Una enfermedad debilitante se caracteriza por el deterioro gradual de un individuo, generalmente con pérdida de fuerza y masa muscular, que puede ir acompañada de pérdida de apetito. La consecuencia puede ser la emaciación o caquexia, que se refiere a una pérdida de masa corporal y empeora el curso de múltiples procesos patológicos subyacentes.
En la producción animal, el retraso en el crecimiento de los animales es un motivo de preocupación debido a las pérdidas económicas y al bienestar animal. En los cerdos, existen muchas causas de emaciación, incluidos factores estresantes sociales y ambientales, que incluyen factores nutricionales, así como enfermedades infecciosas.
Existen múltiples factores de riesgo que pueden conducir a la emaciación posdestete, que están relacionados con el animal (cama, peso al nacer o al destete), las instalaciones, las prácticas de manejo, la vacunación, los tratamientos y la nutrición. Estos pueden conducir, en diferentes circunstancias, a la inanición, la desnutrición, la deshidratación y la ulceración gástrica que alteran el crecimiento de los lechones. Además, también se ha descrito que muchas enfermedades infecciosas causan emaciación después del destete, como la enfermedad sistémica del circovirus porcino 2 (PCV-2), el síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS), la neumonía enzoótica y la disentería porcina, entre muchas otras.
DEGENERACIÓN ESPONGIFORME CEREBRAL
El estado esponjoso o degeneración espongiforme es un cambio neuropatológico que a menudo se caracteriza por una vacuolización bilateral y simétrica que se encuentra más comúnmente en la materia blanca que en la gris, y se describe en varias enfermedades animales.
Es causada por edema cerebral, pérdida de axones o mielina y vacuolización de neuronas, células gliales o sus procesos, y también es una alteración común relacionada con la edad. Las lesiones pueden estar diseminadas en el sistema nervioso central, pero pueden dirigirse a áreas específicas, y el sistema nervioso periférico también puede verse afectado.
La degeneración espongiforme de la sustancia blanca en los animales puede resultar del envenenamiento por amoníaco, intoxicación por hexaclorofeno, intoxicación por closantel y envenenamiento por rodenticidas derivados de la brometalina.
Las encefalopatías hepáticas secundarias a enfermedades hepáticas infecciosas, metabólicas y degenerativas también pueden manifestarse con diferentes grados de vacuolización de la sustancia blanca. Se han descrito otras causas como la vacuolización cerebral congénita o relacionada con la raza, principalmente en perros y gatos.
En cerdos, el temblor congénito es la causa más importante de vacuolización de la sustancia blanca en el cerebro. Esta condición afecta a lechones recién nacidos y puede durar varias semanas. Las lesiones están restringidas al sistema nervioso central, con cambios histológicos que consisten en hipomielinización de la sustancia blanca de la médula espinal y el tronco encefálico.
Los agentes infecciosos y tóxicos, así como las condiciones hereditarias, explican las causas específicas de los temblores congénitos. En cuanto a los cambios espongiformes que afectan a la sustancia gris, las enfermedades priónicas son las más relevantes. Sin embargo, no hay evidencia de encefalopatías espongiformes transmisibles naturales en cerdos.
Con el objetivo de caracterizar las lesiones histológicas de vacuolización cerebral observadas en cerdos que presentaban un estado de emaciación aparentemente no asociado con enfermedades infecciosas del cerdo, investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y del IRTA-CReSA, entre los que se encuentran Elisa Ruiz, Albert Canturri, María Cuvertoret, Enric Vidal, Carlos López, Mariano Domingo y Joaquim Segalés, junto a investigadores internacionales, han publicado recientemente un trabajo.
Las lesiones estudiadas se caracterizaron describiendo su localización específica, distribución y severidad, así como por métodos de inmunohistoquímica y microscopía electrónica de transmisión. Además, se descartaron varias enfermedades infecciosas y no infecciosas mediante evaluación clínica y análisis de laboratorio.
CERDOS ANORÉXICOS, PERO SIN FIEBRE
Una empresa porcina ubicada en España experimentó un problema significativo en 61 de sus 136 explotaciones que duró de forma variable entre piaras entre agosto de 2016 y marzo de 2018. La duración del trastorno osciló entre alrededor de 1,5 años en aquellas granjas afectadas por el período más largo y alrededor 1-2 meses en los menos impactados.
Los cerdos clínicamente afectados se caracterizaron por anorexia sin fiebre y pérdida de la condición corporal a partir de 1 a 2 semanas después del destete (alrededor de 4 a 6 semanas de vida). Los animales mostraron emaciación progresiva sin evidencia de signos respiratorios, digestivos o neurológicos.
Se investigaron ocho de estas explotaciones mediante un estudio de seguimiento. Primero, un total de 100 lechones (machos y hembras) por granja fueron marcados en las orejas al destete (alrededor de 3 a 4 semanas de edad) y monitoreados clínicamente por el veterinario responsable de la granja hasta que comenzaron a mostrar evidencia de emaciación.
Cuando los signos clínicos estaban completamente presentes, con el objetivo puesto principalmente en los casos de emaciación y ausencia de signos respiratorios, digestivos y neurológicos (alrededor de 6 a 8 semanas de edad), se enviaron cinco cerdos en un estado de salud muy deteriorado, y cinco aparentemente sanos de cada lote para realizar las investigaciones pertinentes.
Clínicamente, los animales del grupo debilitado se distinguieron de los individuos sanos, mostrando una marcada mala condición corporal y un pelaje áspero a pesar de un comportamiento considerado como normal en el rebaño.
DESCARTE DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS O CONGÉNITAS
Histológicamente, la lesión más consistente fue la vacuolización del neuropilo del prosencéfalo, localizada principalmente en los núcleos talámicos y en la transición entre la sustancia blanca y gris del neocórtex (40/56 en cerdos enfermos y 4/30 en cerdos sanos).
En los casos más graves, la vacuolización también afectaba al mesencéfalo, los núcleos cerebelosos y, en menor medida, al bulbo raquídeo.
Asimismo, la vacuolización del cerebro anterior se asoció con cerdos que experimentaron una marcada emaciación y retraso en el crecimiento.
Dado que no se detectaron procesos infecciosos o congénitos subyacentes, “se postuló un trastorno metabólico como posible causa de la enfermedad ya que el uso preventivo de complejos vitamínicos y minerales mejoró el desenlace clínico”.
En resumen, “el presente estudio describe una nueva condición de cerdos caracterizada patológicamente por vacuolización cerebral y clínicamente por emaciación sin signos neurológicos”, comentan los autores. En cualquier caso, “la deficiencia específica responsable de esta condición no fue aclarada”.
Según el conocimiento de los autores, “esta es la primera vez que los hallazgos presentados se describen en cerdos, lo que realza la importancia del manejo y la composición de la dieta de las raciones en la producción porcina, y cómo los desequilibrios dietéticos probablemente pueden afectar la integridad del parénquima cerebral y, en consecuencia, la condición corporal del animal”, concluyen.