Morbillivirus canis, también conocido como virus del moquillo canino (CDV, por sus siglas en inglés), es un morbillivirus perteneciente a la familia Paramyxoviridae que causa una enfermedad altamente contagiosa, aguda y mortal. El CDV es un patógeno multihuésped con una distribución mundial, que afecta principalmente a una amplia gama de especies silvestres y domésticas del orden Carnivora. El perro se considera el principal huésped reservorio del CDV, aunque muchas especies de carnívoros silvestres pueden actuar como reservorios del CDV y también padecen la enfermedad. De hecho, el contagio de los reservorios caninos a las especies silvestres ha provocado brotes de alta mortalidad que representan una importante amenaza para la conservación. El CDV se ha descrito en familias de carnívoros salvajes. Además, se ha descrito en mamíferos acuáticos, primates no humanos y otras familias.
El virus del moquillo canino puede producir una enfermedad multisistémica mortal que afecta los sistemas inmunológico, respiratorio, gastrointestinal y nervioso, donde los resultados comunes de la infección incluyen depleción linfoide, hiperqueratosis, neumonía intersticial (a menudo complicada por infecciones bacterianas oportunistas), encefalopatía, que puede resultar en la muerte. Los viriones son altamente contagiosos, se transmiten a través de fluidos nasales, orales y oculares aerosolizados, y su principal vía de entrada para la infección es a través del sistema respiratorio.
El genoma del CDV codifica ocho proteínas virales, dos de las cuales no son estructurales y seis son estructurales. Hasta 2014, se informaron nueve linajes genéticos basados en la identidad de secuencia de la proteína H (más del 95 %). Sin embargo, desde entonces, el número de linajes de CDV aceptados en la literatura científica ha mostrado un aumento constante. Actualmente, la mayoría de los autores trabajan con 17 genotipos para clasificar CDV. Sin embargo, algunos autores elevan este número a 21 linajes.
Los perros son conocidos como el principal reservorio doméstico de Morbillivirus canis, aunque como patógeno multihospedador, también puede afectar a otros mamíferos carnívoros, donde a menudo se describen brotes epidémicos con circulación del virus entre varias especies.
Recientemente, se han llevado a cabo un número cada vez mayor de estudios sobre el virus del moquillo canino y otros virus que evalúan la dinámica espacio-temporal de los virus. Este tipo de estudios son útiles para aumentar el conocimiento de la propagación de los virus en todo el mundo y los mecanismos potenciales que explican dicha propagación. Sin embargo, desde el conocimiento de los autores, antes de 2015, la distribución espacial de las cepas de virus del moquillo canino solo se ha evaluado a escala local, normalmente centrada en una especie hospedadora, o con criterios paleopatológicos para dilucidar aspectos del origen del CDV.
Un estudio realizado por Adrián Wipf, Pedro Pérez-Cutillas, Nieves Ortega, Ana Huertas López, Carlos Martínez Carrasco y Mónica González Candela, de la Universidad de Murcia, tuvo como objetivo realizar una revisión de alcance y un metaanálisis espacial a nivel global, enfocándose en especies silvestres y domésticas del orden Carnivora, analizando la detección molecular de Morbillivirus canis y su clasificación filogenética en los principales linajes de virus del moquillo canino con el fin de responder dos preguntas: si la detección de diferentes linajes genéticos de CDV exhibe algún patrón que esté relacionado con el huésped silvestre o doméstico en el que se detecta, y si la detección de diferentes linajes genéticos de CDV exhibe algún patrón que esté relacionado con la ubicación geográfica en la que se ha detectado esa cepa.
Se realizó una revisión sistemática desde 1985 hasta 2024, enfocando la búsqueda en estudios que detectaran virus del moquillo canino y lo secuenciaran en un genotipo conocido en huéspedes carnívoros. Los artículos fueron revisados y se seleccionaron varios para la extracción de datos, análisis y metaanálisis espacial. Considerando las especies estudiadas, la ubicación geográfica y los genotipos clasificados, “identificamos 457 estudios individuales diferentes (registros) de los cuales 332 registros de CDV se secuenciaron en 17 genotipos principales clasificables”. El metaanálisis espacial reveló distribuciones de animales en los que se ha aislado un linaje de CDV; los linajes geográficos superpuestos en diferentes huéspedes se han medido como una función de densidad.
Los autores observaron que las especies hospedadoras del virus del moquillo canino pertenecían al suborden Caniformia (93,7 %) en familias como Canidae (75,2 %), Mustelidae (9,7 %) y Procyonidae (7,6 %). El suborden Feliformia (6,1 %) mostró a Felidae silvestre (5,1 %) como la familia más representada. En cuanto a las especies, los perros domésticos (40 %) fueron los hospedadores más analizados, seguidos del zorro rojo (30,23 %) y el mapache (7,23 %). Con porcentajes menores pero destacando del resto de especies del suborden Caniformia están el lobo (1,52 %) y el perro mapache (1,04 %) en la familia Canidae y el tejón (1,55 %), la nutria (2,82 %), y el turón europeo (1,53 %) en la familia Mustelidae.
Las muestras utilizadas fueron cerebro (13,74 %), pulmón (12,4 %), sangre (10,8 %) y secreciones naso-oculares (8,9 %; 8,1 %). La PCR con transcripción inversa (RT-PCR) (60,34 %) y la PCR cuantitativa en tiempo real (RT-qPCR) (26,57 %) detectando el gen H (62 %) fueron las más utilizadas para detectar ARN viral.
En cuanto a genotipos, Europa/Sudamérica-1 (27,4 %), Europa-3/Ártico (15,5 %), Asia-1 (14,5 %), América-1 (11,2 %), Europa-2/Fauna europea y África (África-1 y África-2) (7,6 %) fueron los más representados a nivel mundial, siendo América-1 y Europa/Sudamérica-1 los más ampliamente distribuidos alrededor del mundo.
El análisis mostró la amplia capacidad multihospedadora y diversidad del virus del moquillo canino, siendo el perro el más frecuente (40 %) y el zorro rojo (30,2 %) el principal hospedador silvestre.
Así, comentan que el perro es claramente la especie en la que el virus del moquillo canino ha sido más estudiado a nivel mundial, siendo asimismo la especie de Caniformia más numerosa en el mundo, con una población estimada de más de 700 millones en todo el mundo. “Los perros domésticos se consideran el reservorio primario del CDV y, por tanto, un factor epidemiológico clave en la propagación del virus entre perros en libertad, no vacunados o vacunados de forma incompleta (mascotas y animales salvajes) y, además, a la fauna silvestre urbana y rural”.
Del mismo modo, añaden que la mayoría de los linajes detectados pueden detectarse en varias familias hospedadoras silvestres, además del perro, lo que sugiere “fenómenos de derrame constante en hábitats compartidos en la interfaz doméstico-silvestre”. Los linajes más cosmopolitas reflejan las rutas de distribución de sus hospedadores, lo que “muestra que es difícil establecer una imagen fija del virus del moquillo canino en un mundo interconectado”, concluyen.