La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) ha publicado un informe que resume los conocimientos más recientes sobre cómo los antimicrobianos utilizados en los animales productores de alimentos pueden afectar a la salud de los seres humanos, los animales y los ecosistemas.
Con respecto a este último apunto, desde la AEMA señalan que muchos antimicrobianos se metabolizan sólo parcialmente en el cuerpo del animal. Dependiendo del tipo de compuesto y vía de administración, se estima que se puede excretar hasta el 90 % del ingrediente activo. Sin embargo, “estos residuos también pueden llegar indirectamente a los suelos y a los sistemas acuáticos, por ejemplo, cuando se esparcen estiércol o lodos de depuradora en tierras agrícolas o cuando los peces no consumen los antimicrobianos que se dispensan en los piensos para animales en la acuicultura”, recogen. Una vez allí, los compuestos antimicrobianos se dispersan en el medio ambiente a través de una variedad de procesos (por ejemplo, degradación, sorción a los suelos, lixiviación a cuerpos de agua) que dependen de sus propiedades y de factores ambientales.
Es importante destacar que el uso en animales productores de alimentos no es la única fuente de antimicrobianos que ingresan al medio ambiente. El uso en animales de compañía y en medicina humana contribuyen a este problema de manera notoria. Sin embargo, como los medicamentos veterinarios y humanos pueden contener las mismas sustancias antimicrobianas, es difícil identificar la fuente específica de la presencia de residuos en el medio ambiente. Además, el proceso de fabricación de antimicrobianos, así como su uso para proteger la salud de las plantas, también pueden ser fuentes de contaminación ambiental.
Por otra parte, recuerdan que, en Europa, no existe un seguimiento global de los antimicrobianos en los diferentes compartimentos medioambientales, a la vez que la investigación sistemática sobre residuos de antimicrobianos en la acuicultura, el estiércol, los lodos de depuradora y la biota, también es limitada. Sin embargo, como parte del seguimiento realizado a través de la lista de vigilancia de la UE desde 2015, se ha informado ampliamente sobre algunos productos farmacéuticos en las aguas superficiales de Europa.
Panorama general de las vías de transporte ambiental para antimicrobianos de uso veterinario y humano.
Lamentablemente, no siempre es posible determinar la fuente probable de contaminación. No obstante, según una base de datos de estudios científicos compilada por la Agencia Alemana de Medio Ambiente, se han encontrado concentraciones de productos farmacéuticos de la lista de vigilancia por encima de sus límites de detección en matrices ambientales. Y estas están asociadas con usos veterinarios (estiércol, aguas residuales ganaderas, sedimentos y emisiones líquidas de la acuicultura)
Por otra parte, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y otros mecanismos reguladores evalúan los riesgos que plantean los medicamentos veterinarios antimicrobianos para organismos y ecosistemas no objetivo como parte del proceso de evaluación de riesgos ambientales antes de su autorización. Sin embargo, aseguran que "la base de conocimientos subyacente todavía presenta lagunas importantes".
Aparte de la falta de datos de seguimiento sistemático, también apuntan que hay información limitada sobre la ecotoxicología de muchos productos farmacéuticos, su destino y comportamiento en el medio ambiente, además de los posibles efectos de las mezclas. Si bien los impactos observados en Europa aún son escasos, hay evidencia de que la emisión de antimicrobianos utilizados en medicina veterinaria al suelo (por ejemplo, mediante la aplicación de estiércol) puede alterar las comunidades microbianas del suelo y afectar sus funciones ecológicas. Además, las pruebas de ecotoxicidad han demostrado que algunos compuestos antimicrobianos y sus productos de transformación podrían presentar riesgos para los organismos acuáticos.
