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Las adipocinas, la otra cara del sobrepeso asociada a los problemas articulares en las mascotas
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Las adipocinas, la otra cara del sobrepeso asociada a los problemas articulares en las mascotas

Las adipocinas pueden explicar por qué las razas como los galgos, grandes pero sin prácticamente tejido adiposo, apenas padecen displasia de cadera
Veterinario perro
En los últimos años, el papel de las adipocinas en el desarrollo de la osteoartritis ha recibido un interés creciente.

La osteoartritis (OA) es una enfermedad debilitante que afecta tanto a humanos como a animales. Perjudica las articulaciones diartrodiales o sinoviales, que son esenciales para la articulación entre las partes opuestas del esqueleto. Cabe destacar que, entre dos huesos largos opuestos, la articulación normalmente consta de dos epífisis cubiertas con cartílago hialino articular, conectadas por una cápsula articular e integradas para formar un único saco articular.


El cartílago hialino articular está formado por condrocitos dentro de una matriz extracelular (MEC) compuesta por fibras de colágeno tipo II y glucosaminoglicanos (GAG). Los glucosaminoglicanos se pueden subdividir en 2 constituyentes principales, incluidos el ácido hialurónico y el agrecano. El ácido hialurónico es un polisacárido no ramificado extremadamente largo, mientras que el agrecano consta de un núcleo proteico con numerosos mucopolisacáridos sulfatados cortos no ramificados.


Estos mucopolisacáridos consisten en condroitina 4-sulfato, condroitina 6-sulfato y queratán sulfato. El complejo agrecano está unido al ácido hialurónico mediante proteínas de enlace. La reticulación entre las fibras de colágeno y los glucosaminoglicanos es responsable de la rigidez de la matriz del cartílago.


El ácido hialurónico del líquido sinovial actúa principalmente como lubricante durante el movimiento de las articulaciones y forma un equilibrio con el ácido hialurónico de la MEC. La lubricina es una glicoproteína tensoactiva que proporciona lubricación límite y previene la adhesión de células y proteínas. El líquido sinovial suministra todos los nutrientes, oxígeno y factores de crecimiento para mantener los condrocitos y la ECM. Esto significa que existe un delicado equilibrio anabólico y catabólico para mantener la función articular.


La autofagia articular juega un papel importante en este proceso, ya que permite la degradación y el reciclaje ordenados de los componentes celulares y de la MEC dentro de la articulación. Se ha descrito una mejora de la autofagia articular en la osteoartritis (OA) temprana.


OSTEOARTRITIS EN PERROS, GATOS Y PERSONAS


La osteoartritis es una enfermedad debilitante que afecta tanto a humanos como a animales. En las primeras etapas, la OA se caracteriza por daño a la matriz extracelular y apoptosis y agotamiento de los condrocitos. Su progresión se caracteriza por pérdida de cartílago hialino, formación de condrofitos y osteofitos, engrosamiento de la cápsula articular y pérdida de función en las etapas posteriores.


Como el potencial regenerativo del cartílago es muy limitado y los cambios osteoartríticos son irreversibles, las únicas opciones son la prevención de la osteoartritis, la modulación de la inflamación articular osteoartrítica existente, la reducción del dolor articular y el apoyo a la función articular.


La progresión de la osteoartritis y el dolor pueden requerir distintos tratamientos, como una intervención quirúrgica con reemplazo articular o artrodesis como procedimientos terminales. En medicina humana, el papel de las adipocinas en el desarrollo y progresión de la OA ha despertado un interés creciente.


Se ha demostrado que las adipocinas desempeñan un papel fundamental en la homeostasis articular al modular el equilibrio anabólico y catabólico, la autofagia, la apoptosis y las respuestas inflamatorias.


En animales pequeños se ha demostrado claramente que la osteoartritis que se produce de forma natural es un problema clínico. Al igual que en los seres humanos, la etiología de la OA es multifactorial y no se ha dilucidado por completo. Los seres humanos, los perros y los gatos comparten muchas enfermedades degenerativas relacionadas con las articulaciones que conducen a la OA.


El propósito, por tanto, de una revisión realizada en Alemania ha sido describir los mecanismos que conducen a la OA, discutir el papel de las adipocinas y explorar el potencial de investigación traslacional en pacientes de perros y gatos pequeños con la enfermedad articular.


