El agotamiento es una preocupación en todos los entornos de trabajo, sin embargo, es de particular preocupación en las profesiones de atención médica como la medicina veterinaria, donde los niveles han aumentado desde la pandemia. Además, es un fenómeno muy común en profesiones con grandes responsabilidades y alto nivel de interacción con los usuarios.
El "burnout" o síndrome del quemado está caracterizado por tres dimensiones: sentimiento de agotamiento, distanciamiento con el trabajo y escepticismo y reducción de la eficacia profesional. La maestra en educación por la Universidad del Valle (UVM), Myriam Ávila Uribe, califica a este síndrome como "invisible e intangible". De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), desde antes de la pandemia por Covid-19, México es uno de los países con mayor fátiga por estrés laboral, superando a China y Estados Unidos de América. Cerca del 75 % de los trabajadores mexicanos ya lo padecía y el sector profesional más afectado ha sido el personal de salud.
“Tienes que estar muy atento a tus pensamientos y emociones para darte cuenta cómo estás. Por ello es importante tener técnicas que te sirvan de escape”, explica Ávila Uribe en declaraciones para Diario Veterinario, añadiendo que este síndrome se refleja a través de actitudes como no comer adecuadamente, problemas para conciliar el sueño y especialmente dificultad para tomar decisiones.
Asimismo, destaca que el principal factor que predispone a sufrir Burnout es la forma de reaccionar a los acontecimientos. Interpretar la realidad desde la autoexigencia y la ausencia de respeto propio da cabida a la aparición de este trastorno.
“En todos los centros laborales debería haber una infografía tamaño mural que mostrara la definición de la inteligencia emocional, el manejo de emociones, qué es gestionar; es tan sencillo gestionar una emoción y no lo sabemos hacer; gestionar una emoción es reconocerla. Las emociones no se controlan, porque si tú la controlas, la dejas allí, y si la dejas allí, te enferma; la emoción se gestiona, es decir, se libera”, expresa.
ALTAS TASAS DE SUICIDIO ENTRE VETERINARIOS
La falta de herramientas de autorregulación provoca que muchos veterinarios no descubran que se encuentran mal hasta llegar a una crisis, la cual puede terminar, lamentablemente, en un suicidio, “porque no tenemos la cultura de voltear a ver nuestra salud mental”, señala Ávila Uribe.
Según recoge una investigación publicada en Journal of the American Veterinay Medical Association, la tasa de suicidio entre los veterinarios es superior a la media de la población. Según las razones de mortalidad estandarizadas, de 2003 a 2014, los veterinarios fallecieron por suicidio 1,6 veces más que la población general, y las veterinarias 2,4 veces más. Durante ese mismo periodo, los técnicos veterinarios se suicidaron cinco veces más y 2,3 veces más las mujeres.
Otra publicación de la misma revista concluyó que “entre 1979 y 2015, los veterinarios tanto hombres como mujeres se suicidaron entre 2 y 3,5 veces más a menudo que el promedio nacional de la población de los Estados Unidos, respectivamente”.
“Nos la pasamos empoderando a todo el mundo y ese es un gran problema, porque mis emociones son eso, mis emociones, pero las vamos dejando por todos lados. Las personas pueden hacer lo que quieran y otra cosa es mi emoción. Eso es difícil de separar porque en México tenemos una cultura jerárquica, inmediatamente una persona es jefe y se le sube de nivel y lo que diga es ley, raramente se le cuestiona. Por eso es importante para la salud mental darse cuenta desde dónde se está interactuando con la situación”, comenta Ávila Uribe, dejando en evidencia a los aspectos culturales como otro factor predisponente. Además, las mujeres son el grupo que más lo padece en México “porque culturalmente a nosotras se nos da otro tipo de mensajes”, añade.
Ávila Uribe explica también que existe la NOM-035-STPS-2018 como parte de las acciones gubernamentales para identificar los factores de riesgo psicosocial en los centros de trabajo. Sin embargo, esta era una norma pensada para 2019, año en el que no se esperaba la llegada de la pandemia por Covid-19. Tras ese acontecimiento, las necesidades en cuanto a salud mental han cambiado considerablemente.
CÓMO PREVENIRLO Y ATENDERLO
Una de las situaciones que puede generar estrés en los veterinarios es un mal trato por parte de los clientes, por lo que la maestra en educación recomienda practicar una comunicación asertiva y siempre “dar un cierre” en toda conversación, es decir, no dejar espacio a dudas e inquietudes al propietario del animal.
Para aliviar el estrés en este tipo de hechos, la licenciada en comunicación recomienda técnicas físicas para lograr el mindfulness porque se trata de focalizar la atención en el momento presente, aceptarlo sin más, sin intentar cambiar ni juzgar nada. Una de ellas es la respiración del mar u oceánica, que consiste en destinar el mismo tiempo de inhalación a la exhalación y a partir de esto el hemisferio derecho, encargado de llevar el aspecto emocional, se nivela a la par del izquierdo (racional). Mientras que la respiración del fuego es una estrategia útil para la depresión, pues consiste en activar la energía tomando de impulso el ombligo para exhalar de una forma más vigorosa y rápida. Otras técnicas pueden ser la aromaterapia y la musicoterapia.
Cuando un trastorno mental limita las actividades diarias, se considera la baja médica como una opción en lo que la persona afectada mejora su estado de salud. La Ley Federal del Trabajo permite solicitar diferentes permisos laborales; en caso de enfermedad, se pueden obtener hasta 60 días, siempre y cuando el seguro social mexicano emita un certificado de incapacidad.
Sin embargo, Ávila Uribe advierte que no es una solución viable para todos, pues puede “significar la pérdida del trabajo y eso genera un estrés y un duelo. Funciona cuando existe un plan b, cuando hay un soporte familiar y amistoso, pero no todo el mundo tiene esta posibilidad”.
GENERAR MAYOR CONCIENCIA
La experta anima al gremio veterinario que “se volteen a ver, tanto el veterinario a sí mismo como las asociaciones, las organizaciones y la gente que trabaja con ellos”. “Estamos llegando a cifras alarmantes, no hay una conciencia del ser, de la persona que está allí, y se vuelve un círculo vicioso, porque como no se llega a las metas, se exige más y más, cuando lo que se tiene que hacer es una pausa y reinventar las formas”. Evidencia de los dígitos inquietantes que se están alcanzando en México son dos casos que la especialista conoció de cerca, uno de ellos dentro de su familia.
Puesto que Ávila Uribe es cercana al gremio, compartió con Diario Veterinario que actualmente la Federación de Colegios y Asociaciones de Médicos Veterinarios Zootecnistas de México A.C. (FedMVZ) trae en puerta un ciclo de conferencias y actividades en torno a este tipo de problemáticas entre los veterinarios, por lo cual, se puede decir que ya comienza a existir más consciencia sobre el tema y más atención hacia él en el país.
Como último, la maestra recomienda a los estudiantes de Veterinaria que no han experimentado ansiedad o estrés: “observar sus pensamientos, cómo te hablas y cámbialo, esa es la maravilla de la neuroplasticidad”, esto debido a que, en ocasiones, se trata más bien de una interpretación distorsionada que de la realidad. “A nadie le importa más tu salud mental que a ti mismo. Es importante que la gente empiece a trabajar en ella. Somos importantes por lo que somos, no por lo que hacemos”.