DISMINUCIÓN DE UN 28% DEL USO DE ANTIMICROBIANOS EN ANIMALES DE GRANJA
Dentro de los mensajes claves de este informe, destaca que, en la Unión Europea, el uso de antimicrobianos en animales de granja y en acuicultura disminuyó alrededor de un 28 % entre 2018 y 2022. “Con una acción continua, los Estados miembros deberían poder alcanzar el objetivo de la granja a la mesa de reducir las ventas de estos antimicrobianos en un 50 % para 2030”, afirman desde la AEMA.
No obstante, advierten que existen importantes lagunas de conocimiento sobre la presencia de residuos de antimicrobianos, bacterias resistentes a los antimicrobianos y genes de resistencia a los antimicrobianos en el medio ambiente de Europa.
Por otra parte, la resistencia a los antimicrobianos sigue siendo un desafío para la salud pública. En este sentido, se estima que las infecciones resistentes a los antimicrobianos causan más de 35.000 muertes por año en el Espacio Económico Europeo. Si bien se necesitan más datos para investigar la contribución de los usos veterinarios de los antimicrobianos a esta carga de morbilidad, se puede destacar que los países que han disminuido su consumo total de antimicrobianos han visto una reducción de las bacterias resistentes.
Asimismo, recalcan que “un mejor seguimiento de los antimicrobianos en aguas europeas podría ayudar a medir la eficacia de las acciones para reducir el uso de antimicrobianos, identificar puntos críticos de contaminación y evaluar mejor los impactos potenciales”. Y, como se ha mencionado anteriormente, observan que los Estados miembros de la UE deberían reducir aún más la necesidad de utilizar antimicrobianos en los animales productores de alimentos para evitar su liberación al medio ambiente, en consonancia con los objetivos de contaminación cero.
ESFUERZOS POR REDUCIR EL USO DE ANTIMICROBIANOS EN ANIMALES
Los antimicrobianos son sustancias que matan o inhiben microorganismos. Debido a sus propiedades, se utilizan para prevenir o tratar infecciones o enfermedades infecciosas en seres humanos, animales de compañía y animales productores de alimentos.
Sin embargo, su uso también puede tener impactos ambientales negativos y afectar potencialmente la salud humana o animal. En particular, el uso de antimicrobianos, tanto en humanos como en animales, se considera uno de los principales factores impulsores de la aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos.
En la Unión Europea, la continua preocupación por las altas tasas de
"A partir de la década de 1950, el mayor uso veterinario de antimicrobianos permitió un cambio progresivo hacia prácticas agrícolas y acuícolas intensivas en el sistema alimentario europeo. Los antimicrobianos comenzaron a administrarse no sólo como terapia sino también como herramienta preventiva y, hasta 2006, para aumentar los rendimientos o con fines de promoción del crecimiento. Esto llevó a mayores esfuerzos para regular su uso. Hoy en día, el marco regulatorio de la UE aplicable a los antimicrobianos utilizados en animales productores de alimentos comprende una amplia gama de políticas y legislación", recuerdan desde la AEMA.
TENDENCIAS EN EL USO DE ANTIMICROBIANOS EN ANIMALES
Según los datos de ESVAC (European Surveillance of Veterinary Antimicrobial Consumption), el consumo total de antimicrobianos para animales de granja y acuicultura en 31 países europeos se estimó en 73,9 mg/PCU en 2022, lo que corresponde a 4.458 toneladas de sustancias activas. Esto representa una reducción de más del 30% desde 2017. En comparación, el consumo total de antimicrobianos en humanos se estimó en 125,0 mg/kg en 28 países europeos en 2021, permaneciendo relativamente estable desde 2014. En general, todavía se vende un mayor volumen de antimicrobianos para tratar enfermedades en animales productores de alimentos que para medicina humana.
Las ventas de antimicrobianos en la UE disminuyeron un 28,3 % entre 2018 y 2022, logrando más de la mitad del objetivo de 2030 de la granja a la mesa. Esta reducción puede explicarse por los esfuerzos de gestión realizados a nivel de la UE y de los Estados miembros para reducir el uso de antimicrobianos en animales productores de alimentos.