EL PAPEL DE LAS ADIPOCINAS


Las adipocinas son citocinas producidas por el tejido adiposo que desempeñan competencias funcionales en la homeostasis metabólica, la obesidad y la inflamación. La leptina fue la primera adipocina descrita. Desde entonces, el tejido adiposo se considera un tejido endocrino activo. Además del tejido adiposo, las adipocinas se expresan en muchos otros tejidos. En los últimos años, el papel de las adipocinas en el desarrollo y la progresión de la OA ha recibido un interés creciente.


En la actualidad, las adipocinas conocidas que desempeñan un papel en el desarrollo y la progresión de la osteoartritis incluyen leptina, adiponectina, visfatina, resistina, progranulina, quemerina, lipocalina-2, vaspina, omentina-1 y nesfatina.


Al igual que en los humanos, la obesidad es un problema importante en los perros y gatos domésticos. Se propone que muchos de los efectos nocivos de la deposición excesiva de tejido adiposo estén mediados por una mayor producción de leptina. En perros, los autores comentan que “las concentraciones séricas y sinoviales de leptina se correlacionaron con el dolor y la disfunción articular”. En muchos estudios se ha demostrado una correlación directa entre la gravedad de la OA y las concentraciones plasmáticas y sinoviales de leptina.


Además, por ejemplo, “la leptina puede inducir un metabolismo catabólico en los condrocitos, caracterizado por una disminución de la autofagia y un aumento de la apoptosis”.


ADIPOCINAS EN DISTINTAS CONDICIONES ARTICULARES


Los autores han repasado en la revisión el papel de estas moléculas en el desarrollo de trastornos en distintas articulaciones en las mascotas, como en la displasia de codo, la osteoartritis de la articulación del carpo, o la displasia de cadera. Respecto a esta última, han indicado que es una enfermedad muy común en perros, pero que también afecta a los gatos.


Al igual que en los pacientes humanos, “la displasia de cadera se caracteriza por la laxitud de la articulación de la cadera con tendencia a subluxarse”. En los perros gravemente afectados, la cojera puede estar presente de forma continua. Para los gatos en general, debido a su naturaleza y comportamiento, “puede resultar difícil detectar la cojera”.


La displasia de cadera es una enfermedad genética multifactorial en los perros. Aunque la displasia de cadera puede afectar a cualquier raza, principalmente es una enfermedad de perros de tamaño mediano a grande, incluidos el labrador y el golden retriever, el terranova, el rottweiler y el pastor alemán. En este contexto, consideran interesante señalar que “la displasia de cadera es extremadamente rara en perros como galgos o lebreles”.


Los perros de caza tienen patas largas, constitución esbelta, cintura pequeña y tórax muy profundo. Además, tienen un tejido adiposo muy limitado. De hecho, la displasia de cadera se erradica con este tipo de fenotipo. “Estas observaciones serían consistentes con el papel de las adipocinas en el desarrollo de la displasia de cadera”, indican.


Otro proceso patológico descrito es la luxación rotuliana, una enfermedad muy común en perros y gatos de razas pequeñas. El sobrepeso durante la fase de crecimiento activo sugiere, según explican, “un papel activo de las adipocinas en los pacientes típicamente pequeños afectados por luxación de rótula”.


Así, los seres humanos, los perros y los gatos comparten muchos de los mecanismos causantes de la OA, incluidos el sobrepeso y la obesidad. Hay un número sustancial de pacientes caninos y felinos que padecen una variedad de enfermedades articulares que conducen a la OA. Con la creciente demanda de atención médica veterinaria avanzada, “las terapias para pacientes humanos y de animales pequeños son cada vez más convergentes”.


Con el acceso veterinario actual a modalidades de diagnóstico por imágenes de alta gama, e intervenciones quirúrgicas altamente desarrolladas, se abren “importantes oportunidades para la colaboración entre médicos e investigadores médicos y veterinarios”.


En vista de esto, los autores concluyen que “los perros y gatos pueden considerarse candidatos de alto valor para la investigación de OA y adipocinas in vitro e in vivo”. El gran beneficio sería “un modelo de paciente animal con OA más fiable y un uso más centrado y reducido de animales de laboratorio”.

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