El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en animales de compañía y se ha convertido en una preocupación creciente, en particular en las poblaciones felinas. Aunque la incidencia de tumores en gatos generalmente se considera menor que en perros, evidencia reciente sugiere que el cáncer está surgiendo como una de las principales causas de muerte en gatos.
Los cánceres en animales de compañía comparten similitudes significativas con los cánceres humanos, especialmente en términos de su progresión natural de la enfermedad. Tanto los cánceres caninos como los felinos tienen un potencial valioso como modelos para la investigación oncológica comparativa, dado que los gatos y los perros tienen exposiciones ambientales similares a las de los humanos. Si bien los perros han sido ampliamente estudiados como modelos oncológicos comparativos, lo que resultó en una gran cantidad de datos sobre tumores, la investigación en gatos ha sido más limitada, lo que llevó a un conjunto de datos comparativamente más pequeño y menos conocimientos sobre la oncología felina.
En muchas partes del mundo, los gatos son de las mascotas más poseídas, con un marcado aumento en el número de hogares con mascotas en los últimos años. En este contexto, los datos epidemiológicos sobre los tumores felinos (en particular, los relacionados con factores como la raza, el sexo y la edad) son esenciales para mejorar la comprensión de la prevalencia y la distribución de los tumores en las poblaciones felinas. Esta información puede ayudar a los veterinarios a reconocer patrones y posibles factores de riesgo asociados con diferentes tipos de tumores. En una investigación realizada en Corea del Sur, analizaron la prevalencia de los tumores felinos en el país entre 2012 y 2022, investigando la relación entre los principales tipos de tumores y los factores demográficos, como la raza, el sexo y la edad.
Se revisó inicialmente los registros de 892 gatos sometidos a evaluaciones de tejido, de los cuales se seleccionaron 683 gatos para el análisis. Esto incluyó un total de 689 tumores, ya que algunos gatos presentaron múltiples tumores. Los tumores del mismo tipo histológico que se presentaron en múltiples sitios se contaron como un solo caso para evitar la sobrerrepresentación, mientras que los distintos tipos de tumores histológicos en el mismo gato se registraron como casos separados. Este enfoque garantiza que las estadísticas reflejen la verdadera diversidad de tumores dentro de la población y la carga individual de cada tipo de tumor. Entre estos tumores, 316 (45,9 %) se clasificaron como benignos, mientras que 373 (54,1 %) se clasificaron como malignos.
Los gatos en el conjunto de datos tenían entre 0 y 20 años de edad, con una edad media de 8,08 ± 3,95 años. Los tumores benignos se diagnosticaron a una edad media más joven de 6,60 ± 3,81 años, mientras que los tumores malignos se produjeron a una edad media mayor de 9,33 ± 3,62 años. La edad más común fue de 8 años, representando el 11,3 % del total de casos (78 gatos). Las hembras tendían a ser mayores, con una edad media de 8,60 ± 3,93 años en comparación con 7,42 ± 3,88 años para los machos. Los análisis estadísticos revelaron una asociación significativa entre la edad y la malignidad del tumor.
TUMORES MALIGNOS MÁS PREVALENTES EN GATAS
Respecto al sexo, de los 689 tumores, 383 (55,6 %) se dieron en gatas, mientras que 306 (44,4 %) se encontraron en machos. Entre las gatas, 134 tumores (35 %) fueron benignos y 249 (65 %) fueron malignos. Por el contrario, 182 tumores (59,5 %) en los machos fueron benignos, con 124 (40,5 %) clasificados como malignos. Los tumores malignos fueron más prevalentes en las gatas, mientras que los tumores benignos fueron más comunes en los machos, por lo que se reveló una asociación significativa entre el sexo y la malignidad del tumor.
En el análisis de las razas, los autores descubrieron que los gatos persas mostraron una mayor propensión a la malignidad, con 34 tumores malignos (69,4 %) y 15 tumores benignos (30,6 %) de 49 casos. De manera similar, los gatos azul ruso presentaron 28 tumores malignos (63,6%) de 37 casos. No obstante, en general, el trabajo no reveló una asociación significativa entre la raza y la malignidad del tumor.
TEJIDO MAMARIO
La ubicación del tumor también fue estudiada. Los tumores se distribuyeron en diversas localizaciones anatómicas, con notables diferencias en la proporción de casos benignos y malignos. De los 689 tumores, 408 (59,2 %) se localizaron en la piel y el tejido subcutáneo, donde 276 (67,6 %) fueron benignos y 132 (32,4 %) malignos. El tejido mamario representó 159 tumores, la gran mayoría de los cuales fueron malignos (148 casos, 93,1 %). Los tumores en el tracto digestivo también mostraron un perfil predominantemente maligno, con 28 de 30 casos (93,3 %) clasificados como malignos y solo 2 (6,7 %) como benignos.
Por lo tanto, se demostró una asociación estadísticamente significativa entre la ubicación del tumor y la malignidad, lo que indica que ciertos sitios anatómicos, como el tejido mamario y el tracto digestivo, eran más propensos a las malignidades.
Ante estos hallazgos, los autores comentan que este estudio proporciona información fundamental sobre los patrones de malignidad tumoral en los gatos, destacando el papel significativo de la edad y la ubicación anatómica en la predicción del comportamiento tumoral. Se descubrió que los gatos mayores tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar tumores malignos, en particular en la glándula mamaria y el tracto digestivo, donde las tasas de malignidad eran excepcionalmente altas. Estos hallazgos coinciden con investigaciones anteriores que mostraban que los tumores felinos, especialmente los tumores mamarios, tienden a ser más agresivos que los de los perros.
ONCOLOGÍA COMPARADA
Aunque la raza no fue un predictor estadísticamente significativo de malignidad en este estudio, ciertas razas, como los gatos persas y los gatos azules rusos, “mostraron una mayor frecuencia de tumores malignos, lo que justifica una mayor investigación”.
En el futuro, explican que será fundamental ampliar esta investigación con conjuntos de datos multicéntricos más grandes e información genética y ambiental más detallada “para profundizar nuestra comprensión de la dinámica de los tumores felinos”. Dichos estudios ayudarán a perfeccionar las prácticas veterinarias y “mejorar los resultados mediante intervenciones más específicas y basadas en evidencia”.
En resumen, “este estudio aporta datos valiosos al campo de la oncología veterinaria y enfatiza la importancia de continuar la investigación en oncología comparativa, beneficiando tanto la investigación sobre el cáncer felino como el humano”.