Las pruebas de coagulación son un pilar en la evaluación de la hemostasia y el riesgo de hemorragia y suelen estar disponibles para los veterinarios. La mayoría de las pruebas estándar de hemostasia (STH) consisten en el tiempo de protrombina (PT) y el tiempo de tromboplastina parcial activada (aPTT). Estos parámetros se interpretan con base en el modelo tradicional en cascada de hemostasia secundaria, que involucra distintas vías extrínsecas e intrínsecas que convergen en una vía final común.
Las STH se utilizan con mayor frecuencia para la identificación de coagulopatía, la evaluación de hemorragias y el seguimiento de ciertas terapias farmacológicas. Sin embargo, su papel en la hipercoagulabilidad, o la mayor probabilidad de que la sangre produzca trombos, no está determinado. Los tiempos de coagulación más cortos ante una trombosis patológica pueden explicarse por concentraciones más altas de factores procoagulantes.
De hecho, se han identificado niveles elevados de factores XI, IX, VIII, II y fibrinógeno como factores de riesgo de tromboembolismo venoso en medicina humana. Algunos estudios en humanos y veterinarios han observado PT y aPTT acortados en presencia de un estado de hipercoagulabilidad. Por el contrario, otros estudios no han respaldado la utilidad de las STH en la identificación de perros con estados de hipercoagulabilidad o trombosis.
Las pruebas viscoelásticas (VET), como la tromboelastografía (TEG), ofrecen una alternativa a las pruebas tradicionales de hemostasia en la evaluación de trastornos de la coagulación. Los valores de la prueba viscoelástica reflejan la formación, la fuerza y la lisis del coágulo, lo que convierte a las VET en una herramienta útil de diagnóstico y seguimiento en enfermedades asociadas con la coagulopatía y el sangrado.
ESTUDIO EN PERROS HIPERCOAGULABLES
Se han utilizado varios parámetros VET para evaluar condiciones de hipercoagulabilidad. La amplitud máxima es un parámetro sólido y valioso generado por el TEG y se ha descubierto que es el mejor predictor de la tendencia protrombótica en las personas. Cabe señalar que aunque algunos estudios corroboran la VET como una herramienta útil para predecir el riesgo de trombosis, otros estudios no están de acuerdo.
Como la VET generalmente se limita a laboratorios clínicos y grandes hospitales de referencia, se justifica una evaluación adicional del desempeño de las STH en poblaciones hipercoagulables, especialmente en animales con una mayor diversidad de estados patológicos. Si las STH pueden usarse para diagnosticar o sugerir la presencia de hipercoagulabilidad, esto podría ampliar la utilidad de esta herramienta de diagnóstico que ya es omnipresente en muchas prácticas veterinarias. Los veterinarios sin acceso a la VET podrían obtener información clínicamente útil que podría ser relevante para la gestión de casos.
El objetivo de una investigación realizada en EE UU fue comparar PT, aPTT y dímeros D en perros enfermos con estados de hipercoagulabilidad y normocoagulabilidad identificados por TEG. La hipótesis propuesta fue que los perros hipercoagulables definidos por TEG no tendrían valores de PT o aPTT más cortos en comparación con los perros normocoagulables.
Así, los autores equipararon el tiempo de protrombina, el tiempo de tromboplastina parcial activada, los dímeros D, el volumen de glóbulos rojos concentrados y los recuentos de plaquetas en perros enfermos propiedad del cliente con estados de hipercoagulabilidad (36) y normocoagulabilidad (35), identificados mediante tromboelastografía.
Utilizando distintos modelos estadísticos, los autores pudieron comprobar que “el tiempo de protrombina, el tiempo de tromboplastina parcial activada y los dímeros D no se asociaron con la hipercoagulabilidad”. Por otro lado, los recuentos de plaquetas y el volumen concentrado de glóbulos rojos “se asociaron significativamente con la hipercoagulabilidad”.
SIN UTILIDAD EN LA IDENTIFICACIÓN DE LA HIPERCOAGULABILIDAD
Está bien documentado que los perros con recuentos de glóbulos rojos más bajos pueden tener trazados de TEG que parecen hipercoagulables. Aunque la fisiología de este fenómeno “no se comprende completamente, se sospecha que los cambios en la viscosidad de la sangre total o los cambios en la masa de glóbulos rojos que aumentan el volumen plasmático y afectan la concentración de fibrinógeno o la composición y la fuerza del coágulo de fibrina pueden ser los responsables”.
Por otro lado, un aumento del recuento de plaquetas se asoció significativamente con la hipercoagulabilidad. “Esta asociación se ha observado anteriormente y no es sorprendente, dado que la superficie de las células plaquetarias es el sitio principal de generación de trombina y fibrina”. Por lo tanto, un mayor número de plaquetas “proporciona más superficie celular disponible para participar en la coagulación”.
En resumen, “el tiempo de protrombina, el tiempo de tromboplastina parcial activada y los dímeros D no fueron útiles en la identificación de la hipercoagulabilidad en perros definida por tromboelastografía”, concluyen.