Las infecciones bacterianas del tracto urinario (ITU) son una de las enfermedades diagnosticadas con mayor prevalencia en animales de compañía, que comúnmente se tratan con un régimen antibiótico provisional sin confirmación bajo el paraguas de la identificación microbiológica. La progresión de las ITU se puede atribuir a varios factores, entre ellos, las defensas del huésped comprometidas, la patogenicidad microbiana y las estructuras anatómicas anormales del tracto urogenital. La inmunosupresión permite que una infección bacteriana patógena u oportunista se adhiera, prolifere y persista dentro del tracto urinario.
Las causas de las ITU pueden ser endógenas o exógenas; sin embargo, la mayoría de los casos están correlacionados con factores exógenos. Además, la introducción de microorganismos patógenos a través de la uretra durante las operaciones de cateterización puede ocurrir y conducir a infecciones iatrogénicas del sistema urinario. La infección bacteriana es la causa infecciosa más reportada, particularmente Escherichia coli, que es un uropatógeno común en perros y gatos. Por el contrario, Enterococcus spp., Staphylococcus spp. y Proteus spp. son bacterias que aparecen con menos frecuencia en muestras de orina.
Los trastornos del tracto urinario se clasifican según la ubicación afectada en superiores (pielonefritis y ureteritis) e inferiores (cistitis y uretritis). Las anomalías clínicas más destacadas de los trastornos del tracto urinario inferior son disuria, hematuria, micción en lugares incorrectos, incontinencia urinaria y goteo de orina. El diagnóstico de estos trastornos se puede basar generalmente en hallazgos clínicos, análisis hematológico-bioquímico, análisis de orina, examen de sedimento, radiografía y ecografía.
ECOGRAFÍA COMO HERRAMIENTA DIAGNÓSTICA EN PROBLEMAS URINARIOS
La ecografía es una herramienta diagnóstica fundamental y un método no invasivo ideal para evaluar los trastornos del tracto urinario porque es fácil de usar, tiene un bajo costo y proporciona una alta resolución de contraste en tiempo real. La ecografía se utiliza comúnmente como la primera técnica diagnóstica en casos de hematuria o disuria, ya que mejora el diagnóstico de cistolitos, nefrolitos, masa renal, cistitis e hidronefrosis. Por otro lado, el cultivo microbiológico y las pruebas de susceptibilidad a los antimicrobianos se consideran los métodos estándar de oro para lograr un diagnóstico preciso de bacteriuria y obtener el mejor curso de tratamiento basado en un proceso de toma de decisiones para limitar la propagación de la resistencia.
La aparición de bacterias resistentes a los antimicrobianos en animales de compañía es una preocupación creciente en todo el mundo. Se pueden emplear varios agentes antimicrobianos en el tratamiento clínico de las ITU, incluidas las fluoroquinolonas, los aminoglucósidos, las β-lactáminas, las tetraciclinas y las sulfonamidas. Las ITU mixtas requieren un régimen de tratamiento más complejo, que con frecuencia implica múltiples agentes antimicrobianos dirigidos a varios patógenos, lo que puede aumentar la incidencia de resistencia a los antimicrobianos.
PROBLEMÁTICA DEL TRATAMIENTO ANTIMICROBIANO EMPÍRICO
El tratamiento antimicrobiano empírico para las ITU era común en la medicina veterinaria y, posteriormente, ha ayudado al desarrollo de bacterias resistentes a múltiples fármacos (MDR). La resistencia a los antimicrobianos (RAM) comenzó a restringir las opciones de tratamiento para las infecciones bacterianas y ha surgido como una preocupación mundial debido al mayor riesgo de fracaso terapéutico, el aumento de los costes del tratamiento y los problemas de salud pública.
Se ha observado una mayor frecuencia de resistencia dentro de los casos de ITU debido a menos regulaciones y programas de vigilancia ineficientes para la prescripción de antibióticos en animales de compañía. Por lo tanto, una mejor vigilancia y seguimiento de la resistencia, así como una prescripción de antibióticos más consciente, son esenciales para minimizar la aparición de RAM en el tratamiento clínico.
En este marco, un estudio reciente ha buscado detectar los problemas frecuentes del tracto urinario inferior asociados con la infección bacteriana y las anomalías ecográficas de dichos casos, así como investigar las bacterias comúnmente aisladas en muestras de orina obtenidas de pacientes caninos y felinos.
Se exploraron un total de 308 animales, incluidos 146 perros y 162 gatos de diferentes razas, sexos y edades.
E. COLI ES EL PATÓGENO MÁS PREVALENTE DETECTADO
El signo clínico más común asociado con los trastornos del tracto urinario inferior en los perros es la micción frecuente, mientras que en los casos felinos se observaron hematuria, disuria y micción menos frecuente. Otros signos clínicos fueron anorexia, vómitos y dolor abdominal.
Asimismo, descubrieron que la cistitis, el sedimento urinario y los cálculos quísticos son las anomalías ultrasonográficas más comunes asociadas con ITU bacterianas.
Las muestras de orina de casos caninos y felinos se sometieron a un examen microbiológico para la detección de diferentes patógenos bacterianos, ya sean gramnegativos o grampositivos.
Se obtuvieron ITU bacterianas en el 36,98 % y el 25,92 % de los casos en perros y gatos, respectivamente. Se detectó una baja tasa de infección mixta en los casos caninos (3,7 %). E. coli fue el patógeno más prevalente aislado en el 46,4 % y el 66,7 % de los aislamientos caninos y felinos, respectivamente, seguido de Proteus spp. en aislados caninos (16,1 %) y Klebsiella spp. en aislados felinos (14,3 %). Por su parte, Staphylococcus spp. fue aislado de casos caninos solo con la detección de cepas de Staphylococcus pseudintermedius resistentes a la meticilina (MRSP) en un 3,6 %.
Tras analizar los datos obtenidos del trabajo, los autores descubrieron que la mayoría de las cepas aisladas fueron resistentes a varias clases de antibióticos, particularmente β-lactámicos. Todas las bacterias gramnegativas fueron susceptibles a la amikacina, mientras que las cepas grampositivas exhibieron una sensibilidad del 100 % a la nitrofurantoína y al linezolid. No obstante, en términos generales, se informó de resistencia a múltiples fármacos en cepas caninas y felinas en un 64,3 % y 54,8 %, respectivamente. Estos hallazgos “prueban la necesidad crucial de restringir el consumo de antibióticos dependiendo del cultivo de orina y las pruebas de sensibilidad a los antibióticos”, ya que “existe un aumento en la frecuencia de resistencia a los antibióticos más comúnmente utilizados en el tratamiento de ITU caninos y felinos”, lamentan los investigadores.
Además, añaden que “la ecografía es muy útil para la identificación de varios trastornos del tracto urinario, en particular cistitis y cálculos quísticos”.