La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas crónicas más comunes en perros, con una prevalencia estimada de 0,62-0,75 % en la población canina general. El diagnóstico de epilepsia idiopática (EI) se basa en la exclusión de otras etiologías subyacentes para las que la resonancia magnética (RM) es esencial para el estudio diagnóstico y se considera parte del nivel de confianza de nivel II para el diagnóstico de epilepsia idiopática, según lo establecido por el Grupo de Trabajo Internacional sobre Epilepsia Veterinaria.
Tres objetivos principales de la RM avanzada en el animal epiléptico son descartar causas de convulsiones epilépticas que pueden tratarse con medios distintos a los medicamentos anticonvulsivos (ASM) únicamente (p. ej., enfermedad cerebral inflamatoria o infecciosa), identificar lesiones causadas por convulsiones epilépticas que no son en sí mismas la fuente de las convulsiones, y proporcionar datos para seguir avanzando en el campo de la investigación sobre la patogénesis y/o el tratamiento de la epilepsia.
Sin embargo, la resonancia magnética convencional o estructural carece de la especificidad para identificar muchos procesos patológicos debido a la superposición significativa en las características de las imágenes y la morfología de las lesiones entre las etiologías intracraneales en perros. Como tal, el estudio de la epilepsia idiopática (o "no lesional" en medicina humana) con resonancia magnética es un desafío, ya que esta afección a menudo se presenta con un cerebro de apariencia normal.
Las anomalías estructurales se identifican en solo el 2,2 % de los perros menores de 6 años con convulsiones epilépticas. Las estructuras específicamente involucradas incluyen el hipocampo, el giro cingulado y el lóbulo piriforme. Se han documentado cambios visibles posteriores a las convulsiones tanto en epilepsias idiopáticas como estructurales. Estos cambios son a menudo transitorios y probablemente representan una combinación de edema citotóxico y vasogénico asociado con un aumento del metabolismo energético, hiperperfusión e hinchazón celular como consecuencia de la actividad ictal, pero no representan el área de la corteza desde donde surgen y se propagan las convulsiones, llamada zona epileptogénica.
BUSCANDO LA ZONA EPILEPTOGÉNICA
El concepto de zona epileptogénica fue propuesto inicialmente en personas, y desde entonces se ha propuesto en la epilepsia canina para definirla como "la región de la corteza que puede generar convulsiones epilépticas y cuya eliminación o desconexión debería conducir a la liberación de convulsiones", y no puede identificarse en imágenes anatómicas de rutina.
La zona epileptogénica consta de cinco zonas corticales anormales diferentes: la zona sintomática, la zona irritativa, la zona de inicio de las convulsiones, la zona estructural anormal (lesión epileptogénica) y la zona de déficit funcional.
La zona de déficit funcional se define como "el área de la corteza que es funcionalmente anormal en el período interictal". Esta zona no solo se relaciona con lesiones estructurales (visibles en la resonancia magnética) sino también con lesiones microestructurales y áreas verdaderas de anomalías funcionales. Por lo tanto, las modalidades de imágenes capaces de detectar la zona epileptogénica son esenciales para realizar evaluaciones prequirúrgicas precisas y útiles para comprender la fisiopatología de la epilepsia canina y felina.
Además de identificar cambios no estructurales que pueden ayudar en la identificación de la zona epileptogénica, hay evidencia creciente de cambios estructurales dentro del hipocampo, lóbulos temporales o proporciones de materia blanca a gris en perros con epilepsia idiopática que no se correlacionan con la zona epileptogénica.
AVANCES EN LAS TÉCNICAS DE RESONANCIA MAGNÉTICA
Los avances en las técnicas de resonancia magnética también pueden ayudar a un examen más detallado de estas áreas, incluida la capacidad de evaluar alteraciones metabólicas, celulares, arquitectónicas y funcionales, así como alteraciones en las propiedades mecánicas de los tejidos. En consecuencia, una revisión realizada recientemente en EE UU se ha centrado en las nuevas técnicas de resonancia magnética que se utilizan para comprender mejor la epilepsia canina, que incluyen la espectroscopia de resonancia magnética (MRS), la obtención de imágenes ponderadas por difusión (DWI), la obtención de imágenes por tensor de difusión (DTI), la obtención de imágenes ponderadas por perfusión (PWI), la morfometría basada en vóxeles (VBM) y la resonancia magnética funcional (fMRI); así como las técnicas aplicadas en medicina humana y su posible uso en especies veterinarias.
En este sentido, comentan que la resonancia magnética basada en la difusión, como la imagen ponderada por difusión (DWI) y la imagen del tensor de difusión (DTI), puede identificar la variación en las características de difusión de los compartimentos de agua intra y extracelular, y el intercambio de agua a través de límites permeables, basándose en la sensibilización del movimiento de las moléculas de agua.
Se ha demostrado que las convulsiones epilépticas inducen edema citotóxico, por lo tanto, la DWI es muy sensible al daño neuronal secundario a la actividad convulsiva. En consecuencia, esta técnica “se está aplicando en medicina humana y veterinaria para proporcionar información adicional sobre los cambios patológicos en curso secundarios a la actividad convulsiva”.
Otra de las técnicas repasadas por los autores en la revisión es la elastografía por resonancia magnética (ERM), una técnica de imágenes en rápido desarrollo que se utiliza para evaluar cuantitativamente las propiedades mecánicas de los tejidos in vivo. Hasta la fecha, los autores de la revisión explican que “solo hay un único resumen publicado sobre la capacidad de realizar ERM en el cerebro canino, que demostró variación en la rigidez del tejido en las regiones. Por lo tanto, “muestra promesa para el uso de esta técnica en neuroimagen veterinaria”.
Así, los autores resumen que la epilepsia idiopática canina suele ser un diagnóstico de exclusión y, en la mayoría de los pacientes, “los cambios potenciales asociados con la actividad de las convulsiones epilépticas pueden pasarse por alto en la resonancia magnética de rutina”.
Por lo tanto, explican que “es posible que se requieran técnicas de diagnóstico por imágenes más novedosas para detectar lesiones en pacientes con cerebros estructuralmente normales visualizados con resonancia magnética tradicional”. Estas técnicas novedosas, apuntan, brindan a los veterinarios y a los investigadores “oportunidades para mejorar las capacidades de diagnóstico y ampliar el conocimiento de la planificación y el seguimiento terapéuticos específicos tanto en la epilepsia humana como en la canina”.