La tuberculosis caprina, causada por Mycobacterium bovis y Mycobacterium caprae, ocasiona graves pérdidas económicas debido al sacrificio de los animales infectados y a las limitaciones impuestas al comercio. En los últimos años se han llevado a cabo varios estudios para encontrar una técnica de diagnóstico adecuada para la detección de la infección tuberculosa en cabras.
En la región de Murcia, desde mediados de los años 90 se viene desarrollando un programa específico para la erradicación de la tuberculosis caprina, utilizando la prueba comparativa intradérmica de la tuberculina (CIT), que consiste en la inyección intradérmica de derivado proteico purificado bovino (PPDb) y derivado proteico purificado aviar (PPDa) para minimizar los resultados falsos positivos debidos a la reactividad cruzada con otras micobacterias. Los estudios sobre esta prueba han demostrado una baja sensibilidad, lo que da lugar a resultados falsos negativos que tienen el potencial de permitir la propagación de la infección en el rebaño.
Aunque se ha demostrado una adecuada especificidad de la CIT cuando se realiza en cabras de rebaños libres de tuberculosis, factores como la infección por Corynebacterium pseudotuberculosis, que causa linfadenitis caseosa, y la infección o vacunación contra Mycobacterium avium subespecie paratuberculosis (MAP) pueden tener un impacto negativo en la especificidad. La interpretación estricta de la CIT conduce a una disminución de la especificidad, con la aparición de falsos positivos. Esto resulta en la pérdida del estatus libre de tuberculosis de la granja, además del sacrificio de animales con alto valor genético que no están infectados con tuberculosis.
En este caso, el examen post mortem es esencial para verificar el estatus tuberculoso de los animales. La presencia de infección por M. bovis o M. caprae en una muestra post mortem puede demostrarse mediante cultivo e identificación del organismo. Este método tiene la desventaja de requerir un largo período de tiempo para obtener un diagnóstico definitivo, y un resultado negativo no debe tomarse como la ausencia de tuberculosis incluso en ausencia de lesiones macroscópicas.
Como alternativa, se puede realizar un diagnóstico de tuberculosis tras el hallazgo de lesiones típicas en la necropsia mediante histopatología, que ha demostrado ser al menos tan eficaz como la identificación de M. bovis o M. caprae mediante cultivo o PCR. El diagnóstico histopatológico puede ser satisfactorio en áreas de alta prevalencia o en la fase inicial de un programa de control de la tuberculosis en el ganado.
La ausencia de lesiones macroscópicas en animales positivos puede deberse a diversas razones, como que las lesiones pueden ser visibles pero pasar desapercibidas, o que un animal se encuentra en las primeras etapas de la infección cuando las lesiones son demasiado pequeñas para ser vistas a simple vista.
El diagnóstico macroscópico de estas infecciones requiere una necropsia detallada en una sala de necropsias, lo que puede no ser posible en un matadero. La inspección post mortem en el matadero se ocupa principalmente de la idoneidad de la carne para el consumo humano y no de la detección de todas las enfermedades. Los hallazgos macroscópicos pueden requerir, por su parte, confirmación mediante histopatología.
El objetivo de un trabajo realizado por José Antonio Navarro, Joaquín Sánchez y Antonio Julián Buendía, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, fue identificar las causas de los falsos positivos en rebaños caprinos libres de tuberculosis en Murcia. Este conocimiento sería de gran utilidad durante las últimas fases de una campaña de erradicación.
Entre 2015 y 2020 se sacrificaron 37 cabras CIT-positivas de 14 rebaños con estatus previamente libre de tuberculosis y se realizó un examen post mortem en la Facultad de Veterinaria de Murcia.
El análisis histológico no reveló lesiones microscópicas compatibles con tuberculosis en muestras de pulmón y ganglios linfáticos mediastínicos, traqueobronquiales y retrofaríngeos de las 37 cabras CIT-positivas de nuestro estudio. El análisis serológico no detectó la presencia de anticuerpos contra M. bovis o MAP en ninguna de las cabras.
El examen anatomopatológico descartó la presencia de lesiones tuberculosas. En 23 de las cabras, el examen anatomopatológico reveló la presencia de la forma paucibacilar de paratuberculosis (asociada a la infección por MAP). Macroscópicamente, estos animales tenían un engrosamiento leve de la mucosa en el íleon terminal y la válvula ileocecal, junto con ganglios linfáticos mesentéricos agrandados, pálidos y edematosos. En 13 cabras, los ganglios linfáticos mesentéricos también tenían focos caseosos únicos o múltiples de 1-5 mm con mineralización.
En otras seis cabras se confirmó la infección por Corynebacterium pseudotuberculosis en todas las lesiones, lo que era compatible con linfadenitis caseosa. Estas lesiones se encontraron en uno o más ganglios linfáticos (mandibular, parótido, preescapular, precrural y mediastínico) y, a veces, junto con abscesos superficiales de la región del hombro y el cuello.
En siete cabras en las que no se diagnosticó linfadenitis caseosa ni paratuberculosis, se observó infiltración linfocítica difusa en la lámina propia del intestino, pero no se observaron células epitelioides ni bacilos ácido-alcohol resistentes.
Los rebaños incluidos en este estudio, explican los autores, representan una proporción baja del total de rebaños incluidos en la campaña de control de la tuberculosis. Sin embargo, “la proporción es alta en relación con los rebaños positivos, especialmente en los últimos 3 años estudiados”. Y añaden que no se han producido nuevos reactores positivos en ninguno de los rebaños en los controles anuales de CIT realizados hasta finales de 2023.
Así, indican que “el examen anatomopatológico de cabras de rebaños previamente libres de tuberculosis que dieron positivo en la prueba CIT pero sin lesiones compatibles con tuberculosis demostró la presencia de la forma paucibacilar de paratuberculosis o de linfadenitis caseosa”. Se sabe que ambas enfermedades “comprometen la especificidad de la prueba CIT, lo que podría dar lugar a resultados falsos positivos, especialmente cuando se utiliza una interpretación estricta de la prueba CIT”.
Esto lleva a la “pérdida del estatus previo libre de tuberculosis del rebaño, retrasando la campaña de erradicación”. Así, concluyen que “el examen post mortem es una herramienta diagnóstica útil, rápida y económicamente viable para confirmar infecciones e identificar resultados falsos positivos en las últimas etapas de una campaña de erradicación de la tuberculosis caprina o en rebaños libres de tuberculosis”.