La mayoría de la gente sabe que las mascotas ocupan un lugar especial en la vida de muchos humanos, ya que brindan una fuente de consuelo y refuerzan el bienestar emocional. Es posible que sean menos los que sepan que las mascotas también pueden mejorar la composición de la flora intestinal de las personas, lo que podría aportar una serie de beneficios únicos para la salud de los propietarios, y tal vez incluso de los profesionales veterinarios.
Es un fenómeno que los científicos apenas están comenzando a comprender plenamente, ya que un creciente conjunto de investigaciones demuestra que el tipo de microorganismos del intestino y otras partes del cuerpo está altamente influenciado por el ambiente externo.
La idea de que el contacto regular con perros, gatos y otros animales enriquece a la comunidad del microbioma está ganando importancia a medida que la tecnología de secuenciación de ADN de vanguardia permite a los científicos mapear el microbioma y comprender mejor sus efectos en la salud.
Se ha demostrado que la probabilidad de sufrir enfermedades como asma, obesidad, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes, enfermedades cardiovasculares, artritis, cáncer y depresión está influenciada por la composición del microbioma, aunque en distintos grados y con mucho aún por aprender.
"En resumen, el microbioma, y especialmente el microbioma intestinal, afecta prácticamente a casi todos los aspectos de la salud humana y animal", afirma Laurel Redding, profesora asistente de epidemiología en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos.
La composición del microbioma de un individuo, si bien es única de persona a persona, está influenciada en gran medida por la del microbioma de su madre. Sin embargo, a lo largo de la vida se van incorporando nuevos habitantes, beneficiosos o perjudiciales, a través, por ejemplo, del contacto con otras personas o seres vivos.
"Quizás las personas con misofobia no aprecien esto, pero todos somos como una pequeña nube de bacterias, y cada vez que entras en contacto con una superficie u otro animal o ser humano, estás interactuando con esa otra nube de microbios", explica Celeste Allaband, veterinaria y microbióloga de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos. "En su mayor parte, hay muy poca transferencia, pero cuanto más tiempo estés en contacto y cuanto más estés en contacto, es más probable que las bacterias cambien de un lado a otro".
La transferencia de microorganismos de animales a humanos se produce a través de una variedad de vías que podrían ser tan simples como el contacto piel con pelo que altera el microbioma de la piel. El tracto digestivo se ve involucrado cuando las mascotas, por ejemplo, lamen la cara de su dueño o cuando los dueños acarician al animal antes de comer utilizando las manos.
LOS BENEFICIOS DE LAS MASCOTAS PUEDEN SER PRONUNCIADOS EN LA INFANCIA
No está claro hasta qué punto el microbioma humano puede verse alterado por la exposición a los microorganismos de otro animal, pero hay ciertos microorganismos beneficiosos que se encuentran más en las mascotas que en las personas. En comparación con los humanos, por ejemplo, los perros tienden a albergar más Lactobacillus, una bacteria ampliamente considerada en los círculos de la medicina humana como un probiótico. Lactobacillus tiene propiedades antiinflamatorias que podrían ayudar a combatir enfermedades asociadas con la respuesta inmune, como el asma, la atopia y la obesidad, según Redding.
"Hay estudios que muestran que los niños criados rodeados de animales, o las personas criadas en hogares con mascotas de pelo, tienen menos probabilidades de sufrir ciertas enfermedades”, ha señalado Redding. Igualmente, plantea que una menor incidencia de asma en los niños que crecen en granjas también podría estar relacionada con la llamada hipótesis de la higiene: “la idea es que la exposición a los microrganismos puede ser algo bueno porque ayuda a nuestro cuerpo a establecer sus defensas. En una ciudad, limpiamos constantemente y no interactuamos tanto con el entorno exterior", matiza Allaband.
Asimismo, se hizo eco de un estudio que demostraba que "la prevalencia de enfermedades alérgicas en niños de 7 a 9 años se reduce de forma dosis-dependiente con el número de mascotas domésticas que viven con el niño durante su primer año de vida, lo que sugiere un efecto de "minigranja", en el que los gatos y los perros protegen contra el desarrollo de alergias".
INVESTIGACIÓN CON ADULTOS
En la Universidad de Pensilvania, Redding está intentando investigar más a fondo. Para ello, está siguiendo a personas que toman antibióticos para implantes dentales para comprobar si tener una mascota podría ayudar a que su microbioma intestinal se recupere más rápido de los medicamentos. Conviene recalcar que tomar antibióticos se asocia con resultados negativos que van desde diarrea leve hasta infecciones potencialmente mortales por Clostridioides difficile, a las que los ancianos corren especial riesgo.
En este sentido, Redding plantea la hipótesis de que un microbioma más rico ayuda a las personas a superar a los patógenos oportunistas. Allaband también alude a este aparente factor de competencia, utilizando como ejemplo el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MSRA), una bacteria que causa infecciones difíciles de tratar en humanos.
Los perros, explica, albergan un volumen relativamente mayor de una bacteria relacionada, Staphylococcus intermedius, en comparación con los humanos. "Ambos son Staphylococcus y ambos compiten por los mismos recursos. Así que tener el Staphylococcus del perro cerca puede mantener a raya el S. aureus de un humano porque están luchando constantemente por ese mismo espacio en el microbioma".
En consecuencia, Allaband ha celebrado que “a medida que crezca nuestro conocimiento, se confirmarán nuevos intercambios de microorganismos beneficiosos entre humanos y animales no humanos”. "Ha habido bacterias particulares que se encuentran más abundantemente en los hogares de los dueños de perros y que se sabe que producen moléculas antioxidantes, antiinflamatorias y anticancerígenas; metabolitos reductores del colesterol y de la glucosa", añadió.
EL MICROBIOMA Y EL VETERINARIO
En cuanto a la idea de que los veterinarios y otros profesionales relacionados con la salud y la sanidad animal, dado que trabajan frecuentemente con una amplia gama de animales, podrían tener “su propio tipo único de microbioma”, Redding considera que todavía no ha sido profundamente estudiado.
Al mismo tiempo, la experta señalaba que un estudio publicado en 2022 y realizado en los Países Bajos encontró que los profesionales veterinarios tenían una carga de Clostridioides difficile similar al de la población general, a pesar de un mayor riesgo de exposición.