La enfermedad renal crónica (ERC) se considera una patología frecuente en la práctica habitual de pequeños animales, originada principalmente por el daño al glomérulo, el lugar de la barrera de filtración renal. Afecta a todos los grupos de edad caninos, con una mayor prevalencia en animales mayores. Se identifican varias causas para esta enfermedad progresiva, incluidas diferentes infecciones (p. ej., leptospirosis, babesiosis, leishmaniosis), eventos isquémicos, nefrotoxicidad, neoplasia, obstrucción urinaria o factores genéticos.
Determinar la etiología correcta de la ERC puede resultar un desafío y diversos estudios reportan que no se puede determinar de forma fiable la etiología hasta en el 75 % de los casos de ERC investigados. Por lo tanto, la ERC se describe más a menudo como una afección adquirida que como hereditaria, y la etiología sigue siendo idiopática.
La tasa de progresión de la ERC varía mucho entre individuos, ya sea de forma gradual o como resultado de episodios de lesión renal aguda. Durante el diagnóstico de ERC en perros, se sabe que varios marcadores están asociados con la progresión y el resultado de la enfermedad, incluyendo proteinuria, hipertensión, anemia, creatinina y niveles sanguíneos de dimetilarginina simétrica (SDMA).
Sin embargo, la utilidad de estos marcadores de diagnóstico es limitada y la ERC a menudo se diagnostica en etapas tardías, cuando las funciones renales ya han sido dañadas irreversiblemente.
La función renal se establece con precisión mediante el método de la tasa de filtración glomerular (TFG). El aclaramiento plasmático de variables exógenas, que rara vez se utiliza, se considera el estándar de oro para la medición de la TFG, mientras que la identificación de los niveles de creatinina sérica (sCREAT) y SDMA son los principales parámetros utilizados para la estimación de la TFG para la detección y estadificación de la ERC, según el sistema de estadificación de la Sociedad Internacional de Interés Renal (IRIS)) debido a su simple determinación.
MEDICIÓN DE LA ALBUMINA URINARIA
Un enfoque adicional para la investigación funcional del riñón es la medición de la excreción de albúmina urinaria, que sirve como marcador de disfunción vascular generalizada.
La albuminuria es el signo más destacado de enfermedad de los glomérulos renales en humanos y roedores. Se considera un factor de pronóstico negativo ya que su presencia y magnitud se asocian con una mayor mortalidad. En perros, la albuminuria se ha detectado en muy diversas enfermedades, como glomerulopatías familiares hereditarias, endocrinopatías (diabetes mellitus, hiperadrenocorticismo) y síndrome de respuesta inflamatoria sistémica.
En caninos que padecen ERC, se describieron niveles elevados de albuminuria en comparación con perros sanos y normotensos. Se reconoció que la albuminuria y la hipertensión acompañan la progresión de la ERC en humanos. En perros, la albuminuria se cuantifica utilizando la relación entre albúmina y creatinina en orina (UAC) y se correlaciona negativamente con las tasas de supervivencia de los pacientes en perros críticamente enfermos
Según la IRIS, se recomienda analizar la orina para determinar la gravedad específica, la actividad de los sedimentos y la relación proteína-creatinina (UPC) en la orina en casos de ERC. La proteinuria es un factor de riesgo de ERC y la UPC se utiliza para evaluar la gravedad. Sin embargo, el uso de UPC como marcador de diagnóstico es controvertido porque el proteoma urinario se caracteriza por un patrón proteico más complejo que indica proteinuria mixta, y el índice UPC indica solo la gravedad de la proteinuria sin especificación de pérdida glomerular o tubular.
Un estudio retrospectivo realizado en la República Checa y EE UU tuvo como objetivo definir la relación de la albuminuria con los marcadores sustitutos de TFG (sCREAT, SDMA), comparar la albuminuria con la proteinuria y determinar su relación con la hipertensión y los estadios 1 y 2 del IRIS en los casos tempranos de ERC.
Los autores revisaron los registros de 102 perros y los clasificó en cuatro grupos según el estado de su enfermedad. Se incluyeron tanto perros de raza pura como mestizos. Había 44 razas diferentes, con 21 perros mestizos distribuidos en cuatro grupos analizados.
Se determinaron el índice albúmina-creatinina urinaria (UAC) y UPC, variables bioquímicas y hematológicas, edad y presión arterial sistólica.
VALOR UMBRAL DE 10 MG/G
Los investigadores descubrieron que los valores medios de la relación UAC fueron 2,1 mg/g para el grupo de control sano, 54,2 mg/g para la ERC en etapas tempranas, 5,8 mg/g para el control de enfermedad aguda y 104 mg/g para control de la enfermedad crónica.
La relación UAC como indicador de insuficiencia renal con el umbral de 10 mg/g tuvo una sensibilidad del 81,8 %, una especificidad del 89,4 %, un valor predictivo positivo (VPP) del 90 % y un valor predictivo negativo (VPP) del 89,4 %. valor predictivo (VPN) 80,1%. La correlación de la UAC con variables bioquímicas y hematológicas fue estadísticamente significativa; para SDMA (μg/L), y para otras variables fue de débil a moderado. La UAC estaba notablemente elevada en casos de hipertensión grave.
Así, comprobaron que “la proporción de UAC fue significativamente diferente entre los perros con función renal alterada y no alterada”.
El ratio UAC, por lo tanto, “puede ser un marcador prometedor para el análisis de proteinuria en perros con ERC u otras alteraciones de la función renal”, y, “nuestra investigación sugiere que los niveles de UAC superiores a 10 según nuestros análisis son indicaciones para análisis de bioquímica renal, incluida la determinación de SDMA.
En conclusión, los resultados del trabajo muestran que la medición de la albuminuria en pacientes con ERC podría ser un marcador prometedor del análisis de la proteinuria en perros. Entre los perros analizados, “la UAC se correlacionó fuertemente con los niveles de SDMA, así como con el parámetro hematológico de los glóbulos rojos”.