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El riesgo de rotura del ligamento cruzado craneal es 5,5 veces mayor en perras que no han parido
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El riesgo de rotura del ligamento cruzado craneal es 5,5 veces mayor en perras que no han parido

Un estudio realizado en hembras de rottweiler ha explorado la relación entre el parto y otros factores, como la dieta, en la rotura del ligamento cruzado craneal
Rotwailer
Se comparó la incidencia de por vida de la rotura del ligamento diagnosticada por el veterinario en perras nulíparas y multíparas.

El embarazo representa una desviación significativa de la fisiología normal. Evidencias emergentes en mujeres apoyan la posibilidad de que el embarazo sea un evento de la vida que puede restablecer la resistencia a las enfermedades, reduciendo así el riesgo de resultados adversos para la salud posteriores. En las mujeres, cada vez hay más evidencia de que el cáncer de mama, la demencia y la tasa de deterioro cognitivo, así como la tasa de envejecimiento, pueden ser sensibles al embarazo. 

 

La exploración de este paradigma en poblaciones de perros domésticos se ha limitado en gran medida a unos pocos informes que sugieren que las perras paridas pueden ser menos susceptibles a la piómetra que las perras nulíparas. No obstante, no se ha explorado la asociación entre el embarazo o la paridad (es decir, la producción de crías vivas) y las enfermedades degenerativas no reproductivas posteriores en las perras.

 

ESTUDIAN LA ROTURA DEL LIGAMENTO CRUZADO CRANEAL EN PERROS

 

En el pasado, se consideraba que la rotura del ligamento cruzado craneal (LCC) era consecuencia de un traumatismo, pero ahora se cree que la mayoría de estas roturas se producen debido a un proceso degenerativo, no traumático: un deterioro progresivo de las fibras del ligamento que puede acelerarse por factores locales y sistémicos que contribuyen a la insuficiencia del ligamento. Asimismo, tanto los factores genéticos como los ambientales contribuyen al riesgo de rotura del  ligamento cruzado craneal. 

 

Por otra parte, según estudios sobre la rotura del  ligamento cruzado craneal en perros labrador, una raza de alto riesgo, se cree que es moderadamente hereditaria

 

Se ha informado también de una fuerte asociación entre la exposición a las gónadas, la edad en el momento de la extracción de las gónadas y la probabilidad de rotura del ligamento cruzado craneal, lo que sugiere que el riesgo puede estar bajo influencia endocrina. En los rottweilers, la alteración endocrina temprana durante el período de desarrollo (extirpación de las gónadas durante los primeros 24 meses de vida) se asoció negativamente con tres indicadores de susceptibilidad: mayor incidencia de rotura del  ligamento cruzado craneal; multiplicidad (es decir, rotura bilateral); y edad más temprana en el momento de la rotura inicial del  ligamento cruzado craneal.

 

Basándose en el vínculo observado entre el estado de las gónadas y la integridad del ligamento cruzado a lo largo de la vida, un grupo de científicos de EE UU ha realizado una evaluación inicial de la relación entre la paridad y la rotura del ligamento cruzado anterior en varias hembras de rottweiler.

 

Previamente, otro trabajo realizado por el mismo grupo de autores demostró que entre las perras que alcanzaron la madurez reproductiva (es decir, el tracto reproductivo intacto a los 24 meses de edad), las perras paridas tuvieron una reducción significativa del 93% en el riesgo de rotura del ligamento cruzado anterior en comparación con las nulíparas.

 

65 HEMBRAS DE ROTTWEILER

 

En este estudio ampliaron esos hallazgos iniciales para evaluar 65 perras rottweiler adicionales. Se comparó la incidencia de por vida de la rotura del ligamento diagnosticada por el veterinario en perras nulíparas y multíparas. 

 

Los investigadores obtuvieron datos sobre el historial reproductivo y el diagnóstico de rotura del ligamento durante la vida en el contexto de otras variables de exposición, incluida la condición corporal con sobrepeso, el patrón dietético, la actividad física habitual y la actividad laboral/deportiva, para abordar la pregunta de investigación: ¿El embarazo y el parto de crías vivas están asociados con una protección significativa o una mayor susceptibilidad a la posterior rotura del ligamento?

 

Con los datos obtenidos se generaron historias médicas y reproductivas detalladas de 33 rottweilers nulíparas y 32 paridas a partir de cuestionarios y revisión de registros médicos. Las entrevistas con los propietarios de perras en el grupo nulíparo sirvieron para limitar el sesgo de selección, confirmando que en ningún caso la razón de la nuliparidad se basó en la sospecha del propietario de que una perra tenía un mayor riesgo de ruptura del  ligamento cruzado craneal. 

 

El riesgo de ruptura del  ligamento cruzado craneal asociado con la paridad y otras variables de exposición se estimó utilizando modelos matemáticos. En general, se diagnosticó rotura de  ligamento cruzado craneal en 17 de 65 (26 %) perras. La edad media en la primera camada y la rotura de  ligamento cruzado craneal fueron 3,6 y 6,5 años, respectivamente. 

 

REDUCCIÓN SIGNIFICATIVA DEL 94 % EN EL RIESGO DE ROTURA DE LCC

 

En comparación con las perras nulíparas, las perras multíparas tuvieron una reducción significativa del 94 % en el riesgo de rotura de  ligamento cruzado craneal ajustado por la duración de la exposición ovárica, condición corporal con sobrepeso, patrón dietético, actividad física habitual y actividad laboral/deportiva. 

 

“La incidencia de ruptura del LCC 5,5 veces menor observada entre las hembras multíparas no pudo explicarse por las diferencias del grupo multíparas-nulíparas en otras variables de exposición que abarcan la dieta, la condición corporal y la actividad física”, han comentado los autores. 

 

Concretamente, en la exploración de los datos relacionados con la dieta, el consumo de alimentación cruda fue más común entre las hembras paridas que entre las nulíparas (56 % versus 36 %, respectivamente). Esta observación impulsó a los autores a explorar la relación entre la dieta cruda, la paridad y la rotura del ligamento, pero el consumo de dieta cruda no se asoció con la reducción del riesgo de rotura del ligamento, pero si encontraron la tendencia opuesta. En general, “las perras que tenían una ingesta esporádica o diaria de dieta cruda tuvieron un aumento de 1,4 veces en la probabilidad de rotura del ligamento en comparación con las perras que nunca consumieron dieta cruda”. Por ello, han comentado que los trabajos futuros deberían buscar evaluar más a fondo el posible papel del patrón dietético en la patogenia de la ruptura del  ligamento cruzado craneal.

 

Igualmente, los resultados del trabajo no respaldaron la noción de que las diferencias en las condiciones corporales de sobrepeso fueron un determinante subyacente importante en la asociación entre la paridad y la reducción del riesgo de ruptura del ligamento cruzado craneal.

 

En resumen, los hallazgos obtenidos, comentan los autores, “preparan el terreno para estudios en otras poblaciones de perros para establecer un posible nexo entre la paridad, la susceptibilidad a la ruptura del LCC y el riesgo de otros resultados de salud no reproductiva”.

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