros machos y los perros adultos tienen un mayor riesgo de infección. También se han identificado asociaciones relacionadas con la raza, pero los resultados son difíciles de comparar debido a las diferentes categorizaciones de las razas.
Sin embargo, las asociaciones con la señalización probablemente corresponden a factores de comportamiento o estilo de vida que aumentan el riesgo de exposición. El papel de los factores ascendentes más allá de la señalización (por ejemplo, el clima, el tiempo, el paisaje, los factores socioeconómicos) en el riesgo de leptospirosis canina puede ser sustancial, pero carece de suficiente comprensión.
Se han identificado asociaciones ambientales con la ruralidad, el acceso a la calle, el contacto con el agua y la exposición a ratas o perros, pero existe evidencia limitada para otros factores ambientales. Los factores socioeconómicos también pueden aumentar el riesgo de exposición a Leptospira, pero esto no se ha estudiado lo suficiente en el caso de la leptospirosis canina.
Recientemente, un grupo de investigadores de Canadá ha realizado una revisión con el objetivo de resumir los factores de riesgo sociales y ambientales a nivel mundial de la leptospirosis canina e identificar las lagunas de conocimiento.
EXPOSICIÓN AL AGUA, LLUVIA Y RESIDUOS
Se realizaron búsquedas en la literatura para encontrar estudios observacionales sobre leptospirosis canina. Se registraron las variables evaluadas mediante pruebas estadísticas y se categorizaron en grupos temáticos de factores de riesgo.
De los 3184 artículos identificados, 66 cumplieron con los criterios de inclusión. Se identificaron ocho grupos de factores de riesgo ambientales y tres grupos de factores de riesgo sociales. La exposición a animales y agua fue estudiada con frecuencia, pero los factores de riesgo sociales se examinaron con poca frecuencia.
En este sentido, la exposición se definió como el contacto directo con animales, la presencia de animales dentro o alrededor del hogar o el aumento de la presencia de animales en un área definida. Se han estudiado varias especies animales, incluidos roedores, perros, ganado y gatos. Otros grupos incluyeron poblaciones animales mixtas (por ejemplo, perros y gatos), grupos de animales que no estaban bien definidos (por ejemplo, vida silvestre) y especies que no pertenecían a otras categorías (por ejemplo, zarigüeyas).
“La mayoría de las pruebas identificaron la exposición a animales como un factor de riesgo para la leptospirosis canina en varias especies animales, incluido el ganado”, comentan.
Por otro lado, la exposición directa a diversas fuentes de agua se asoció con un mayor riesgo de leptospirosis canina en la mayoría de las pruebas, “La presencia de áreas frecuentemente inundadas, la presencia de fuentes de agua y la residencia más cercana al agua también aumentaron el riesgo”, añaden. Igualmente, estudiando las condiciones climáticas, “el aumento de las precipitaciones también aumentó el riesgo de leptospirosis canina.
Otro punto analizado ha sido la salubridad y la gestión de desechos, comprobando que “la exposición a aguas residuales y la falta de servicios relacionados con las aguas residuales generalmente aumentaron el riesgo de leptospirosis canina”.
En este sentido, explican que “estas asociaciones pueden explicar por qué los perros que tenían acceso limitado o nulo a la calle o pasaban la mayor parte de su tiempo en interiores tenían un menor riesgo de enfermedad, ya que tenían una menor exposición al entorno circundante”.
Por ello, “los perros mantenidos como animales de compañía a menudo tenían un menor riesgo de leptospirosis en comparación con los perros de trabajo o callejeros”.
HA DEJADO DE SER UNA ENFERMEDAD RURAL
Asimismo, la urbanización “también puede conducir a una mayor exposición a animales infectados y agua contaminada debido a la presencia de poblaciones de vida silvestre urbana y condiciones de vida potencialmente insalubres”. Históricamente, la leptospirosis se consideraba una enfermedad rural, “pero la creciente urbanización ha cambiado esta narrativa”.
En cuanto a los factores sociales, indican que han sido poco estudiados, pero han concluido que el mayor riesgo de leptospirosis canina asociado con la falta de conocimiento sobre la enfermedad, independientemente del nivel de educación del dueño, sugiere que “priorizar el conocimiento de la enfermedad entre los dueños de perros puede ser eficaz para la reducción del riesgo”.
Por último, sobre la distribución geográfica, descubrieron que la mayoría de los estudios se realizaron en poblaciones de países de altos ingresos y de países de las Américas. Sin embargo, “una revisión sobre la leptospirosis humana mostró que la mayor carga de la enfermedad se encuentra en los países de bajos ingresos, específicamente en las regiones tropicales y subtropicales”.
En resumen, la exposición a los animales y al agua fueron grupos de factores de riesgo estudiados con frecuencia, pero “los factores de riesgo sociales se examinaron con poca frecuencia”.
Por lo tanto, es necesario realizar investigaciones de alta calidad y con informes más coherentes para estimar de manera sólida las asociaciones entre estos factores de riesgo y la leptospirosis canina. Nuestros resultados resaltan lagunas y conflictos importantes dentro de la literatura hacia donde se pueden dirigir los esfuerzos de investigación futuros. Comprender los factores de riesgo sociales y ambientales es imperativo para informar y desarrollar métodos de prevención y vigilancia eficaces que puedan reducir la carga de leptospirosis en perros, otros animales y humanos.