El diagnóstico actual de la lesión renal aguda (LRA) en perros se basa en signos clínicos, anomalías de laboratorio (azoemia, orina isosténurica) y hallazgos ecográficos compatibles. Los cambios de laboratorio que se utilizan rutinariamente son resultado de una disminución en la tasa de filtración glomerular (TFG), lo que los hace invaluables para detectar la LRA cuando la lesión no está (aún) asociada con una disminución mensurable de la TFG. La detección de la LRA no azotémica o la LRA de grado 1 de la International Renal Interest Society (IRIS) sigue siendo un gran desafío diagnóstico, aunque el reconocimiento temprano podría permitir una intervención oportuna y mejorar el resultado.
Los biomarcadores de detención del ciclo celular urinario, el inhibidor tisular de la metaloproteinasa-2 (uTIMP-2) y la proteína de unión al factor de crecimiento similar a la insulina 7 (uIGFBP7), son biomarcadores de estrés que son superiores a todos los demás biomarcadores para la predicción y detección temprana de IRA en personas, pero aún no se han investigado en perros.
La lipocalina asociada a la gelatinasa de neutrófilos (NGAL) es una proteína de bajo peso molecular, que se expresa en gran medida durante la lesión renal isquémica. Es el biomarcador de “daño” renal más investigado en medicina humana y veterinaria. Una limitación importante es su liberación simultánea de los neutrófilos circulantes y, en consecuencia, su aumento en pacientes con enfermedades graves, independientemente de la posible enfermedad renal. En las personas, la relación NGAL urinaria/sérica (u/sNGAL) y la excreción fraccional de NGAL (FeNGAL) pueden diferenciar entre pacientes con IRA y enfermedad renal crónica (ERC).
La dimetilarginina simétrica sérica (SDMA) es un marcador de disminución de la TFG o el llamado “biomarcador renal funcional”, que se ha investigado principalmente en animales de compañía con ERC y se utiliza comúnmente en la práctica veterinaria. No obstante, su potencial diagnóstico en la IRA adquirida no se ha investigado a fondo.
42 PERROS SANOS Y ENFERMOS
Por ello, el objetivo principal de un estudio realizado en Bélgica fue evaluar uTIMP-2 y uIGFBP7 en perros sanos, perros con enfermedad renal crónica, perros con IRA y perros con otras enfermedades. Además, se evaluó el potencial de u/sNGAL y FeNGAL para diferenciar perros con IRA de perros con enfermedad renal crónica y con enfermedades generales (EG). Finalmente, se comparó la SDMA entre los mismos grupos de perros.
Se utilizaron cuarenta y dos perros propiedad de clientes, divididos en los siguientes grupos: sanos, n = 10; IRA, n = 11; ERC, n = 11; EG, n = 10).
Los autores comprobaron que uTIMP-2 y uIGFBP7 fueron significativamente más altos en el grupo con IRA, en comparación con los perros de los otros grupos. Igualmente, la excreción fraccional de NGAL fue significativamente mayor en perros con IRA que en perros sanos y en perros con EG.
Por ello, los autores explicaron que ambos fueron biomarcadores renales que mostraron valores más altos en perros con IRA en comparación con perros con ERC, EG y perros sanos. Por lo tanto, “se justifica una evaluación más profunda de si estos biomarcadores de detención del ciclo celular pueden identificar IRA de grado 1 y si el seguimiento de estos marcadores a lo largo del tiempo en perros con riesgo de IRA proporciona un valor diagnóstico adicional”.
Además, también descubrieron adicionalmente que sNGAL, FeNGAL y SDMA medidos en el ingreso hospitalario también fueron significativamente más altos en perros con IRA que en perros con EG y “podrían ser de valor en la detección temprana de IRA adquirida en el hospital”.
UROMODULINA SÉRICA Y URINARIA
La uromodulina se conoce desde hace muchos años como un componente proteico normal de la orina. Sin embargo, en los últimos años, tanto la uromodulina sérica como la urinaria se han investigado en relación con las enfermedades renales. La ERC es un diagnóstico común, especialmente en perros viejos, y se están investigando constantemente marcadores adecuados para las primeras etapas de la enfermedad.
Así, un estudio realizado en Eslovaquia ha buscado seleccionar una forma más apropiada de uromodulina para el diagnóstico de las etapas tempranas de la enfermedad renal crónica. También se centraron en la influencia de la edad y el género en una raza sobre la uromodulina y en las posibles diferencias entre razas. Para realizar el trabajo, determinaron el nivel de uromodulina en suero y orina en una población de 98 perros, repartidos entre perros sanos y perros con ERC (15).
De los 83 perros sanos, 38 eran machos (1 castrado) y 45 hembras (3 esterilizadas). La raza más común fue el pastor alemán (n = 71), seguido del pastor belga (n = 6). Los pastores alemanes se dividieron en grupos según la edad.
Los autores comprobaron que la uromodulina sérica tuvo los valores más bajos en perros menores de 2 años, pero no se observó ningún efecto del género, la raza o la ERC. Por otro lado, la relación entre uromodulina urinaria y la creatinina urinaria se redujo significativamente en perros en la etapa 2 de la ERC en contraste con la uromodulina convertida a la gravedad específica de la orina.
Asimismo, la uromodulina urinaria con ambas correcciones fue significativamente menor en los pastores belgas en comparación con los pastores alemanes, pero no se vio influenciada por el género o la edad.
“En la etapa 1 de la ERC, la uromodulina urinaria se correlacionó con los marcadores de enfermedad renal SDMA y cociente proteína/creatinina urinaria (UPC)”, añadieron.
En resumen, ante tales resultados, los autores sentencian que “la uromodulina urinaria parece estar más asociada con la ERC que la uromodulina sérica”. La uromodulina urinaria/creatinina mostró valores significativamente más bajos en la ERC en estadio 2 en comparación con los perros sanos, “mientras que la uromodulina convertida a gravedad específica de la orina no disminuyó significativamente”.
Así, “aunque no encontramos diferencias significativas en la ERC en estadio 1, la uromodulina urinaria se correlacionó con marcadores comunes de la enfermedad renal”.
Por lo tanto, los investigadores concluyen que “sería beneficioso realizar más estudios con un mayor número de perros centrados en demostrar la idoneidad de la uromodulina urinaria como biomarcador para las primeras etapas de la ERC”.