La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una enfermedad compleja e históricamente fatal causada por una mutación del ubicuo coronavirus entérico felino. El virus se propaga a través del cuerpo de un gato y causa una inflamación sistémica. Hasta el 95 % de los gatos diagnosticados con PIF mueren sin tratamiento. Los gatos pueden desarrollar PIF a cualquier edad, pero generalmente se diagnostica en gatos entre los 6 meses y los 2 años de edad. Es una de las causas más comunes de muerte en gatos jóvenes con enfermedades infecciosas.
Los avances recientes en la medicina felina y antiviral han descubierto posibles tratamientos para la PIF. Un metabolito activo del remdesivir, demostró una elevada capacidad para tratar y controlar la enfermedad en gatos infectados.
Sin embargo, este fármaco en particular ha permanecido estancado en el proceso terapéutico, dejando a los pacientes y dueños de gatos sin un medicamento autorizado. Mientras tanto, comenzaron a surgir plataformas de redes sociales en línea que conectan a los dueños de gatos con una comunidad de ciudadanos no veterinarios que obtienen GS-441524 sin licencia.
Un estudio realizado en EE UU siguió prospectivamente a los participantes (N=141) que completaron con éxito 12 semanas de tratamiento, capturando sus experiencias tras el tratamiento.
Se administró una encuesta a los participantes inscritos con un formato mixto de preguntas (abiertas y de opción múltiple) que preguntaban sobre las técnicas de administración del tratamiento, los efectos secundarios observados de GS-441524, los costes acumulados, la participación de los veterinarios, el impacto en el vínculo gato-humano, y uso de redes sociales.
Los resultados demostraron que los dueños de gatos experimentaron un cambio en la modalidad de tratamiento del GS-441524 inyectable a la formulación en píldora durante el período de tratamiento. Por otro lado, en cuanto al coste total promedio de los medicamentos, descubrieron que había disminuido desde 2021 a aproximadamente 3100 dólares, “y los participantes informaron que el vínculo entre humanos y animales se vio afectado negativamente”.
Además, “hubo una mayor tendencia en el conocimiento de los veterinarios sobre la terapéutica y el seguimiento de los clientes sometidos a tratamiento”. Se informó del mismo modo, que “el uso de las redes sociales era importante al comienzo del tratamiento para establecer la administración del fármaco, pero disminuyó al final del mismo”.
Este estudio, han comentado los autores, “es el primer relato detallado y prospectivo de las experiencias de los propietarios con GS-441524 sin licencia, lo que genera un debate importante en torno a la medicina veterinaria ciudadana”.