¿Los biomarcadores para diferenciar enteropatías funcionan igual en perros y en gatos?

Las afecciones gastrointestinales pueden tener un impacto significativo en la salud y el bienestar de los pacientes felinos, especialmente las afecciones crónicas, incluida la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Por lo tanto, avanzar en el desarrollo de procedimientos de diagnóstico de enfermedades intestinales en felinos para facilitar la toma de decisiones clínicas y mejorar los resultados del tratamiento podría tener implicaciones importantes para el diagnóstico y el tratamiento de la EII felina.

Actualmente, el diagnóstico de la EII en gatos implica una serie de análisis de sangre y biopsias endoscópicas o quirúrgicas del intestino delgado. Esta batería de pruebas puede ser larga y costosa, retrasando o imposibilitando el inicio del tratamiento. Así, hay escasez de pruebas de diagnóstico no invasivas o biomarcadores que puedan usarse para el diagnóstico temprano de la EII.

La calprotectina fecal (fCAL) es un marcador de diagnóstico no invasivo de EII en humanos, que además puede usarse para evaluar la respuesta al tratamiento y monitorear la remisión. Se ha medido fCAL en perros y gatos, pero los estudios veterinarios actuales son limitados. Así, el potencial del uso de fCAL como ayuda para el diagnóstico de EII en gatos aún no se ha determinado por completo.

El objetivo de un trabajo realizado en el Reino Unido fue determinar si un método basado en fCAL podría usarse en el diagnóstico de EII en muestras felinas. El estudio ha buscado establecer la medición de fCAL como un marcador de diagnóstico complementario útil en la EII felina y evaluaría su utilidad en un entorno clínico.

Para llevarlo a cabo, los autores midieron fCAL en 12 muestras fecales de gatos sanos y 10 muestras fecales de gatos con enfermedades intestinales crónicas.

La técnica disponible comercialmente utilizada para este estudio no pudo detectar fCAL en muestras felinas, a pesar de intentar utilizar volúmenes de carga de muestra más altos.

Después de esto, se intentó configurar las mediciones de fCAL como una prueba turbidimétrica comercial, pero hubo dificultades significativas para establecer la precisión del ensayo.

Finalmente, se enviaron muestras de los mismos gatos a un laboratorio comercial externo para medir fCAL mediante un ensayo turbidimétrico establecido. Esto permitió comparar los valores de fCAL, que demostraron no ser significativamente diferentes entre gatos sanos y aquellos con enfermedades intestinales. En general, los valores de fCAL estuvieron en el rango bajo del ensayo para la mayoría de los gatos de ambos grupos.

Ante estos resultados, los investigadores han explicado que “las mediciones de fCAL en muestras fecales de gatos con afecciones intestinales son factibles utilizando un ensayo de laboratorio disponible comercialmente”. Sin embargo, “ni siquiera el ensayo comercial pudo diferenciar entre gatos sanos y enfermos. Estos hallazgos hacen que la utilidad actual de fCAL para el profesional sea cuestionable”.

Como limitaciones del estudio, han comentado que “algunos de los gatos de nuestro grupo de estudio ya estaban recibiendo tratamiento, por lo que podrían tener valores bajos de fCAL debido a que la inflamación intestinal disminuyó. Esto podría haber llevado a una subestimación del valor "verdadero" de fCAL en gatos con EII y a la incapacidad de encontrar una diferencia significativa entre los grupos enfermos y sanos”.

Por ello, “sería pertinente medir fCAL en un grupo más grande de gatos recién diagnosticados con EII para determinar un posible valor de corte de diagnóstico, así como obtener mediciones seriadas de gatos con EII en tratamiento”.

UTILIDAD DEL BIOMARCADOR EN PERROS

Del mismo modo que en el paciente felino, las metodologías actuales para diagnosticar la enteropatías crónicas (EC)  en perros requieren técnicas clínicas, radiográficas, endoscópicas e histológicas relativamente costosas, laboriosas e invasivas.

Un estudio ha tenido el objetivo de evaluar el uso de una técnica basada en biomarcadores. Dicha técnica consiste en una combinación de distintos marcadores serológicos (es decir, IgA anti ‐ OmpC, ACA; IgA de péptido derivado de antigliadina, AGA) y autoanticuerpos (es decir, IgA anticanina calprotectina, ACNA).

Para llevar a cabo la investigación, se usaron 157 perros con EC / enfermedad inflamatoria intestinal (EII), 24 perros con trastornos gastrointestinales no relacionados con EII y 33 perros normales.

“Evaluamos el rendimiento de la prueba multivariante como una herramienta complementaria conveniente y no invasiva para ayudar en el diagnóstico de EC / EII en condiciones que se asemejan a las prácticas y procedimientos habituales cuando se enfrentan a posibles casos gastrointestinales”, explican los autores.

Del estudio se pudo extraer que la seropositividad fue mayor en casos de EC / IBD que en perros normales (66 % vs 9 % para ACA; 55 % vs 15 % para ACNA; y 75 % vs 6 % para AGA). Al comparar EC / IBD con enfermedades no IBD, ACA y ACNA mostraron propiedades discriminatorias (66 %, 55 % vs 12,5 %, 29 % respectivamente) mientras que AGA separó CE de perros normales (54 % vs 6 %).

Además, los títulos disminuyeron después del tratamiento (47 % ‐ 99 % en ACA, 13 % ‐ 88 % en ACNA y 30 % ‐ 85 % en AGA), cambios que coincidieron con las mejorías clínicas.

En conclusión, los investigadores comentan que un ensayo basado en mediciones combinadas de ACA, ACNA y AGA es útil como prueba de diagnóstico no invasiva para distinguir perros con CE / IBD. Además, la prueba también tiene el potencial de monitorear la respuesta al tratamiento.