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Desarrollan un índice de diagnóstico para problemas gastrointestinales caninos
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Desarrollan un índice de diagnóstico para problemas gastrointestinales caninos

Los investigadores validaron el índice como una herramienta de diagnóstico precisa para distinguir entre disfunción gastrointestinal aguda y crónica
Perro veterinario (4)
Utilizaron los microbiomas de 296 perros.

Más del 10 % de todas las visitas al veterinario están relacionadas con enfermedades gastrointestinales (GI) en perros y gatos. En este sentido, identificar cuándo el microbioma de un paciente es anormal puede ayudar a decidir si tiene una disfunción gastrointestinal aguda o crónica.


Un equipo de investigación de la Universidad Texas, Estados Unidos, ha validado un nuevo índice de diagnóstico para ayudar a los veterinarios a evaluar la disfunción gastrointestinal crónica en perros, al mismo tiempo que ayuda a diagnosticar y tratar enfermedades gastrointestinales en el futuro.


"Durante más de 20 años hemos estado trabajando para comprender mejor el microbioma y cómo se relaciona con la salud y la enfermedad", explican los autores. "Un gran desafío, hasta hace poco, es ¿cómo se define un microbioma intestinal normal o anormal y cómo se modera?".


Los investigadores validaron su índice de disbiosis (DI) utilizando los microbiomas de 296 perros para demostrar que dicho índice es una herramienta de diagnóstico precisa para distinguir entre disfunción gastrointestinal aguda y crónica, así como detectar trastornos no gastrointestinales. Conviene destacar que la disbiosis se define como una alteración del microbioma intestinal, normalmente una reducción de la diversidad microbiana caracterizada por una pérdida de bacterias beneficiosas.


El índice funciona identificando la disbiosis mediante el seguimiento de los niveles de varias bacterias a lo largo del tiempo. Los intervalos de referencia permiten a los investigadores saber cuánto cambia el microbioma. El DI predice con precisión los cambios totales, como se puede observar con la secuenciación del ADN.


"La enfermedad gastrointestinal crónica a menudo ya está presente antes de que comiencen los signos clínicos", comentan. “Entonces, encontrar marcadores específicos puede informarnos sobre el estado del órgano.


Los signos clínicos de una enfermedad gastrointestinal pueden ser leves, como diarrea o vómitos, o algunos pueden ser signos de una disfunción más grave en el tracto gastrointestinal que es crónica. Ser capaz de evaluar mejor si la disfunción va a ser a largo plazo es fundamental para los veterinarios y los clientes a la hora de controlar las enfermedades gastrointestinales.


"La buena noticia es que la mayoría de los animales todavía responden con una modulación de la dieta", añaden.


La evaluación de biomarcadores es sólo una parte de la evaluación de la salud gastrointestinal, y el tracto gastrointestinal debe tratarse como un sistema completo, afirman. "A menudo las personas se concentran en moderar una parte y olvidan que todas interactúan entre sí".


Los profesionales veterinarios no suelen darse cuenta de los cambios crónicos a largo plazo que se producen por las enfermedades gastrointestinales, explicaba Suchodolski. En el futuro, los científicos “esperan comprender mejor los marcadores adicionales y más tempranos, porque cuanto antes intervengan, más esperanza habrá de que los cambios en el microbioma puedan revertirse”.


UTILIDAD DE LOS BIOMARCADORES EN EL DIAGNÓSTICO DE ENTEROPATÍAS CRÓNICAS


Otro estudio recientemente, publicado en Diario Veterinario, tuvo el objetivo de evaluar el uso de una técnica basada en biomarcadores. Dicha técnica consiste en una combinación de distintos marcadores serológicos (es decir, IgA anti ‐ OmpC, ACA; IgA de péptido derivado de antigliadina, AGA) y autoanticuerpos (es decir, IgA anticanina calprotectina, ACNA).


Para llevar a cabo la investigación, se usaron 157 perros con EC / enfermedad inflamatoria intestinal (EII), 24 perros con trastornos gastrointestinales no relacionados con EII y 33 perros normales.


“Evaluamos el rendimiento de la prueba multivariante como una herramienta complementaria conveniente y no invasiva para ayudar en el diagnóstico de EC / EII en condiciones que se asemejan a las prácticas y procedimientos habituales cuando se enfrentan a posibles casos gastrointestinales”, explicaban los autores.


Del estudio se pudo extraer que la seropositividad fue mayor en casos de EC / IBD que en perros normales (66 % vs 9 % para ACA; 55 % vs 15 % para ACNA; y 75 % vs 6 % para AGA). Al comparar EC / IBD con enfermedades no IBD, ACA y ACNA mostraron propiedades discriminatorias (66 %, 55 % vs 12,5 %, 29 % respectivamente) mientras que AGA separó CE de perros normales (54 % vs 6 %).


Además, los títulos disminuyeron después del tratamiento (47 % ‐ 99 % en ACA, 13 % ‐ 88 % en ACNA y 30 % ‐ 85 % en AGA), cambios que coincidieron con las mejorías clínicas.


En conclusión, los investigadores comentaron que un ensayo basado en mediciones combinadas de ACA, ACNA y AGA es útil como prueba de diagnóstico no invasiva para distinguir perros con CE / IBD. Además, la prueba también tiene el potencial de monitorear la respuesta al tratamiento.


ESTUDIO EN ESPAÑA


En la misma línea, un equipo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid realizó un estudio con varios objetivos. En primer lugar, comparar los perfiles de aminoácidos plasmáticos y fecales entre perros control y perros con enteropatía sensible a los alimentos para ampliar el conocimiento actual y caracterizar la enfermedad. El segundo objetivo fue buscar correlaciones entre los aminoácidos y los metabolitos, como los ácidos grasos de cadena corta (SCFA) u otros indicadores de parámetros de la salud intestinal, incluida la puntuación de condición corporal, o índices como el índice de actividad de la enfermedad inflamatoria intestinal canina, para evaluar si el perfil de aminoácidos podría servir como indicador de la gravedad de la enfermedad.


Los autores explicaban que “nuestros resultados muestran que los perros con enteropatía sensible a los alimentos tenían diferentes perfiles de aminoácidos fecales y plasmáticos que los perros de control. La alta correlación observada entre leucina y fenilalanina sugiere que podrían usarse como biomarcadores de estas enfermedades”.


Además, “las correlaciones estadísticamente significativas observadas para los demás aminoácidos estudiados podrían indicar la funcionalidad del microbiota intestinal, así como la alteración de la homeostasis. En consecuencia, estos aminoácidos podrían desempeñar un papel en la enteropatía que responde a los alimentos”.

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