Los antiácidos, los antagonistas del receptor de histamina tipo 2, los inhibidores de la bomba de protones (IBP), el misoprostol y el sucralfato son gastroprotectores ampliamente utilizados tanto en medicina humana como veterinaria. El omeprazol fue el primer IBP disponible comercialmente que inhibió la bomba apical H + /K + -ATPasa en la célula parietal. Desde entonces, se han comercializado otros IBP similares como lansoprazol o pantoprazol, y se ha producido un aumento sustancial, sostenido e inexplicable en la prescripción de IBP en medicina humana.
Esto ha dado como resultado que los IBP sean una de las clases de medicamentos recetados con más frecuencia en medicina humana en diferentes latitudes, incluidas Europa, Estados Unidos y China. Este aumento en la utilización de supresores de ácido ha sido proporcional a la prescripción inadecuada de esta clase de medicamentos en aproximadamente el 50 % de los pacientes humanos hospitalizados y en entornos ambulatorios, siendo la prevalencia mayor en pacientes de mayor edad.
Los veterinarios también utilizan ampliamente los gastroprotectores, pero el número de estudios que evalúan su eficacia en perros y gatos aún es limitado, ya que la mayoría de los estudios se han realizado en animales sanos. Está bien documentado que la supresión adecuada de la secreción ácida mejora la curación en perros con ulceración y erosión gastroduodenal. Los IBP también han demostrado eficacia para el tratamiento del reflujo gastroesofágico y la esofagitis en perros y en la prevención de la gastritis inducida por el ejercicio en perros de trabajo.
De manera similar a la situación en la medicina humana, la prescripción inadecuada de supresores de ácido es común en la medicina veterinaria de animales pequeños. El omeprazol también se administra a menudo fuera de las recomendaciones de dosificación, lo que reduce la eficacia o aumenta los riesgos de efectos adversos según la dosis implementada.
DECLARACIÓN DE CONSENSO DE LA ACVIM
En 2018 se publicó una declaración de consenso del Colegio Americano de Medicina Interna Veterinaria (ACVIM) para abogar por la administración racional de protectores gastrointestinales en perros y gatos. Las declaraciones de consenso de ACVIM buscan brindar a la comunidad veterinaria información actualizada sobre la fisiopatología, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades animales clínicamente importantes. Hasta la fecha, no ha habido una evaluación de la implementación global de las recomendaciones de la declaración de consenso de ACVIM en medicina veterinaria de animales pequeños ni una comparación de las prácticas de prescripción antes y después de la publicación de la declaración de consenso de ACVIM.
El objetivo, pues, de un estudio realizazo por investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, junto a un compañero de la Facultad Veterinaria de la Universidad de California, Davis, fue describir y comparar los hábitos de prescripción de los veterinarios en un hospital universitario veterinario relacionados con el uso de omeprazol en perros antes y después de la publicación de la declaración de consenso de ACVIM de 2018 sobre el uso racional de protectores gastrointestinales.
Se comparó retrospectivamente la evaluación de los hábitos de prescripción de omeprazol en perros durante los años 2017 y 2021. Estos años fueron seleccionados para reflejar un período de 12 meses antes y después de la publicación de la declaración de consenso. Se seleccionaron al azar cien perros de cada año. Se analizaron dosis, frecuencia de administración, duración del tratamiento, prescripción concurrente de más de un protector gástrico e indicaciones de prescripción de omeprazol.
AUMENTO DE LAS PRESCRIPCIONES ADECUADAS
Se detectó un aumento significativo en los casos que recibieron omeprazol cada 12 h o que se sometieron a una reducción gradual después de ≥4 semanas de terapia después de la publicación de la declaración de consenso de ACVIM de 2018.
Algunos propietarios, tal y como refleja el trabajo, se mostraron reacios a seguir las instrucciones de reducción de dosis debido al empeoramiento subjetivo de los signos clínicos del perro en los primeros días. En estos casos “no se puede excluir un efecto placebo”. La hipersecreción de rebote de ácido gástrico se ha asociado con la interrupción abrupta del tratamiento con omeprazol, y se recomienda un enfoque gradual para los supresores de ácido, particularmente los IBP, en perros, gatos y personas.
Por otro lado, considerando las indicaciones del medicamento, también hubo un aumento significativo en la prescripción adecuada de omeprazol en el segundo período de estudio en comparación con el primero. El 94 % de los veterinarios involucrados en la prescripción de omeprazol indicaron que su lectura de la declaración de consenso había cambiado su enfoque en la clínica con respecto a la administración de IBP en perros.
Esto incluyó una disminución significativa en la prescripción de omeprazol para la prevención de la erosión gastroduodenal asociado a AINE/glucocorticoides y de la gastritis no erosiva, “aunque estas siguieron siendo las dos prescripciones inapropiadas más comunes en el segundo período del estudio”.
En conclusión, el estudio encontró un aumento significativo en la frecuencia de prescripciones adecuadas de omeprazol tras la publicación de la declaración de consenso ACVIM de 2018, en ausencia de intervenciones de mejora específicas, como una auditoría clínica. Aun así, “se deben realizar mayores esfuerzos para mejorar las prescripciones inapropiadas que aún persisten en la práctica clínica”. Además, se necesitan más estudios para aclarar la eficacia potencial de los supresores de ácido en situaciones clínicas donde la evidencia científica aún es limitada.
EFECTOS ADVERSOS DEL USO DE OMEPRAZOL
Se ha informado de correlaciones entre la administración de IBP y un mayor riesgo de sufrir infecciones urinarias, entéricas o respiratorias debido a una microbiota gástrica alterada y un aumento del pH gástrico en perros y humanos. Además, el tratamiento a largo plazo con IBP conlleva un mayor riesgo de infecciones entéricas por Salmonella spp. y Campylobacter spp..
Un estudio reciente realizado en España y recogido por este medio, evaluaba el efecto a largo plazo del omeprazol sobre los niveles de cobalamina y gastrina sérica en perros sanos y describió las complicaciones detectadas por su uso.
Los investigadores concluyeron que “la administración prolongada de omeprazol en perros aumenta significativamente los niveles séricos de gastrina, pero no se han encontrado cambios significativos en los niveles séricos de cobalamina”.
En la misma línea, “efectos secundarios como diarrea o vómitos estaban presentes en el 18 % de la muestra”. Estas complicaciones “podrían estar asociadas al desarrollo de disbiosis gastrointestinal, como se ha descrito ampliamente en estudios previos tanto en medicina humana como veterinaria”.