El síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS) es una enfermedad importante de los cerdos que causa grandes pérdidas económicas debido al bajo rendimiento reproductivo y la mortalidad. El agente causante de esta enfermedad es el virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRSV).
El PRRSV pertenece a la familia Arteriviridae en el orden Nidovirales. Actualmente, este virus se clasifica en dos genotipos virales, PRRSV-1 y PRRSV-2. Ambos tipos se encuentran en todo el mundo: el PRRSV-1 se encuentra predominantemente en Europa y el PRRSV-2 en América del Norte y del Sur. Cabe mencionar que estos dos virus comparten alrededor del 55 % al 70 % de la identidad de nucleótidos y se cree que evolucionaron por separado de un ancestro común distante.
Los signos clínicos del PRRS son muy variables según la variante viral, el estado inmunológico y la edad del huésped, las coinfecciones y el estadio de la enfermedad. Los cerdos de algunas granjas pueden estar infectados de forma subclínica, mientras que otros pueden mostrar signos graves de enfermedades reproductivas y/o respiratorias. Por otra parte, en las granjas de cerdas el PRRS se manifiesta principalmente como fallo reproductivo (p. ej., aborto, lechones nacidos vivos débiles o mortalidad antes del destete), que puede ir acompañado de anorexia, fiebre y letargo.
Asimismo, en las granjas de cerdos en crecimiento, el virus causa enfermedades respiratorias (p. ej., estornudos, tos), lo que provoca una disminución del consumo de alimento y del crecimiento. La mortalidad es una consecuencia de la infección viral debido a neumonía grave y coinfecciones.
DISTINTOS MÉTODOS DE TRANSMISIÓN
La transmisión del PRRSV puede ocurrir tanto por contacto directo como indirecto. En este sentido, la transmisión directa de este virus puede ocurrir cuando cerdos susceptibles entran en contacto (p. ej., nariz con nariz, reproducción natural) con un cerdo infeccioso. Mientras tanto, la ruta indirecta de transmisión puede incluir la exposición a fómites contaminados con PRRSV, otros materiales ambientales, aerosoles y vectores artrópodos.
Por lo tanto, dado el impacto económico de esta enfermedad y los esfuerzos dedicados a la prevención de su introducción mediante medidas de bioseguridad, un trabajo realizado por científicos de Colombia y EE UU tuvo como objetivo resumir los datos disponibles sobre la estabilidad ambiental ex vivo y la persistencia del PRRSV.
Para ello, se realizó una revisión de la literatura en febrero de 2023 utilizando tres bases de datos bibliográficas (PubMed, Science Direct y Wiley) en la que no se consideraron limitaciones en cuanto a la fecha de publicación, lo que permitió la inclusión de manuscritos desde 1992 hasta principios de 2023.
UN VIRUS QUE RESISTE MEJOR A TEMPERATURAS MÁS FRÍAS
Los autores descubrieron que los estudios que evalúan la persistencia del PRRSV en el medio ambiente son limitados y en su mayoría experimentales. Sin embargo, existe un acuerdo en que el virus sobrevive más tiempo a temperaturas más frías. Los fómites sólidos no porosos, como el plástico y el caucho, “pueden ayudar al virus a mantener su viabilidad durante más tiempo”, señalan.
El hecho de que estos materiales se encuentren comúnmente en los suministros que ingresan a las granjas o que los usen los trabajadores “resalta la importancia de su limpieza y desinfección adecuadas”. Estos elementos, indican, pueden servir como fuente de PRRSV, ya que se ha detectado en estos medios incluso a temperaturas más cálidas.
Las manos contaminadas de los propios trabajadores también pueden ayudar a transmitir el virus. Asimismo, también se ha informado que otros materiales, como la espuma de poliestireno, el cartón, el hormigón y el acero inoxidable, albergan el PRRSV durante diferentes períodos de tiempo. Por lo tanto, “las medidas de bioseguridad que incorporan el uso de materiales y ropa de trabajo limpios, así como el lavado de manos, son una estrategia importante para reducir la transmisión indirecta”.
Por otro lado, los investigadores indicaron que los piensos a base de soja mostraron una mayor posibilidad de supervivencia del virus incluso después de largos períodos de transporte (37 días). Esto sugiere la necesidad, remarcan, de reevaluar las condiciones de almacenamiento y transporte del alimento.
Asimismo, “los elementos líquidos no han sido ampliamente investigados como fuentes de PRRSV, aunque se han aislado virus infecciosos del agua de la ciudad y de pozos, así como de purines porcinos”. Estos hallazgos sugieren la posibilidad de transmisión del PRRSV a través del agua/líquidos, especialmente en entornos donde el agua no es tratada/clorada; sin embargo, “esto requiere una evaluación adicional”.
VECTORES BIOLÓGICOS
Los estudios sobre la supervivencia del PRRSV en insectos se han centrado principalmente en evaluar el papel de moscas y mosquitos como posibles vectores, ya que “estos insectos se encuentran comúnmente en las granjas durante los meses de verano”.
En condiciones de laboratorio, se ha demostrado que dichos insectos son una fuente potencial de transmisión del PRRSV a cerdos no infectados. El virus se ha aislado de muestras de moscas hasta 48 h después de la ingesta de sangre. Aunque esto puede ser motivo de preocupación potencial, especialmente durante los meses de verano, “esta vía indirecta de transmisión no es motivo de gran preocupación en comparación con otras vías y no se ha evaluado su verdadero impacto en la incidencia del PRRS”.
En resumen, en términos generales, los autores han indicado que el virus permanece viable durante períodos más largos a temperaturas más bajas, lo que automáticamente sugiere que exponer fómites o superficies a altas temperaturas durante períodos prolongados contribuirá a la inactivación y reducirá la probabilidad de transmisión del virus.
Por ello, las granjas porcinas han implementado o están considerando usar fuentes de calor en áreas cerradas para exponer los suministros agrícolas entrantes para inactivar virus que puedan haber contaminado una superficie determinada. Sin embargo, “es necesario investigar más a fondo la interacción entre la temperatura y los desinfectantes para proporcionar a los profesionales y productores porcinos más herramientas para prevenir la introducción del virus en sus granjas”, explican.
En conclusión, indican que la literatura tiene información importante sobre la supervivencia del virus en diversas condiciones. Sin embargo, “no hay uniformidad” en ciertos puntos, como en los métodos de estudio, o la cepa del virus que se estudia. En consecuencia, “está indicado un estudio exhaustivo que tenga en cuenta estos factores”, rematan.