Estimada comunidad One Health, con las imágenes de la tragedia de Valencia grabadas en mi retina, me pregunto una vez más qué debe suceder para creernos lo que dicen los expertos: la crisis climática es una crisis de salud. Y digo creernos porque cuando uno se cree una cosa actúa en consecuencia, y eso de momento, y en mi humilde opinión, no parece que esté sucediendo, o no con la ambición necesaria.
No voy a entrar a debatir si la DANA que ha asolado Valencia se debe o no al cambio climático. Eso ya lo debatirán los expertos que son los que tienen los conocimientos necesarios para hacerlo. Pero voy a utilizarla como ejemplo para intentar ilustrar cómo los diferentes desafíos a los que nos enfrentamos confluyen, se retroalimentan, y van desencadenando efectos en cascada que, considerados en conjunto, tienen un impacto en salud sustancialmente mayor al estimado a simple vista. Más allá de la lamentable pérdida de vidas humanas (y de animales), de las personas heridas, y de las personas que han visto interrumpidos los tratamientos médicos que seguían, el trauma por la situación vivida desembocará en algunos casos en problemas de salud mental, pudiendo tener un impacto mayor en niños y adolescentes, agravando uno de los importantes desafíos a los que nos enfrentamos: el incremento de los trastornos de salud mental en los jóvenes.
Por otro lado, no nos podemos olvidar que las aguas estancadas, barro, cadáveres de animales sin retirar, o interrupción de los servicios de saneamiento, entre otros, proporciona el escenario ideal para la proliferación de vectores y microorganismos que pueden dar lugar a infecciones en las personas (y animales). Esas mismas infecciones en numerosos casos obligarán a la prescripción de antibióticos, enlazando ello con otro de los grandes desafíos: las resistencias a los antimicrobianos.
Los bulos han entrado en escena de formas diversas, desde cuestionar la actuación de la AEMET hasta culpabilizar a la “voladura de presas”. Siempre es más cómodo obviar la evidencia científica, porque si la culpa es ajena puedes continuar con tu vida sin salir de tu zona de confort. Y la desinformación, cuando atañe a temas de salud, mata.
¡Qué decir de los daños materiales! Más allá de los destrozos en infraestructuras públicas, miles de personas se ven en la calle, sin nada, y por muchas ayudas puntuales que se otorguen, muy posiblemente habrá familias que entren en una situación de vulnerabilidad de la que difícilmente puedan salir: desigualdades sociales. y también los habrá que, aun no viviendo en las zonas más afectadas, hayan perdido su lugar de trabajo: más desigualdades sociales que llevan a desigualdades en salud. por no hablar del impacto en los ecosistemas y la biodiversidad de la zona, o de los centenares de animales de compañía afectados.
La lucha contra la crisis climática muy posiblemente sea el ejemplo más evidente de la necesidad de desarrollar políticas públicas con visión One Health para avanzar con mayor ambición en la descarbonización de nuestra economía y la adopción de unos estilos de vida menos contaminantes. Por el bien de nuestra salud, por el bien de todas las especies que habitan el planeta. porque con ambición y voluntad, y basándonos en la evidencia científica, podemos impulsar políticas disruptivas encaminadas a actuar frente el cambio climático.
Me despido como empecé, con el corazón encogido por la tragedia vivida, sabiendo que es imposible para quienes no lo hemos sufrido entender la angustia, el dolor y la desesperación de las familias y las personas afectadas. Pero con un mensaje positivo: la solidaridad mostrada por la ciudadanía, voluntarios y vecinos dispuestos a ayudar en la medida de lo posible a los damnificados para recuperar sus hogares demuestra que entre todos podemos movilizar voluntades para trabajar por el cambio e impulsar la acción política One Health.